Musulmán, protobotánico, profesor de ética, posible ladrón,tendero y sospechoso de homosexualidad
Los comunistas no están solos
La guerra dentro de la guerra
A purgar se ha dicho
Sucios británicos, repugnantes yugoslavos
Fulgor y muerte de Koçi Xoxe
Sucios soviéticos
Con la Iglesia hemos topado
El fin de la troika
La jugadora de voleibol que cambió la Historia de Albania
La muerte de Mehmet Shehu
Al fin solo
En diciembre comenzó el VIII Congreso del PTA, y para todos fue clara la frialdad con la que primer y segundo mandatario del país se trataban. El 17 de diciembre, Hoxha hizo un movimiento clásico en el comunismo de corte soviético cada vez que te quieres quitar a alguien de en medio: convocó una sesión del Politburo para criticar al primer ministro. En aquellas horas previas, Shehu hizo todos los esfuerzos habidos y por haber para conseguir hablar por teléfono con su camarada y supuesto amigo; pero Enver no se puso. En ese punto, Shehu sabía lo que había. Sabía que tendría que presentarse ante el Politburo reconociendo sus errores; pero quería garantías de Hoxha de que, una vez hecha la confesión, él le apoyaría.
La disculpa oficial para no poner al teléfono a Hoxha fue
que estaba descansando. Pero no era verdad. En realidad Hoxha estaba en el
llamado Palacio de las Brigadas, reuniéndose con el resto del Politburo; un
dato que sólo fue de público conocimiento en el año 2010, cuando investigadores
históricos descubrieron una nota de un oficial de la Sigurimi detallando las
medidas especiales de seguridad que serían necesarias en esas horas. El gran
muñidor de la cita, más que Hoxha, fue Ramiz Alia.
A principios del siglo XXI, la grabación realizada de la
reunión del día siguiente se encontró. El Congreso del Partido se centró en un
pimpanpún en la persona de Shehu, normalmente practicado por cuadros comunistas
de segunda y tercera fila. A caer la tarde, cuando se aproximaba el punto del orden
del día en el que Hoxha iba a hablar, la reunión se aplazó hasta el día
siguiente. Hoxha abandonó el lugar en compañía de Ramiz Alia.
En ese momento, Mehmet Shehu había sido primer ministro
durante 27 años. Aquella noche, en el dormitorio de su casa, Mehmet Shehu se
disparó. Dejó una nota en un sobre con la instrucción “Para ser abierto sólo
por el camarada Enver Hoxha”. El régimen, e incluso el post-régimen comunista
albanés, mantuvieron el contenido de esa carta fuera del conocimiento público
durante 22 años, aunque algunas partes se leyeron en las reuniones del
Politburo y el Comité Central que hubo en las horas siguientes. Enseguida se
dijo que en la carta Shehu se despachaba especialmente contra Ramiz Alia y
Kadri Hazbiu; pero rápidamente se asumió que el texto había desaparecido para
siempre. Sin embargo, fue encontrada en los archivos del Partido de los
Trabajadores de Albania, y publicada en el 2003. Aunque es larga, os copiaré
algunos pasajes:
Camarada Enver,
Cuando me diste tu libro Kur lindi Partia (Cuando
el Partido nació) la dedicatoria que me escribiste de tu propia mano decía:
“Querido Mehmet, fuiste y eres uno de los líderes gloriosos del partido,
siempre en el frente de batalla, siempre preparado para acudir en defensa del
pueblo, nuestra patria socialista y el Partido que nos ha criado como líderes
revolucionarios, luchadores comunistas impenitentes y sirvientes del Pueblo. El
partido y el Pueblo estarán siempre en duda por lo que has hecho por ellos. Tu
mejor amigo en tiempos de conflicto y victoria. Enver, 11 de junio de 1981”.
Yo, tu más estrecho amigo en tiempos de conflicto y
victoria, cometí un error político e ideológico recientemente, permitiendo el
compromiso de mi hijo, Skënder, con la hija de Qazim Turdiu; el compromiso que
yo mismo rompí tras tu sabia intervención. Expliqué las razones que me habían
llevado a ese error en mi autocrítica de 19 páginas, fechada el 12 de
noviembre. No cambiaría ni una coma de esa declaración, porque es absolutamente
sincera. Sin embargo, fue rechazada por todos que estuvieron presentes en el
encuentro del Politburo, y tú mismo la calificaste de “coartada” y me llamaste
a reflexionar acerca de todas las críticas recibidas allí y revisar mi
declaración de forma radical.
Tu nota en respuesta al borrador de autocrítica que te
envié para que lo leyeras, decía que yo debería analizar mis críticas, lo que
me ayudaría a descubrir los errores en mi actuación. Eso que tú llamaste
“algunos elementos negativos de tu carácter”, que alguna vez se filtra en el
buen trabajo que hago para el Partido, que amo y por el que daría la vida. Sí,
camarada Enver, siempre he deseado dar la vida por el Partido si fuere
necesario. Y eso es lo que yo, tu mejor amigo en tiempos de conflicto y
victoria como acertadamente me llamaste, estoy haciendo ahora como último
intento; para darte a ti, mi maestro, mi camarada, mi hermano, una oportunidad
de conocer la verdad.
Estoy dando mi vida por el Partido sin prisas y con total
convicción de que no me ha quedado otra manera de defender al Partido. ¿De
quién? Pues de esa serpiente en la hierba Iago [Iago, personaje de Otello,
es el epítome literario del traidor] y todos los khruschevitas que,
desafortunadamente para el Partido, han sido capaces de acercarse a ti y
alejarme a mí, tu amigo en tiempos de conflicto y victoria. Y ¿quiénes son
ellos? Es cosa tuya averiguarlo, pero todo el mundo sabe quiénes son.
No cambiaré ni una coma de lo que escribí y te dije, mi
camarada, hermano y maestro en marxismo-leninismo. Pero ahora que me marcho, me
gustaría decirte lo que no he sido capaz de decirte hasta ahora, porque nunca
me diste la oportunidad de contarte la verdad sobre ellos. Yo no me estoy
suicidando. Estoy siendo asesinado por el maniobrero Iago, el esbirro y
discípulo de Koçi Xoxe [se refiere, creo yo, a Hazbiu], son sus miserables
intrigas y su alianza con Khruschev [Khruschev, aquí, no es el Gordo Cabrón,
sino el otro gran conspirador albanés de la carta, que yo creo que es Ramiz
Alia], y a quien tú consideras “sincero”. Los dos están trabajando para
cavar una tumba para enterrar a la Albania socialista. Lo que Beqir Bakullu y
su pandilla no fueron capaces de hacer, lo conseguirá mañana nuestro Khruschev,
el hombre a quien yo mismo escuché decir, cuando rompimos con Moscú, “¿Por qué,
es que acaso sólo nosotros somos marxistas-leninistas?” Quería decir que no
estaba de acuerdo con nuestra ruptura con los revisionistas khruschevitas.
Puedes no creerme, eso es cosa tuya; pero, dado que a mí no se me dio la
oportunidad de hablarte del complot Iago-khruschevita, decidí hacerlo ahora. Hoy
en día, ellos reclaman su condición de verdaderos comunistas, pero si tú no
estás mañana, Khruschev volverá sus ojos hacia el Moscú khruschevita.
Camarada Enver, cometí todos estos errores por las
razones que expliqué en mi autocrítica. He cometido errores, pero las
alegaciones de que soy tu rival, de que he querido colocarme al frente del
Partido, junto con otras acusaciones que se hicieron sobre mí, son falsas.
Nunca hice eso; es una acusación monstruosa que nunca aceptaré. Además, mi
autocrítica no era una coartada, era una declaración franca. He trabajado toda
mi vida para el Partido y el Pueblo; nunca por una posición, por la fama, o por
razones estratégicas. Tampoco ha sido mi intención desplazar a un segundo plano
a Enver Hoxha o ganar privilegios.
La acusación más grave hecha por Iago, Khruschev y otros
incitados por ellos es ésa de que cometí los errores que cometí porque me puse
sobre todas las cosas, porque desarrollé un culto a la personalidad, y porque
quería ganar preeminencia a expensas del Partido. ¿Cómo pueden olvidarse tan
fácilmente las batallas que libramos juntos contra enemigos internos y
externos? No fuiste tú quien me llamaste enemigo; fueron Iago, Khruschev y los
otros, que me acusaron de ponerme por delante del Partido, apelándome,
prácticamente, de enemigo.
Pero no, camarada Enver, yo no soy el enemigo. El enemigo
es Iago. ¿Recuerdas cuando estábamos discutiendo el compromiso de Skënder en tu
estudio, cuando yo fui para conseguir tu consejo acerca del error político que
había cometido? ¿Que te dije que el enemigo siempre ha tratado de colocar una
cuña entre nosotros, y te mencioné a Koçi Xoxe, a Liri Belishova y a Zhou
Enlai? Ellos nunca consiguieron sus objetivos. Beqir Balluku trató de hacer lo
mismo, pero su conspiración falló. Sin embargo, esta vez Iago lo ha conseguido.
Puedes decir de mí lo que quieras, ¡yo no puedo frenarte! Pero estoy dando mi
vida por el Partido.
Mi último deseo es: protege al Partido y al socialismo de
Iago y Khruschev, porque si no lo haces, el país acabará gobernado por los
khruchevitas, y eso será el final del socialismo. Si no crees lo que te estoy
contando acerca de Iago y Khruschev, entonces ya no será mi culpa, mi querido
Enver; la responsabilidad será toda tuya. Yo he cumplido mi deber de la única
manera que se me ha permitido: quitándome la vida.
Una vez más: ¡Protege al Partido de Iago y Khruschev!
Nuestro Partido apenas tiene más cuadros que te sean leales.
¡Larga vida a nuestro glorioso Partido y su rumbo
marxista-leninista! Larga vida para ti, para que así puedas asegurarte de que
el Partido no será dañado por Iago y Khruschev, ¡dos de los mayores
conspiradores de la Historia!
¡Abajo el imperialismo, especialmente el americano!
¡Abajo con el revisionismo, especialmente el socialimperialismo y el
revisionismo chino! ¡Larga vida al comunismo! ¡Abajo los reaccionarios!
Mi último deseo: ¡Cuida a Fiqirete y a mis hijos
(incluyendo a Skënder y a Bashkim), sus hijos y esposas! Puedes decir que
Mehmet murió “accidentalmente” cuando estaba manejando sus armas, si piensas
que sería mejor para el Partido; o inventarte cualquier otra historia que te
parezca. Incluso si me apelas de enemigo, creo que el tiempo lo aclarará todo.
La verdad nunca muere.
Muero como hombre inocente. ¡El Iago de Albania me mató!
Mehmet Shehu
17 de diciembre de 1981.
Como suele pasar entre comunistas, tras la muerte de Shehu,
su deseo final no se cumplió. La mujer y dos de sus hijos fueron arrestados, y
el hijo mayor murió electrocutado en un tema raro, raro, raro, que siempre ha
hecho pensar que lo mismo se lo apiolaron.
Otra paradoja contradicción del comunismo en el poder.
ResponderBorrarEs un error que el pibe se casara con la jugadora. Sin embargo, ella y su familia no están en la cárcel o discriminados( como ese segmento de población de Corea del Norte). Si viven y trabajan en Albania pues son buenos albaneses y "técnicamente" comunistas. Y no parece que la familia de la novia sufriera represalias( la pérfida bruja que permitió a uno de los nuestros).