Esta imagen de la iglesia bruselense de Notre Mère du Grand Sablon está tomada a las seis de la mañana del martes desde la ventana de mi hotel. Algunos de los comentaristas del pasado post irlandés pueden haberse sentido un tanto contritos por la tardanza en publicar sus comentarios; pero el caso es que yo estaba allí, sin posibilidad de atenderles.
El caso es que ya cuando marchaba pensaba que, probablemente, el artículo sobre la falsa identificación entre el problema español y el problema irlandés acabaría generando comentarios en forma de pregunta. No me equivoqué. Pensé en contestarlas en los comentarios, para no molestar a aquellos de los lectores del blog a los cuales este tema en concreto no les haya interesado demasiado. Pero, finalmente, me di cuenta que la longitud que alguna respuesta demanda hacía aconsejable dedicarle un arttículo complementario a las consecuencias de ese anterior post.
Vayamos con ello, pues.
¿Por qué vascos y gallegos? ¿Por qué no catalanes, o navarros?
Son dos preguntas, y dos respuestas.
Los navarros tuvieron, cierto es, monarquía propia. El suyo es un caso especial porque, efectivamente, como yo creo que sugería el comentarista que planteaba la pregunta, la navarra es, probablemente, la identidad propia, de todas las identidades integradas en España, con mayores pilares históricos para reclamarse. También es absolutamente cierto que, finalmente, navarra fue invadida, por cierto, por tropas a cuyo frente se encontraba un tipo cuyo primer oficio en la vida fue ser rey de los catalanes (entre otros).
Pero, en primer lugar, el post iba con la identificación entre el conflicto navarro y el conflicto irlandés, que no es exactamente lo mismo que hablar de la identidad foral navarra. Segundo, esa identidad es, en mi opinión, previa la identidad euskaldún, no consecuencia de ella; Navarra, y el sentimiento de pertenencia a la misma, existen mucho antes que Euskal Herria. Más aún: Navarra no puede exhibir, ni de coña, ese pasado aislado de todo que la mitología vasca presupone para los vascos. Los Arista, de hecho, no sólo tenían contacto con los musulmanes dominadores de la península, sino que eran, mutatis mutandis, sus aliados, hasta el punto de no participar en la idea prenacional de la reconquista pelagiana. Pero eso no era porque, como vascos, no se sintiesen identificados con un objetivo español; era porque debían su poder al hecho de que los moros les dejasen en paz. Mientras eso pasaba, por cierto, los otros vascos, los de Vasconia, defendían de esos mismos musulamanes los pasos de Asturias codo con codo con el resto de los pueblos súbditos de Alfonso II. Caray con los que no tenían contacto con nadie...
No es hasta mediados del siglo IX que navarros y muladíes rompen su entente cordiale, momento en el que Navarra, por cierto, en lugar de construir una identidad propia y pasar de la idea prenacional antecitada, se alía con los soberanos asturcones. Sin embargo, todavía Fortún Arista, el último de los soberanos de la dicha rama, será bisabuelo, por parte de hija, del célebre Abderramán III (quien, por lo tanto, era, sí, un 25% pamplonica); así pues, para decantar finalmente la balanza, hace falta que Oviedo provoque en Pamplona, año 905, un golpe de Estado en toda regla.
Lo que hoy entendemos como País Vasco ya formaba parte, en su mayoría, del condado de Castilla en el siglo X; en tiempos preespañoles, pues, los vascos ya eran castellanos (o los castellanos vascos, pues no hay que olvidar que personas de escasa talla intelectual de Menéndez Pidal consideraban que la labor de Castilla había sido "meter una cuña vasca en Hispania"; y Sánchez Albornoz llamaba al País Vasco "la abuela cabreada de España"). La autoridad del señor Fernán González abarcaba buena parte de la actual comunidad autónoma. No es hasta las postrimerías del año 1000 que Navarra se anexiona Álava, y la incorporación de los territorios actualmente eúscaros a dicha corona, por ese gran rey que fue Sancho III El Mayor, data del 1029. Pero también hay que tener en cuenta que Castilla iba en el mismo paquete (tal vez por eso vayamos entendiendo por qué tantos topónimos españoles fuera del País Vasco y Navarra terminan, o terminaron en su día, en -ain o en -uri; este aspecto ha sido estudiado por españolistas peligrosos, falangistas apasionados, como Caro Baroja), que se separó en el 1035, y que poco a poco fue recuperando buena parte de los territorios un día suyos; Vizcaya, sin ir más lejos, volvió a ser castellana en 1076, a la muerte del rey Sancho, llamado El de Peñalén. Alfonso I, llamado El Batallador, vuelve a anexionar a Castilla-Vizcaya a su corona en 1109 pero, desde la muerte de este rey, 1134, Vizcaya es parte de Castilla, ya sin más cambios. A finales del siglo XII, se incorporaron a Castilla Álava y Guipúzcoa; la segunda de ellas, por cierto, voluntariamente.
Por lo tanto, la cuenta es: País Vasco castellano/español, unos ocho siglos; navarro euskaldún, menos de dos, y eso sumando retales.
Ya que estamos aquí, justo es recordar que la teoría de que los vascos nunca han querido ser españoles tiene el problemilla de demostrar por qué, cuando el rey castellano Pedro I, como recientemente hemos contado, llegó al acuerdo con el Príncipe Negro de obtener ayuda inglesa en su guerra contra el Trastámara a cambio de ceder a Londres el señorío de Vizcaya, los vascos se alzaron en protesta, exigiendo permanecer en la corona de Castilla. O por qué alzaron la misma reivindicación durante las negociaciones entre Enrique IV y Luis XI para casar a la famosa Beltraneja con el duque de Guiena, obligando al rey impotente a jurar solemnemente que las tierras vascas nunca serían separadas de Castilla. O por qué los vascos solicitaron, en 1506, su incorporación a las Cortes castellanas.
Tenemos, pues: una corona, una entidad nacional, que nunca existió, porque desde muy pronto estuvo integrada en el proyecto castellano. Y otra que, indubitadamente, existió, pero no como proyecto alternativo a la identidad prenacional que acabaría alumbrando el proyecto de España. Corona y entidad nacional que acabó por ser invadida, ciertamente; no siendo, sin embargo, menos cierto que las identidades con Irlanda acaban ahí, porque los castellanos primero; y los españoles, después, estuvieron muy lejos de practicar con los navarros el apartheid, la segregación, el empobrecimiento calculado, o la generación, dentro de Navarra, de enclaves españoles.
Pero es que además, last but not least, no hay que olvidar que Navarra, en el siglo XIX, al revés que el País Vasco, alcanza un acuerdo con España en la denominada Ley Paccionada; que es la razón de que hasta el general Franco, a su manera eso sí, respetase los fueros navarros. Y es lo que hace posible que Navarra se alzase mayoritariamente en julio del 36, y no precisamente en defensa de su separación respecto de España.
Cataluña nunca se ha identificado con Irlanda. Lo cual es lógico, porque de hacerlo, habría hecho el ridículo. Un elemento fundamental del conflicto irlandés es la pobreza relativa respecto de Inglaterra, mantenida e incluso multiplicada por los ingleses. Como decía el post anterior, España nunca ha diseñado y, consecuentemente, nunca ha llevado a cabo, estrategia alguna para reducir Cataluña a la pobreza. Por lo tanto, la identificación entre Cataluña e Irlanda es poco consistente, por decirlo de forma educada.
El primer post sobre esta materia ya decía que son los propios nacionalistas los que aducen el ejemplo. Las referencias actuales a una solución al conflicto vasco "como en Irlanda" no son pocas. Y, como ya apunté en el post, quien quiera explorar la explotación de los paralelismos entre las "tragedias" irlandesa y gallega, no tiene más que repasarse la obra de Benito Vicetto.
España nunca ha invadido el País Vasco o Galicia, ni se los ha anexionado, los ha tratado de asimilar, que es peor.
Bueno, en primer lugar, eso de que "es peor" lo escribe alguien, supongo, que nunca ha sido invadido. Por eso, entiendo, escribe que "es peor" que a uno lo asimilen. Aquí tengo un primer punto de desacuerdo; si he de elegir, yo, al menos, prefiero que me asimilen a que me invadan.
Pero, por lo demás: para que se produzca un intento de asimilación, entiendo yo, tienen que darse dos cosas: una, la diferencia. La voluntad de ser otra cosa. Otra, la violencia, la imposición. Es evidente que en el pasado remoto hay una intención de asimilación; pero no la realizada por España. Galicia es, por utilizar la terminología del comentarista, "asimilada" por la corona astur; que tiene una identidad religiosa, pero difícilmente española. Lo mismo le pasa a los vascos que, como ya decía en mi anterior comentario, incluso dan mujeres de reyes y madres de reyes en tiempos en los que Hispania, lejos de ser una referencia estatal, política, cultural o histórica, es una referencia geográfica y religiosa.
Para poder sustantivar la afirmación que figura arriba en negrita, pues, es necesario demostrar, para el siglo VIII de la era actual: a) la existencia de una conciencia gallega y vasca; b) la existencia de una conciencia española con la voluntad de asimilar las conciencias descritas en a). Yo creo que ni a) ni b) son ciertas. Los hombres que se unen a Pelayo en Covadonga son gardingos que se apuntan a la hercúlea tarea de reconquistar la Iberia visigótica. En modo alguno se sienten españoles, si, sobre todo, por españoles entendemos señores de identidad distinta a la de los habitantes de Galicia, del País Vasco, de Cataluña, o de Portugal.
La religión en España es pro-unidad de la patria española.
El comentarista que ha escrito esto, que dice tener fondo de archivo para aburrir, es, en mi opinión, víctima de un síndrome que yo llamo Síndrome del Calentamiento Global. Le pasa a aquellas personas que dicen cosas como: "Estamos en enero y hace un calor de la hostia; qué duda cabe que el planeta se está calentando".
Puede que el planeta se esté calentando, sí. Pero hasta los meteorólogos que creen en el calentamiento global le explicarán a este imaginario comunicante que sostener que porque un día concreto de un año concreto hace calor, eso demuestra que hará más calor de aquí en adelante, es de aurora boreal. Con las mismas, si un solo día de junio va y hace un frío de la hostia, podremos concluir que el planeta se va a enfriar durante los próximos cien años.
El discurso religioso histórico español difícilmente podrá ser antivasco por cuanto, en buena medida, se genera en el Pais Vasco. Durante todo el siglo XIX, los ejércitos carlistas se paseaban por España y, cada vez que tomaban o entraban en una villa, lo primero que hacían era cantar misas. De hecho, en el bando carlista, que es el bando de los vascos, navarros, catalanes y buena parte de los gallegos, es donde militan la inmensa mayoría de los clérigos trabucaires, ultramontanos, conservadores a más no poder, retrógrados como ellos solos, representantes de la más rancia tradición católica española. No por casualidad el carlismo transmuta parcialmente en el siglo XX en una cosa que se llama tradicionalismo, esto es, defensa de las tradiciones de toda la vida.
El nacionalismo vasco, que yo sepa, tiene sus grandes iluminadores en los hermanos Arana, los cuales tenían un lema bastante evidente: Jaun Goikua eta Lege zarra, o sea, Dios y Leyes Viejas. Hombre, no seré yo quien niegue que Sabino Arana tenía su punto de inteligencia cuestionable; pero tan, tan gilipollas como para apuntarse a la ideología que, según nuestro comentarista, era, le cito, "pro-unidad de España", no le veo.
Por lo demás, si el contertulio le echa un vistazo a los debates producidos en la II República en torno a la cuestión religiosa en la Constitución, comprobará con facilidad que el más ardiente crítico de las pretensiones laicistas de la mayoría es un diputado que llevaba el muy andaluz apellido Beunza. No creo que haga falta que le explique a qué minoría pertenecía pero, vaya, se presentó a las elecciones por una sedicente coalición católico-fuerista...
Como digo, el comentarista puede ser víctima del Síndrome del Calentamiento Global. Su fondo de archivo inacabable, tal vez, se refiere a los tiempos del franquismo. Punto en el cual no le niego la mayor, ni la menor. Pero es que España, contando desde la boda de Isabel y Fernando, han pasado casi 550 años, de los cuales Franco ocupa el 6,5%.
¿Considera el autor que España (o sus reyes propietarios) conquistan Cataluña -así como el resto de territorios aragoneses- en la guerra de Sucesión?
Como el autor es gallego, contesta a la pregunta con otra pregunta: exactamente, ¿a qué ente distinto de España pertenecían Cataluña "y el resto de territorios aragoneses" durante la guerra de Sucesión? Porque convendrá el comunicante en que para ser "conquistado" hay que ser "otra cosa" distinta del conquistador; porque nadie se conquista a sí mismo...
La guerra de Sucesión tiene el hombre muy bien puesto, porque eso es lo que es. Lo que combaten las tropas felipistas no es, por lo tanto, a las personas (no les vamos a llamar españoles para no levantar ronchas) de tal o cual sentimiento o nacionalidad, sino a los partidarios del otro sucesor. Sucesor que, a una serie de territorios, les ha prometido unos derechos especiales, que no su independencia respecto de España, puesto que el señor archiduque, a menos que esté yo equivocado, lo que quería era discutirle a Felipe V el mando sobre toda España, porque se consideraba con derecho sucesorio sobre la corona.
¿Considera el autor que en el siglo XVIII España conquistó Cataluña? Respuesta: no.
Cabe recordar, como ya he hecho otras veces en este blog que, como cuenta meticulosamente T.S. Elliot en su libro sobre el conde-duque, apenas unas décadas antes de la guerra de Sucesión, cuando Felipe IV y su primer ministro se van a Barcelona a pedir pasta para las guerras, la contestación de Barcelona, además de un no, es reclamar representantes catalanes en el Consejo de Castilla. Curiosa manera de reclamar la independencia...
¿Se puede considerar que la inmigración peninsular generalmente del sur y centro hacia Cataluña y el País Vasco un ejemplo paralelo de menor grado para formar eventualmente enclaves no-catalanes y no-vascos en dichos territorios en el momento del nacimiento de ambos nacionalismos?
¿Se puede considerar? Respuesta: no.
Repasemos cosas ya escritas en el anterior comentario. Una: la implantación presbiteriana en Irlanda viene precedida de una limpieza étnica de irlandeses en el área entre el río Shannon y la mar. Se produce mediante una legislación, las Acts of Settlement, que concede viva e intensa prelación a los protestantes sobre los católicos, que difícilmente pueden poseer tierras si, entre otras cosas, no las pudieron legar hasta finales del XVIII. La implantación protestante en Inglaterra fue planfiicada y defendida con las armas.
¿Emigraron andaluces, extremeños y gallegos a Barcelona en furgonetas de la Legión, que les protegía de ser agredidos? No (en Irlanda: Sí). ¿Tomaron esos emigrantes pisos, barrios, terrenos o lugares en los que estaban asentados catalanes que, asimismo, fueron expulsados por la dicha Legión o tropa equivalente? No (en Irlanda: Sí). ¿Existe algún papel, en algún archivo, que haya sido descubierto, donde un gobierno español establezca la planificación de estos asentamientos con el confesado objetivo de desleer el peso de los catalanes de sangre en la población de Cataluña? No (en Irlanda: Sí). ¿Fue, de hecho, aquella emigración planificada? No (para desgracia de quienes la llevaron a cabo) (en Irlanda: Sí).
Last but not least. ¿Qué son, hoy, los hijos y nietos de los partidarios setenteros del reverendo Ian Paisley? Respuesta: irlandeses protestantes. ¿Qué son hoy los hijos o nietos de aquellos emigrantes que se fueron a Cataluña? Respuesta: secretarios generales del PSC, o de Esquerra.
En consecuencia, ¿por qué razón España encargó al tonto de los Hermanos Calatrava su estrategia de creación de enclaves no catalanes en Cataluña?
¿Considera real la ocurrencia de prejuicios catalanofóbicos, y los considera más graves en calado y extensión que respecto a gallegos y vascos?
Históricamente hablando, y éste es un blog de Historia, no. La catalanofobia es un fenómeno relativamente moderno, aunque, cierto es, más antiguo de lo que parece (ya Manuel Azaña era catalanófobo a su manera, por ejemplo; como lo era la prensa de Madrid durante el siglo XIX con ocasión de las discusiones sobre el proteccionismo). Pero ojo con el Síndrome del Calentamiento Global...
En una cosa sí tiene razón el comentarista: el sentimiento anticatalán actual de una parte de la sociedad española es peor que el vascófofo (no detecto existencia de gallegofobia ni navarrofobia, la verdad). Pero para entrar en los motivos y geografía de ese problema, le sugiero se busque un blog que hable de la actualidad.
Las políticas lingüísticas han sido históricamente uniformadoras con objetivo asimilador de la lengua castellana
¿Históricamente? ¿Seguro? ¿Está el comunicante seguro de que en la Barcelona bajo el cetro de Carlos I, o de Felipe IV, o incluso, por qué no, de Fernando VII, era delito hablar catalán? ¿Aprecia el autor que los juegos poéticos florales, tan habituales en el siglo XIX en Barcelona, se celebraban en la clandestinidad, quizá? ¿Está informado el comunicante de que aquellos juegos florales premiaban los poemas patrióticos (y, por cierto, religiosos; la religión, al lado de la unidad española, como siempre) y que el ganador recibía un título catalán (Mestre en Gai Saber)?
Aprovecho para apostillarle a este comunicante que no ha de esperar para saber qué opina el autor de este blog sobre la génesis y desarrollo histórico del nacionalismo catalán. No encontrará en este blog menos de cinco o diez artículos sobre la materia.
Como segunda apostilla, el mismo comunicante habla de la posible identificación entre el asunto catalán y el escocés. Yo, sinceramente, no creo en ello.
Eduardo I, rey de pata normanda (no propiamente British, pues), es el primer rey inglés porque se da cuenta de un elemento estratégico fundamental: olvidar las posesiones continentales (no olvidemos que las serias pretensiones de su dinastía a la corona de Francia generarán la guerra de los Cien Años) y aplicarse a la dominación de la isla donde tiene asentadas las posaderas. Así las cosas, invade y anexiona Gales, donde no encuentra propiamente una organización como tal y, en realidad, ha de combatir a un señor de la guerra llamado, si no me falla la memoria, Gwynedd. Como lo de Gales le sale de coña, mira al norte. Pero en Escocia se encuentra otra cosa: a una dinastía establecida, los reyes Canmore. De hecho, no iniciará la invasión de Escocia hasta que los Canmore se encuentren en situación comprometida tras la muerte de su rey Alejandro III y, poco después, de su nieta y heredera.
Inglaterra, pues, llamó a la puerta de Escocia y, cuando le abrieron, se lió a hostias.
Castilla, cuando llamó a la puerta de Aragón, le echó un polvo al inquilino de la casa.
No parece que sean situaciones muy parecidas.
Cuando en los 60 en plena revolución argelina y en vísperas del alumbramiento de ETA alguna mente iluminada sugirió comparar Argelia con el País Vasco, la respuesta a tamaño dislate fue: ¿Cuántas de las primeras fortunas de Francia son argelinas?
ResponderBorrar¿Se va a dividir España?, ¿Existe España como pais soberano?. Yo creo que mientras discutimos sobre la autodeterminación de los vascos o los catalanes no nos damos cuenta de que ,de hecho, España ya no es un pais soberano. Los Estados Unidos de Europa son inevitables y llegarán a una velocidad de vértigo.
ResponderBorrarEl gran problema del nacionalismo es que crea una realidad virtual. A partir de ahí obvia lo evidente y convierte en dogma lo anecdótico. Para que todo funcione hay que propalar por todos los rincones y a todas horas la realidad virtual, que acaba convertida en verdad oficial. Y pobre del que ose cuestionarla. Inmediatamente se tachará de "nacionalista + el gentilicio del enemigo". Porque este es otro de los problemas del nacionalismo. No saben que lo contrario de nacionalista es no nacionalista (o antinacionalista) y que se puede estar en el mundo sin ser nacionalista.
ResponderBorrarSaludos
¿T. S. Elliot escribió un libro sobre el conde-duque?
ResponderBorrar¿No fue John Elliot, el historiador?
Sí, ya sé. Un lapsus sin importancia.
Como autor de algunas de las preguntas (las catalanas) no puedo más que quitarme el sombrero. No me perdono haber perdido la ocasión de haberle preguntado con más claridad ya que al releerme no puedo dejar de considerarme hijo de la Logse, de la que a mi pesar así soy. Sobre si ¿Considera el autor que en el siglo XVIII España conquistó Cataluña? En realidad me refería a sus reyes (de España, de todos...). La pregunta, en modo extendido sería ¿considera el autor que un rey pretendiente al trono español conquistó Cataluña, Aragón, Valencia y Baleares? Como la respuesta es obvia, en relación a su publicación anterior, mi pregunta iba a encaminada a desentrañar las consecuencias de los actos de conquista: eliminación de fueros, uniformación de la lengua, sustitución de los funcionarios, etc. Ciertamente, el funcionamiento de los reinos orientales siguió siendo diferente durante bastante tiempo después de que la castellana picara la puerta del aragonés y este la abriera para trajinársela. Los nacionalistas catalanes tienen razones y citan ministros de la época por sus pretensiones uniformadoras (de la ley, de la lengua) poco hábiles para ser ocultadas. En efecto, los reyes de la época, para formalizar los estados modernos deben apartar aranceles antiguos y leyes medievales, y la justicia universal moderna debe ser uniforme. Acaso también la lengua. Obviamente Felipe V y descendientes forzaron la decadencia de una lengua que ya llevaba un par de siglos decadente. Y si bien se lució y esplayó culturalmente después, como por los Juegos Florales, lo fue cuando nada en este concurso era políticamente peligroso.
ResponderBorrarLa uniformación lingüística histórica no es meramente por uso de la ley y la fuerza. No tiene porqué ser delito hablar catalán. Nada más lejos, pues incluso cuando el franquismo se relaja algunas imprentas vuelven a publicar literatura catalana. La uniformación tiene otras formas: el idioma de los juicios, el idioma de los funcionarios, el idioma vehicular de las escuelas y universidades, etc. Todo esto viene ejercido por unas políticas lingüísticas durante el curso de varios reinados con un objetivo asimilador de la lengua castellana.
Evidentemente las diferencias entre la historia peninsular y la de las islas británicas, donde habito, son enormes. Y desde luego, cualquier intento de paralelizarlas, estúpido. Aún así quise aprovechar para realizar algunas preguntas al autor sobre los argumentos habitualmente utilizados por nacionalistas, conociendo que no obtendría de usted un sí o no categórico ausente de argumentación. Descuide que he leído (casi) todas las entradas de su magnífico blog.
Saludos de un atento lector. GT
Magnífico, as usual.
ResponderBorrarSólo tengo que efectuar un ligero reproche. Es habitual cuando se habla de la historia de la Castilla primigenia detallar e incluso ensalzar la labor en su nacimiento y construcción de los vascones de entonces.
Entiendo que como los nacionalistas vascos meten mucho ruido con sus demandas, hay que aclararles que su recurso de acudir a la Historia para razonar sus reivindicaciones puede ser, cuando menos, peligroso para sus argumentos.
Vale. Pero me molesta cómo se ignora y menosprecia permanente al "abuelo esforzado" de Castilla. Porque si Vasconia (entiendiendolo como Vizcaya, Álava y Guipçuzcoa) fuela "abuela cabreada", Cantabria (la Asturias de Santillana, con su Hermandad de las Marismas) fue el abuelo obrero y esforzado que todo el mundo ignora.
Un saludo.
Creo haber leido hace años que la mayor parte de las tropas que invadieron Cataluña en los ejercitos de Felipe V eran de procedencia vasca y que se ganaron una notable fama de brutales.
ResponderBorrar¿Qué opinas de este comentado artículo de El País, JdJ? http://economia.elpais.com/economia/2012/03/02/actualidad/1330712282_179577.html
ResponderBorrarDejando a un lado el hecho de que lo ha escrito un economista, ¿tiene su aquél histórico que Madrid se convirtiera en capital o era el destino inevitable o el humo negro de Perdidos quien quiso que pasara?
Quiero aclarar que disfruto mucho leyendo tu blog ya que trata de un tema (la historia) del que yo, hijo de la logse y para más inri de ciencias, no tengo mucha idea pero sí mucha curiosidad. Pero claro, sólo comento cuando tengo algo que opinar que aporte algo.
ResponderBorrarDicho esto, estoy completamente de acuerdo en que no hay motivos históricos que avalen el independentismo de ninguna región de España. Por la simple razón que cualquier motivo que pudiese haber queda anulado por los motivos que provocaron la unión. No se si me explico, es como discutir cómo debe acabar un partido que terminó hace siglos.
La cuestión es que aunque no son las regiones las que pagan impuestos ni las que han de recibirlas, sí es la gente de esas regiones la que recibe el beneficio de lo que se hace con ese dinero y si yo pago mis impuestos a un estado y veo que este no "cuida" el lugar donde vivo me puedo sentir maltratado. Usted conoce mucho mejor que yo los motivos por los que se crearon las naciones actuales. Pero la historia no para y cada dia las cosas cambian. La cuestión no es si Cataluña es una nación por derecho histórico, la cuestión es qué beneficio y que costes tiene para mí el hecho de pertenecer a España y que beneficios y que costes tiene la independencia. A una persona de padres venidos de fuera de Cataluña que se ve obligado a aprender una lengua que nunca ha sido la suya, que Cataluña se independice por no se qué motivos históricos le parecerá siempre un soberano disparate cuando no una amenaza para él mismo en cuanto esos argumentos le convierten en colono.
No me refiero sólo a la balanza fiscal, que entiendo que es una entelequia difícil de calcular. Me refiero al estado de la red de cercanías que coge cada día gente trabajadora para ir a trabajar y que está cayéndose a trozos mientras los ferrocarriles de la generalitat dan un servicio bien digno. Me refiero a la política de infraestructuras de unir a Madrid en ave con todas las provincias mientras infraestructuras que claramente aportan valor a la economía como el eje mediterráneo se van postergando ante el asombro de Europa, me refiero a que con la que está cayendo se continúen algunas obras del ave pero se nieguen a hacer las obras de acceso al puerto de Barcelona que atraerían a más empresas y crearían trabajo.
Entiendo que hay regiones que tienen una economía más floja, y creo que evidentemente han de recibir más recursos, en parte porque aunque más débiles esas economías son necesarias para el país (no creo que sea bueno un país industrial al 100% o de servicios al 100%) pero el problema es cuando se tiene la sensación que ese dinero va destinado a ser quemado en salvas de pólvora. Cuando se tiene la sensación que ese dinero en vez de ser utilizado para necesidades y para aumentar la producción se utiliza para vivir continuamente en el límite pero sin interés para salir de él.
Evidentemente, pertenecer a un país tan grande como España tiene ventajas, el mercado interior es enorme y a la hora de negociar con otros países no es lo mismo ser un país de la envergadura de España que un país como sería Cataluña. Pero claro, luego llegan los boicots, que no dejan de ser estupideces provocadas por partidos independentistas de la vieja escuela, y resulta que las empresas catalanas se lanzan en masa a exportar a Europa por si acaso y cada vez se depende menos del mercado español (el caso del cava es impresionante, el 60% ya se exporta fuera de España y subiendo porque el consumo aquí cae a niveles de 1998 mientras las exportaciones no paran de subir)-
Yo creo que todo esto perjudica a España en general, le resta competitividad y por lo tanto hace que todos los españoles acabemos perdiendo.
No sé si ayer vio salvados, pero cuando Pujol dice que por desgracia no tiene argumentos contra los independentistas se está refiriendo simplemente a ese balance coste/beneficio.
Quiero aclarar que disfruto mucho leyendo tu blog ya que trata de un tema (la historia) del que yo, hijo de la logse y para más inri de ciencias, no tengo mucha idea pero sí mucha curiosidad. Pero claro, sólo comento cuando tengo algo que opinar que aporte algo.
ResponderBorrarDicho esto, estoy completamente de acuerdo en que no hay motivos históricos que avalen el independentismo de ninguna región de España. Por la simple razón que cualquier motivo que pudiese haber queda anulado por los motivos que provocaron la unión. No se si me explico, es como discutir cómo debe acabar un partido que terminó hace siglos.
La cuestión es que aunque no son las regiones las que pagan impuestos ni las que han de recibirlas, sí es la gente de esas regiones la que recibe el beneficio de lo que se hace con ese dinero y si yo pago mis impuestos a un estado y veo que este no "cuida" el lugar donde vivo me puedo sentir maltratado. Usted conoce mucho mejor que yo los motivos por los que se crearon las naciones actuales. Pero la historia no para y cada dia las cosas cambian. La cuestión no es si Cataluña es una nación por derecho histórico, la cuestión es qué beneficio y que costes tiene para mí el hecho de pertenecer a España y que beneficios y que costes tiene la independencia. A una persona de padres venidos de fuera de Cataluña que se ve obligado a aprender una lengua que nunca ha sido la suya, que Cataluña se independice por no se qué motivos históricos le parecerá siempre un soberano disparate cuando no una amenaza para él mismo en cuanto esos argumentos le convierten en colono.
No me refiero sólo a la balanza fiscal, que entiendo que es una entelequia difícil de calcular. Me refiero al estado de la red de cercanías que coge cada día gente trabajadora para ir a trabajar y que está cayéndose a trozos mientras los ferrocarriles de la generalitat dan un servicio bien digno. Me refiero a la política de infraestructuras de unir a Madrid en ave con todas las provincias mientras infraestructuras que claramente aportan valor a la economía como el eje mediterráneo se van postergando ante el asombro de Europa, me refiero a que con la que está cayendo se continúen algunas obras del ave pero se nieguen a hacer las obras de acceso al puerto de Barcelona que atraerían a más empresas y crearían trabajo.
Entiendo que hay regiones que tienen una economía más floja, y creo que evidentemente han de recibir más recursos, en parte porque aunque más débiles esas economías son necesarias para el país (no creo que sea bueno un país industrial al 100% o de servicios al 100%) pero el problema es cuando se tiene la sensación que ese dinero va destinado a ser quemado en salvas de pólvora. Cuando se tiene la sensación que ese dinero en vez de ser utilizado para necesidades y para aumentar la producción se utiliza para vivir continuamente en el límite pero sin interés para salir de él.
Evidentemente, pertenecer a un país tan grande como España tiene ventajas, el mercado interior es enorme y a la hora de negociar con otros países no es lo mismo ser un país de la envergadura de España que un país como sería Cataluña. Pero claro, luego llegan los boicots, que no dejan de ser estupideces provocadas por partidos independentistas de la vieja escuela, y resulta que las empresas catalanas se lanzan en masa a exportar a Europa por si acaso y cada vez se depende menos del mercado español (el caso del cava es impresionante, el 60% ya se exporta fuera de España y subiendo porque el consumo aquí cae a niveles de 1998 mientras las exportaciones no paran de subir)-
Yo creo que todo esto perjudica a España en general, le resta competitividad y por lo tanto hace que todos los españoles acabemos perdiendo.
No sé si ayer vio salvados, pero cuando Pujol dice que por desgracia no tiene argumentos contra los independentistas se está refiriendo simplemente a ese balance coste/beneficio.
Amigo Martos, yo no cuestiono los análisis de cualquiera sobre el tema catalán o vasco. Lo único que cuestiono es la base histórica de esas reivindicaciones.
ResponderBorrarEl problema que tú citas, por otro lado, es bastante común. También lo tienen los lombardos con los napolitanos, por ejemplo. Hay, ciertamente, países donde este problema está bastante orillado, como Alemania, O EEUU; casualmente, son países en los que la división territorial, mira tú, es bastante arbitraria; esto es, que Lérida está unida a Huesca por cojones, y separada del resto de Cataluña por los mismos.
Sobre el análisis que hace la sociedad catalana, o parte de la sociedad catalana, sobre los costes de no ser independiente, en fin, creo que hay mucho que hablar. Pero creo que donde claramente flaquea es el análisis teórico de la situación tras la independencia. Cataluña es una economía de escala; independiente, de momento, todo lo que sería, es una economía. Lo de la escala habría que verlo.
En mi opinión, en una hipótesis de separación de Cataluña respecto de España, sería mucho más sencillo para España reaccionar que para Cataluña. España tiene varios espacios que le pueden servir para sustituir aquello que hoy Cataluña está haciendo; a Cataluña le sería bastante más difícil encontrar espacios que hiciesen lo que España está haciendo hoy (que es bastante más que mantener la red de cercanías).
No obstante lo escrito: primero, tienes toda la razón en que si un día un pueblo quiere ser independiente o unirse a Hong-Kong, tiene todo su derecho; siempre y cuando, claro, seas capaz de definir qué entendemos por "pueblo"; pues si, por un casual, quisieran ser independientes barceloneses, gerundenses y tarraconenses, ¿tendrían derecho a imponerle la independencia a los de Lérida? ¿Y a los de Reus? ¿Y a los del barrio del Poble Sec? ¿Y a Jordi Palafrugell i Mascareñas?
La segunda cosa en la que estoy de acuerdo, en este caso conmigo mismo, es que éste es un blog de Historia. Claro que me ditas a Pujol y, la verdad, Pujol ya es Historia :-)
En cuanto a la base histórica, completamente deacuerdo, es lo primero que comento: la prueba de que España es un país es que lleva siglos siéndolo.
ResponderBorrar