La declaración de Salamanca
El tablero ibérico
Castilla cambia de rey, y el Papado de papas
Via cessionis, via iustitiae y sustracción de obediencia
La embajada de los tres reyes
La vuelta al redil
A Italia
El rey de Castilla pierde la paciencia
La vía conciliar se abre camino
Los preparativos de Constanza
Pedro de Luna pierde pie
El rey de Castilla pierde la paciencia
La vía conciliar se abre camino
Los preparativos de Constanza
Pedro de Luna pierde pie
Catalina se pone de canto
Los cardenales, a lo suyo
La cosa se pone violenta
El concilio de Pavía-Siena
Benedicto la casca, y Eugenio se la envaina
Los cardenales, a lo suyo
La cosa se pone violenta
El concilio de Pavía-Siena
Benedicto la casca, y Eugenio se la envaina
Las cosas iban de mal en peor. En el concilio, y fuera del concilio,
reformadores y pontificios se atacaban continuamente unos a otros. De
hecho, estos enfrentamientos se produjeron, en el inicio de 1433,
incluso delante del propio rey castellano, quien quedó impresionado
por las fuertes disensiones en la Iglesia que demostraban aquellas
querellas. El abad de Bonneval había exigido ante el rey castellano
un gesto claro de apoyo a las intenciones del Papa mediante el
nombramiento de los oportunos embajadores para el concilio; pero la
potencia política europea se resistió y, de hecho, las cosas no
cambiaron hasta que no llegaron de Basilea noticias de que el Papa
había llegado a entenderse con los conciliares suizos.