lunes, mayo 12, 2025

Viet Nam antes de Viet Nam (12): Puchimones contra podemitas




Las primerasrelaciones
Reyes y revoluciones
Nunca te fíes de un francés
Nguyen Ai Doc
Tambores de guerra
El tsunami japonés
Grandeza y miseria de la Kempeitai
El Viet Minh
Los franceses hacen lo que mejor saben hacer (no definirse)
Dang vi qui, o sea, naniyori mo hitobito
El palo y la zanahoria comunistas
Puchimones contra podemitas
Aliados a pelo puta
Franceses y comunistas chapotean para no ahogarse
Vietnamitas listos + británicos estúpidos + periodistas gilipollas = muertos a decenas
Si tu ne voulais pas de bouillon, voici deux tasses
Francés busca indochino razonable
Los problemas del comunismo que se muestra demasiado comunista
Echa el freno, Madaleno
El factor chino
El factor USA
El problema de las tres mareas
Orchestal manoeuvres in the dark
O pacto, o guerra
Buen rollito por cojones
El acuerdo de 6 de marzo
El Plan Cédiletxe
No nos queremos entender
Dalat
Las inquietudes y las prisas del almirante D’Argenlieu
Calma tensa
La amenaza nacionalista
Fontainebleau bien vale unos chinos
Francia está a otras cosas
Memorial de desencuentros
Maniobras orquestales en la oscuridad (sí, otra vez)
El punto más bajo de la carrera de Ho Chi Minh
Marchemos todos, yo el primero, por la senda dictatorial
El doctor Trinh, ese pringao
Allez les bleus des boules!
D’Argenlieu recibe una patada en el culo de De Gaulle
París no se entera
Si los Charlies quieren pelea, la tendrán
Give the people what they want
Todas las manos todas, amigo vietnamita
No hay mus
El comunista le come la tostada al emperador
El momento del general Xuan
Conditio sine qua non con un francés: cobra siempre por adelantado
La ocasión perdida
El elefante chino entró en la cacharrería 


 


La Kempeitai estaba convencida de que el Viet Minh tenía las de ganar, sobre todo en el Tonkin. Y, por ello, inició una política generalizada destinada a introducir gente suya en los comités revolucionarios que surgían en todas partes. El 16 de agosto, los japoneses transfirieron todas las competencias del gobierno general a Phan Ke Toai el Tolai y liberaron a todos los prisioneros políticos. El 17 por la mañana celebró sesión la Asamblea Consultiva del Tonkin. A mediodía, 20.000 personas se manifiestan delante del Teatro Municipal; y es la primera vez que el Viet Minh aparece en la cabecera, con sus banderas y sus eslóganes. En una escena muy parecida a la proclamación de la II Repu española en 1931, los principales líderes comunistas entraron en el edificio y se dejaron jalear desde la gran balconada principal, en plan Pepe Ysbert en Bienvenido Mr. Marshall. Hanoi se llenó de personas y grupos llevando banderas rojas a tutti quanti, mientras los policías japoneses los miraban impávidos, sin moverse, con esa cara de póker que sólo sabe poner un japonés (hasta los actores porno la ponen). Fan Qué Tolai, o sea, Phan Ke Toai, el Portela Valladares vietnamita, cuando ve el aspecto que está tomando la cosa, se jiña por sus panties tonkineses, y entrega los poderes, que asimismo le han entregado los japoneses, a un Directorio Provisional, tras lo cual se abre.

El día 19, toda Hanoi es comunista. En ese día y a esa hora, todos los viet nacionalistas, acojonados en la habitación más interior de sus casas, están pagando las consecuencias de haber apostado por el sashimi en lugar del borsch. Las secciones de asalto Viet Minh toman todos los organismos y lugares importantes, ante la mirada impasible de los japoneses, parados en la calle, como si fuesen muñecos esculpidos. De hecho, tras unas horas de negociación, incluso le abrieron a los insurgentes los cuarteles de la Guardia Indochina para que se llevaran las armas; lógico pues, como os he dicho, estaban jugando a que la revolución asiática no se detuviese.

El 20 de agosto, el Viet Minh es dueño de todo Hanoi; es un momento en el que, tal vez en contra del criterio de los grandes jefes, diversos franceses residentes en la ciudad fueron molestados e incluso agredidos.

El día 21, en la Universidad de Hanoi, se celebra una reunión “de todas las fuerzas y sensibilidades” vietnamitas, una especie de mega-círculo podemita a lo puto bestia pero, como Podemos, en realidad manejado por cuatro. Allí se aprueba una moción en la que se aboga por la unificación del Tonkin, Annam y Conchinchina “bajo la égida de un gobierno que merezca el apoyo de las masas, con el objeto de establecer relaciones con otros Estados y establecer la independencia nacional”.

Y sigue: “Visto que en Annam y Conchinchina todos los partidos esperan que el Viet Minh tome el poder en sus manos: exigimos la abdicación del emperador de Annam y la instauración de un régimen republicano que ponga el poder en manos de un gobierno provisional formado por el Viet Minh”. Asimismo, se demandaba del Viet Minh que abriese inmediatamente negociaciones con el resto de formaciones para formar dicho gobierno provisional.

La reunión de la Ciudad Universitaria, como veis, quizá no fue tan ecuménica como ella misma se formulaba. Pero, claro, eran tiempos caóticos. Y los únicos que hubiesen podido enderezar aquello, no querían.

En realidad, dos semanas antes de que se enviase el telegrama a Hue intimando a Bao Dai a abdicar, el día 7, el gobierno Tran Trong Kim, como obvia respuesta a la bomba de Hiroshima, había presentado su dimisión en bloque, pero Bao Dai les había rogado que esperasen un poco, no se sabe muy bien a qué. El 16 de agosto, Tran, ya totalmente enfrentado con los japoneses (que, entre otras cosas, le han prohibido difundir la capitulación), se coloca del lado independentista, y el 18 crea un Comité de Salud Nacional multipartidario.

El objetivo de Tran, en ese momento, es que sea el rey quien consiga la independencia de Viet Nam. Todos son conscientes de que aquello es una carrera entre los comunistas y ellos; y en Hue pensaban que, al ser ellos los que eran un Estado y un gobierno como tal constituido, llevaban cierta ventaja. Bao Dai le escribió sendas cartas a Truman, al rey de Inglaterra, a Chang Kai Chek y al general De Gaulle, intimándoles a firmar al pie de la independencia vietnamita en las manos de su rey. Pronto, sin embargo, el mandarinato se dio cuenta de que el Viet Minh jugaba con más ventaja de la que parecía. Buena parte de su éxito en el Tonkin se había debido al apoyo de los aliados desde el norte (China e, indirectamente, la URSS; y los EEUU); y eso les daba mucha fuerza. Así las cosas, Bao Dai, el 22, llama a consultas al Viet Minh para encargarle la formación del gobierno; pero es en medio de ese proceso cuando el telegrama con las decisiones de la Ciudad Universitaria de Hanoi llega a palacio, y el emperador se da cuenta de que el Viet Minh quiere la abdicación.

Entre los mandarines, el pesimismo se consolidó rápidamente. Especialmente el jefe de gabinete del emperador, Pham Khac Hoc. Intiman al emperador a ceder. El día 24 de agosto, Bao Dai anuncia que ya había tomado la determinación de abdicar, y se hace un Alfonso XIII: no quiero ser un obstáculo para la liberación del país, bla. Eso sí, el emperador consideraba que, en lugar de proclamarse la república porque sí, lo que habría que hacer era un referendo entre la población. Asimismo, intimó a los miembros del Viet Minh para desplazarse lo antes posible a Hue para la transferencia de poderes. Ni cortos ni perezosos, en 24 horas Tran Huy Lieu y Cu Huy Can llegaron a Hue. El emperador se fue sin un ay.

El verdadero problema estratégico lo tenía el Viet Minh en Conchinchina, donde su penetración como movimiento era bastante modesta. Por eso, lo que terminó por hacer fue penetrar y tratar de fagocitar a una activa formación nacionalista, la Juventud de Vanguardia, normalmente conocida por las siglas TNTP, y de la que ya hemos hablado. El jefe de la TNTP, el doctor Pham Ngoc Thach, era una especie de Juan Negrín. En Conchinchina, por lo demás, los japoneses querían jugar el mismo juego que en Hanoi: transferir todos los poderes a los vietnamitas, y lo antes posible. Sin embargo, era más difícil porque en el sur, como os he dicho, la prevalencia del Viet Minh no estaba nada clara.

El 14 de agosto se formó en Saigón un Frente Nacional Unificado, bajo el patrocinio y la vigilancia de los japoneses. Dentro de esta organización estaba el Partido Vietnamita de la Independencia del doctor Ho Van Nga, las Juventudes de Vanguardia, los sindicatos de funcionarios y los intelectuales, el Cao Dai, el Phuc Quoc, los Hoa Hao, y los trotskistas del grupo La Lucha. Era una unión bastante poderosa en la calle, sobre todo por la capacidad y los recursos con que contaban tanto las Juventudes de Vanguardia como, sobre todo, el Cao Dai.

Todas estas fuerzas formaron el día 16 una especie de gobierno ejecutivo. En realidad, estaban esperando la llegada de un delegado imperial desde Hue, Nguyen Van Sam; pero dada la situación que a esas alturas tenía la monarquía, en realidad que no hubiese llegado no le importó una mierda a nadie. Ho Van Nga, que hemos dicho era el líder del Partido de la Independencia, se posesionó del puesto de Delegado Provisional o Kham Sai. Tran Van An recibió el cargo de presidente del Consejo de la Conchinchina; y, para mantener el orden, nombraron prefecto del área de Saigón-Cholon a Khe Van Can. Todos estos nombres tenían un factor común: su perfil básicamente nacionalista, puchimones de ojos rasgados, que con ello concitaba la confianza de los japoneses. De hecho, los nipones comenzaron muy rápidamente a transferirles competencias a cascoporro. En el marco de una situación bastante caótica, los Juventudes de Vanguardia se dedicaron, con la disculpa de que estaban buscando armas ocultas, a ir a las haciendas de los franceses ricos, a los que robaron hasta los pañales usados.

Durante todo este rato, el Viet Minh estuvo callado y en la clandestinidad. Pero el día 21, el mismo de la reunión de la ciudad universitaria de Hanoi en el que se abogó por la abdicación imperial, los comunistas empapelaron Saigón con carteles en los que venían a recordar que quien tenía el apoyo de la URSS, de los chinos y de los estadounidenses, eran ellos. El día 22, los comunistas provocaron una reunión con los dirigentes del Frente Unificado. En dicha reunión, las gentes de Ho Chi Minh, con bastante razón, le explicaron a los nacionalistas que su fuerza era consecuencia de una cosa: el apoyo japonés, que cada vez tenía menos valor. Así las cosas, razonó el Viet Minh, era necesario entrar en contacto con la Comisión del Armisticio aliada. Si seguís por este camino, les vinieron a decir, los aliados comenzarán a concebir el movimiento independentista vietnamita como cosa de los japoneses (cosa que en buena parte era), y se pondrán de canto.

La jugada le salió perfecta a Ho. Los partidos adheridos al Frente Unitario decidieron adherirse al movimiento Viet Minh, atraídos por el hecho de que tuviese la vitola de pro aliado.

El 25 de agosto, en Saigón, se celebró una impresionante manifestación, que duró nueve horas, totalmente mayoritaria, al lado de la cual la mejor Diada en Barcelona aparece como una reunión de consuegras. Pero la manifestación estuvo monopolizada por las banderas rojas de los comunistas. En apenas días, el Viet Minh había conseguido aparecer en Conchinchina como una organización igual de implantada que en el Tonkin. En el Palacio del Gobierno se instaló un Comité Ejecutivo Provisional del Sur de Viet Nam. Tenía 9 miembros, 7 de ellos comunistas. Tran Van Giau asumió la Presidencia y la jefatura militar; el doctor Trach fue comisario de Asuntos Extranjeros; Nguyen Van Tao, un sindicalista que venía de estar cinco años en Poulo Condor, fue nombrado secretario general y Comisario de Interior; Huynh Van Tieng, también sindicalista, comisario de Propaganda; Duong Bach Mai y Nguyen Van Tai, este último colaborador estrecho de Giau, comisarios administrativos de las regiones orientales y occidentales, respectivamente. En suma, el control Viet Minh del gobierno conchinchino, así como de la confluencia independentista, fue total.

Quedaba, sin embargo, la formación del gobierno general de la República. Tras días de dimes, diretes y muchos rumores, el 29 de agosto se anunció la formación del Ejecutivo, con los siguientes miembros:

Presidente y ministro de Asuntos Exteriores: Ho Chi Minh

Ministro del Interior: Vo Nguyen Giap

Ministro de la Defensa Nacional: Duong Duc Hien

Ministro de Justicia: Vu Trong Khanh

Ministro de Obras Públicas: Dao Trong Kim

Ministro de Propaganda: Tran Huy Lieu

Ministro de Economía: Nguyen Manh Ha

Ministro de Asistencia Social: Nguyen Van To

Ministro de Higiene: Pham Ngoc Thach

Ministro de Trabajo: Le Van Hien

Ministro de Finanzas: Pham Van Dong

Ministro de Educación; Vu Dinh Hoc

Ministro sin cartera: Cu Huy Can

Ministro sin cartera: Nguyen Van Xuan

El ciudadano Vinh Thuy, que era el nombre civil que había adoptado el ex emperador Bao Dai, fue nombrado Consejero Supremo del Gobierno.

El 2 de septiembre de 1945, el gobierno Ho Chi Minh proclamó solemnemente en Hanoi la independencia del Viet Nam. Su declaración fue una crítica muy acerada del colonialismo francés, y un signo bastante claro de que, cuando menos en ese momento, los comunistas se consideraban suficientemente fuertes como para romper con París. El 11 de septiembre, los comunistas celebran un congreso partidario en el que aprueban una resolución por la cual los comunistas asumen en exclusiva la dirección del movimiento Viet Minh.

Ho Chi Minh, pues, había decidido ir al copo. Estaba convencido de que había realizado un montaje sólido e invencible que, por lo tanto, cuando los aliados llegasen al teatro indochino, siguiendo la retirada japonesa, no podrían sino avalar y aceptar. Bueno, de hecho, estaba convencido de que los aliados querían aceptar el orden de cosas que proponían los comunistas para el Viet Nam. No mucho tiempo después, en París, esa ciudad que seguramente Ho Chi Minh no contaba, en septiembre de 1945, con tener que visitar nunca, el líder comunista indochino le confesará con un susurro al inspector de policía que le acompañaba para su seguridad: “Acabo de firmar mi sentencia de muerte”. Por mucho que esa frase era ya una exageración cuando fue pronunciada y, desde luego, no fue profética, lo que sí es cierto es que, en septiembre de 1945, Ho Chi Minh creía tener muchos más triunfos en la mano de los que realmente tenía. Y, claro, no tardaría en darse cuenta.

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