Regreso hoy con una séptima toma de las Historias Triviales. Ya sabéis cómo va esto: son diez anécdotas históricas que cuando menos a mí me llaman la atención, y que os cuento aquí en pequeñas diócesis. No obstante, el asunto enduring proviene del hecho de que una de estas historias es total o parcialmente falsa. Queda, pues, el reto de descubrirla, cosa que normalmente pasa al rato de publicar el post, la verdad.
Tengo sentimientos encontrados sobre la serie de hoy. A ratos me parece que la sorpresa del roscón es bastante obvia, y a ratos me digo que, en realidad, es dificililla. En fin, ya veremos.
Lee, pues.
1.- Las personas del la Edad Media practicaban muy frecuentemente el coitus interruptus como método anticonceptivo. Pero no lo llamaban así. Lo llamaban sexo in femoribus. Literalmente, sexo entre las piernas.
2.- El Papa Inocencio III, que lo fue de 1198 a 1216, estaba tan impresionado con la capacidad mortal de las ballestas usadas en las batallas medievales que dictó una bula prohibiendo que fuesen usadas por cristianos contra otros cristianos. Literalmente, no le hizo caso ni dios.
3.- Todos sabemos que Carlos de Habsburgo, además de rey de España, fue titular del Sacro Imperio. Sin embargo, en realidad ese mando se produjo con fuertes corrientes en contra, pues lo cierto es que ninguno de sus abuelos quería que fuese emperador. Fernando de Aragón nunca escondió su preferencia por el hermano de Carlos, Fernando, quien terminaría por ser emperador tras la abdicación de su bro. En cuanto a Maximiliano de Habsburgo, padre de Felipe el Hermoso, no es que no le gustase que Carlos llegase a emperador; es que estaba convencido de que no tenía derechos para ello, porque lo consideraba un bastardo. En efecto, Maximiliano dudó toda su vida de que Carlos fuese hijo natural de su hijo, a pesar que que Juana de Castilla, su mujer, bebía los vientos por él y difícilmente lo habría engañado. Sin embargo el emperador, cuando Carlos fue creciendo y mostró muy poco interés por la caza, decidió que no podía ser un Habsburgo de pura cepa.
4.- Aunque no haya estadísticas oficiales al respecto, la probablemente mayor catapulta construida nunca, al menos en occidente, lo fue en 1304 y a las expensas del rey inglés Eduardo I. Eduardo fue el rey al que le tocó luchar contra William Wallace, el señor de la guerra escocés recreado, con muuuucha imaginación, en la película de Mel Gibson Braveheart. Tras ganar básicamente la guerra contra Wallace, el último bastión escocés que se le resistía a los ingleses era el castillo de Sirling. Por cuatro meses, sin embargo, la fortaleza resistió a los bombardeos ingleses, hasta que el rey le encargó a su ingeniero jefe, James of St. George, que construyese una catapulta tocha de cojones.
El resultado fue Warwolf, y debía de ser tan impresionante que los escoceses pidieron la rendición casi nada más verla.
5.- En junio de 1972, con precisión alemana, cayeron casi de una tacada todos los líderes de la RAF o Rote Armee Fraktion (Fracción del Ejército Rojo), más conocida como banda Baader-Meinhof. Andreas Baader,. el líder, fue detenido el 1 de junio en Frankfurt en compañía de otros dos pavos como él: Holger Meins y Jan-Karl Raspe. El día 7 y en Hamburgo, la que caía en manos de la policía era Gudrum Ensslin, la amante de Baader. En libertad ya sólo quedaba Ulrike Meinhoff; pero el día 15 la policía la localizó en Hannover.
De los cinco terroristas, sólo cuatro fueron juzgados, puesto que Holger Meins llegó a un acuerdo con la Fiscalía. El juicio se celebró tres años después de las detenciones en Stuttgart porque, al no tener Alemania una figura como la Audiencia Nacional española, hubo de escogerse la sede judicial donde los terroristas habían cometido su acción más sangrienta (el asesinato de cuatro militares estadounidenses).
Los jueces alemanes, sin embargo, llegaron pronto a la conclusión de que el juicio planteaba enormes problemas de seguridad. Aunque descabezada, la Baader-Meinhof seguía teniendo activos sueltos por ahí; pero lo más importante eran sus conexiones con otros grupos territoristas, como el palestino Septiembre Negro o el famoso terrorista venezolano Carlos, Illich Ramírez Sánchez, quien había actuado como intermediario entre la Baader y otras organizaciones terroristas para pasarles las armas que los alemanes habían robado en alguna de sus acciones. El juicio era, pues, susceptible de ser atacado; así pues, por mucho que buscaron, las autoridades no encontraron una sala que pudiera ser protegida adecuadamente.
Lo solucionaron a la alemana: construyendo un juzgado completamente nuevo.
Se construyó un complejo totalmente aislado en el barrio de Stammheim, donde ya existía una cárcel. Más que un juzgado, parecía un campo de concentración: rodeado de altos alambres de espino, tenía esas típicas torretas con focos de las pelis, y constantes patrullas con perros rodeando el perímetro.El techo se construyó con una mezcla de plástico súper duro y acero, para prevenir los bombardeos. Los periódicos se inventaron (la cabra tira siempre al monte) que se había construido incluso un pasadizo subterráneo para el traslado de los acusados desde la cárcel hasta el tribunal. No hay tal; los llevaron en furgón, como a todo dios.
La movida costó cuatro millones de dólares de la época; un jodido pastón.
6.- Éste es el sepulcro de María Magdalena Langhans, mujer que fue del pastor de la iglesia reformada suiza de Hildenbank a mediados del siglo XVIII. Tenía 28 años cuando murió del parto de su hijo.
7.- El marqués de Salamanca, José de Salamanca y Mayol, fue uno de los hombres más ricos de su tiempo, en el siglo XIX. Inversor, emprendedor y político, hizo mucho dinero, de forma legal, semilegal y alegal, como se corresponde a su siglo (bueno, en realidad, a todos).
Como hombre rico que era, estaba interesado en la ostentación de la riqueza; y, en el Madrid de su tiempo, pocas cosas daban más pote que tener abonado un palco en el Teatro Real. Nobles y burgueses adinerados, hace ciento y pico de años como hoy en día (ya con mucha menor presencia de los nobles) se daban de tortas para conseguir un palco, que utilizaban para el networking, y también para las relaciones sociales, pues costumbre era entonces la de pasar, en los entreactos, a rendir visita a las damas en sus palcos.
Salamanca, como millonario que era, no tenía un palco; tenía varios. Varios palcos que, sin embargo, tenían una característica fundamental: don José siempre los abonaba unos encima de otros, nunca unos al lado de otros ni enfrentados. ¿La razón? Sencilla: quienes más acudían invitadas a esos palcos eran sus amantes. Salamanca no quería que tuvieran contacto visual.
8.- Jacinto Benavente, además de dramaturgo muy famoso en su época, era una persona extraordinariamente ocurrente, que siempre tenía la apostilla inesperada para el menor de los detalles. En una ocasión, estando en un cafetín durante una tertulia literaria, él y el hombre que estaba tomando café con él vieron pasar a una mujer ricamente enjoyada y embutida en un carísimo abrigo de pieles. El amigo de Benavente comentó: "esa dama lleva encima todo un capital". A lo que Benavente retrucó: "no entiende usted mucho de economía, amigo mío. El capital es lo que está dentro. Lo que usted ve son los intereses".
9.- Estando ya en el poder, los ingleses maquinaron un proyecto para matar a Napoleón Bonaparte, proyecto que contó con la colaboración de monárquicos franceses. Fabricaron un carmín de labios venenoso. Pretendían reclutar a una prostituta que se lo pusiera y luego sedujese al general, matándolo, literalmente, a besos.
10.- Susan B. Anthony, una de las sufragistas más importantes de la Historia de este movimiento, dijo una vez: "la bicicleta ha hecho más por emancipar a la mujer que cualquier otra cosa en el mundo". Teniendo en cuenta la mitología guarra que rodea a la bicicleta (sin sillín) y sus usuarias, puede ser fácil caer en la tentación de pensar que la cosa va por ahí. Pero no es cierto. Es totalmente cierto que la bici hizo un gran papel a la hora de emancipar a la mujer; pero fue, más que nada, porque en los tiempos en que se generalizó, todavía en el siglo XIX y primeras décadas del XX, resultaba inconcebible que la mujer condujese vehículos a motor. La bicicleta, pues, era el instrumento absolutamente necesario para aquella mujer que quisiera ir donde le apeteciera.
Voy a decir la 2, que veo algún palito mal colocado, pero la 3 no la había oído nunca.
ResponderBorrarYerro, y yerro.
BorrarPues conocía la prohibición del segundo Inocencio (en 1139) pero no la del tercero.
BorrarYo voto por la nueve, porque parece de sentido común que ninguna mujer se prestaría a ello por la alta probabilidad de envenenarse ella misma.
ResponderBorrarEs cierto eso que dices, porque el plan no se pudo llevar a cabo porque los ingleses no encontraron ninguna prostituta francesa idiota. Pero el plan existió.
BorrarBueno, veo que esta vez era dificilillo, así que aquí voy a dejar la solución.
ResponderBorrarDecía que a ratos la cosa me parecía fácil porque es relativamente fácil concluir que, en un tema de terrorismo como fue el de la Facción del Ejército Rojo, Alemania jamás dejaría a la Fiscalía pactar con un acusado.
Holger Meins no fue juzgado finalmente. Pero no porque llegase a un acuerdo con la Fiscalía, sino porque falleció de resultas de una huelga de hambre. La Fiscalía alemana, de hecho, nunca se planteó pactar con ninguno de los miembros principales de la banda Baader-Meinhof.
Espero que tengamos tiempo de contar esta movida a fondo, porque tiene mucha tela que cortar.
Vi lo de la obra en Stammheim y ni me fijé en lo de Meins.
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