jueves, octubre 31, 2024

Mao (42): ¿Por qué no te llevas la momia de Stalin, si tanto te gusta?

Papá, no quiero ser campesino
Un esclavo, un amigo, un servidor
“¡Es precioso, precioso!”
Jefe militar
La caída de Zhu De
Sólo las mujeres son capaces de amar en el odio
El ensayo pre maoísta de Jiangxi
Japón trae el Estado comunista chino
Ese cabronazo de Chou En Lai
Huida de Ruijin
Los verdaderos motivos de la Larga Marcha
Tucheng y Maotai (dos batallas de las que casi nadie te hablará)
Las mentiras del puente Dadu
La huida mentirosa
El Joven Mariscal
El peor enemigo del mundo
Entente comunista-nacionalista
El general Tres Zetas
Los peores momentos son, en el fondo, los mejores
Peng De Huai, ese cabrón
Xiang Ying, un problema menos
Que ataque tu puta madre, camarada
Tres muertos de mierda
Wang Ming
Poderoso y rico
Guerra civil
El amigo americano
La victoria de los topos
En el poder
Desperately seeking Stalin
De Viet Nam a Corea
El laberinto coreano
La guerra de la sopa de agujas de pino
Quiero La Bomba
A mamar marxismo, Gao Gang
El marxismo es así de duro
A mí la muerte me importa un cojón
La Campaña de los Cien Ñordos
El Gran Salto De Los Huevos
38 millones
La caída de Peng
¿Por qué no llevas la momia de Stalin, si tanto te gusta?
La argucia de Liu Shao Chi
Ni Khruschev, ni Mao
El fracaso internacional
El momento de Lin Biao
La revolución anticultural
El final de Liu Shao, y de Guang Mei
Consolidando un nuevo poder
Enemigos para siempre means you’ll always be my foe
La hora de la debilidad
El líder mundial olvidado
El año que negociamos peligrosamente
O lo paras, o lo paro
A modo de epílogo  

 


En febrero de 1959, y nada convencido, Nikita Khruschev dio el impulso definitivo al acuerdo por el cual la URSS construiría submarinos con capacidad nuclear en China. Las cosas como son, casi a cada minuto que pasaba, menos convencido estaba el líder soviético. En septiembre de 1958, un misil aire-aire Sidewinter estadounidense, equipado en un avión taiwanés, cayó sobre la China continental sin estallar. Para los soviéticos, aquello era una oportunidad de oro para poner las manos en un producto de última tecnología militar americana. Sin embargo, los chinos adujeron que no lo habían encontrado. En ese momento, Khruschev decidió parar la transferencia de tecnología de uno de sus misiles; los chinos, milagrosamente, encontraron el pepino. Pero lo entregaron tocado; el sistema de guía, lo más importante desde el punto de vista tecnológico, había sido desmantelado. Khruschev nunca se recuperó de esa experiencia. Primero ordenó ir despacio con la transferencia tecnológica militar y, a mediados de 1959, la suspendió completamente en lo tocante a La Bomba.

miércoles, octubre 30, 2024

Mao (41): La caída de Peng

Papá, no quiero ser campesino
Un esclavo, un amigo, un servidor
“¡Es precioso, precioso!”
Jefe militar
La caída de Zhu De
Sólo las mujeres son capaces de amar en el odio
El ensayo pre maoísta de Jiangxi
Japón trae el Estado comunista chino
Ese cabronazo de Chou En Lai
Huida de Ruijin
Los verdaderos motivos de la Larga Marcha
Tucheng y Maotai (dos batallas de las que casi nadie te hablará)
Las mentiras del puente Dadu
La huida mentirosa
El Joven Mariscal
El peor enemigo del mundo
Entente comunista-nacionalista
El general Tres Zetas
Los peores momentos son, en el fondo, los mejores
Peng De Huai, ese cabrón
Xiang Ying, un problema menos
Que ataque tu puta madre, camarada
Tres muertos de mierda
Wang Ming
Poderoso y rico
Guerra civil
El amigo americano
La victoria de los topos
En el poder
Desperately seeking Stalin
De Viet Nam a Corea
El laberinto coreano
La guerra de la sopa de agujas de pino
Quiero La Bomba
A mamar marxismo, Gao Gang
El marxismo es así de duro
A mí la muerte me importa un cojón
La Campaña de los Cien Ñordos
El Gran Salto De Los Huevos
38 millones
La caída de Peng
¿Por qué no llevas la momia de Stalin, si tanto te gusta?
La argucia de Liu Shao Chi
Ni Khruschev, ni Mao
El fracaso internacional
El momento de Lin Biao
La revolución anticultural
El final de Liu Shao, y de Guang Mei
Consolidando un nuevo poder
Enemigos para siempre means you’ll always be my foe
La hora de la debilidad
El líder mundial olvidado
El año que negociamos peligrosamente
O lo paras, o lo paro
A modo de epílogo  

 


Cuando Peng De Huai llegó a la residencia de Lushan, los guardias de la puerta le pararon. Fue informado de que Grupo Uno (el nombre en clave de Mao; sí, ya sé que se presta a chiste sobre la gente a la que le gusta que le llamen Uno) estaba descansando, por lo que no podía entrar ahora. Debía darse un paseo por los alrededores. El 2 de julio de 1959 dio comienzo la conferencia, en la que participaban aproximadamente un centenar de dirigentes comunistas. Todos ellos fueron distribuidos en seis grupos, coordinados todos por gente totalmente fiel a Mao.

martes, octubre 29, 2024

Mao (40): 38 millones

Papá, no quiero ser campesino
Un esclavo, un amigo, un servidor
“¡Es precioso, precioso!”
Jefe militar
La caída de Zhu De
Sólo las mujeres son capaces de amar en el odio
El ensayo pre maoísta de Jiangxi
Japón trae el Estado comunista chino
Ese cabronazo de Chou En Lai
Huida de Ruijin
Los verdaderos motivos de la Larga Marcha
Tucheng y Maotai (dos batallas de las que casi nadie te hablará)
Las mentiras del puente Dadu
La huida mentirosa
El Joven Mariscal
El peor enemigo del mundo
Entente comunista-nacionalista
El general Tres Zetas
Los peores momentos son, en el fondo, los mejores
Peng De Huai, ese cabrón
Xiang Ying, un problema menos
Que ataque tu puta madre, camarada
Tres muertos de mierda
Wang Ming
Poderoso y rico
Guerra civil
El amigo americano
La victoria de los topos
En el poder
Desperately seeking Stalin
De Viet Nam a Corea
El laberinto coreano
La guerra de la sopa de agujas de pino
Quiero La Bomba
A mamar marxismo, Gao Gang
El marxismo es así de duro
A mí la muerte me importa un cojón
La Campaña de los Cien Ñordos
El Gran Salto De Los Huevos
38 millones
La caída de Peng
¿Por qué no llevas la momia de Stalin, si tanto te gusta?
La argucia de Liu Shao Chi
Ni Khruschev, ni Mao
El fracaso internacional
El momento de Lin Biao
La revolución anticultural
El final de Liu Shao, y de Guang Mei
Consolidando un nuevo poder
Enemigos para siempre means you’ll always be my foe
La hora de la debilidad
El líder mundial olvidado
El año que negociamos peligrosamente
O lo paras, o lo paro
A modo de epílogo  

 

Si, es evidente, los grandes paganos de El Gran Salto Adelante fueron los campesinos chinos, a los habitantes de las ciudades tampoco les fue que te cagas de bien, que se diga. Mao también quiso crear el sistema comunal en las ciudades. Su plan era eliminar los salarios y obligar a las personas a vivir en barracones donde toda su miseria sería provista por el Partido. En realidad, lo que quería era destruir las ciudades como eran y construir sobre sus ruinas nuevos centros industriales. Una política que no se paraba ante nada. En 1958, el Partido ordenó un censo de monumentos históricos en Pekín. Encontró unos 8.000, y decidió mantener 78. Las cosas como son, conforme este plan fue siendo conocido, comenzaron a surgir voces contrarias al mismo. Tanto se les oyó que el plan fue abandonado. Aunque eso no le impidió a Mao derribar casi todas las murallas y puertas históricas de la ciudad.

lunes, octubre 28, 2024

Mao (39): El Gran Salto De Los Huevos

Papá, no quiero ser campesino
Un esclavo, un amigo, un servidor
“¡Es precioso, precioso!”
Jefe militar
La caída de Zhu De
Sólo las mujeres son capaces de amar en el odio
El ensayo pre maoísta de Jiangxi
Japón trae el Estado comunista chino
Ese cabronazo de Chou En Lai
Huida de Ruijin
Los verdaderos motivos de la Larga Marcha
Tucheng y Maotai (dos batallas de las que casi nadie te hablará)
Las mentiras del puente Dadu
La huida mentirosa
El Joven Mariscal
El peor enemigo del mundo
Entente comunista-nacionalista
El general Tres Zetas
Los peores momentos son, en el fondo, los mejores
Peng De Huai, ese cabrón
Xiang Ying, un problema menos
Que ataque tu puta madre, camarada
Tres muertos de mierda
Wang Ming
Poderoso y rico
Guerra civil
El amigo americano
La victoria de los topos
En el poder
Desperately seeking Stalin
De Viet Nam a Corea
El laberinto coreano
La guerra de la sopa de agujas de pino
Quiero La Bomba
A mamar marxismo, Gao Gang
El marxismo es así de duro
A mí la muerte me importa un cojón
La Campaña de los Cien Ñordos
El Gran Salto De Los Huevos
38 millones
La caída de Peng
¿Por qué no llevas la momia de Stalin, si tanto te gusta?
La argucia de Liu Shao Chi
Ni Khruschev, ni Mao
El fracaso internacional
El momento de Lin Biao
La revolución anticultural
El final de Liu Shao, y de Guang Mei
Consolidando un nuevo poder
Enemigos para siempre means you’ll always be my foe
La hora de la debilidad
El líder mundial olvidado
El año que negociamos peligrosamente
O lo paras, o lo paro
A modo de epílogo  

 


En la misma reunión, los dirigentes provinciales, que se habían convertido en el backbone del maoísmo, también cargaron contra Liu Shao Chi por haber sido el heraldo de los recortes. Liu, sin embargo, mantuvo el pulso, y siguió siendo el número 2 del Partido. No así Chou. El compañero de fatigas de Mao estaba tan jodido que le pidió al Presidente permiso para dimitir como primer ministro. A Mao le pareció buena idea, así que Chou siguió siendo el responsable de las relaciones exteriores, pero dejó de ser el coordinador gubernamental.