En el hilo de comentarios del último post que he escrito, un amable lector (asiduo, por el contenido de su crítica) me afeaba la conducta de «meterme siempre con los de menos de 30 años». Ya tuvo una respuesta por mi parte, escueta que, por lo tanto, no parece mía (porque yo la última vez que fui escueto fue el día que le expliqué a mi primera novia qué quería hacer esa tarde). Es obvio que no me pude quedar contento con las dos o tres líneas que le dediqué, así pues me fueron rodando algunas ideas en la cabeza que espero destilar aquí, en este post-aftermath sobre la cuestión de la educación y por qué «me meto» tanto con los que la la han recibido en los últimos diez o veinte años.
Y lo primero que hay que decir que hay algo en la argumentación de mi anónimo corresponsal que no es del todo correcto: la idea de que yo establezco una dicotomía estricta entre la educación actual y la que yo recibí, en el sentido de que la mía fue cojonuda y ésta es una mierda. Si ésa es la expresión, me expreso mal. Es cierto que echo de menos cosas que hoy se han desechado, creo yo que por inútiles, como es la educación en torno al mundo clásico. Pero, aun así, aquel león no era tan fiero como algunos creen que lo pinto. Porque, de hecho, el problema, el problema esencial que yo veo en la educación actual, comenzó incluso cuando yo no había nacido, y comenzó a hervir cuando yo sólo tenía seis años.
Si los educandos de hoy en día o que lo han sido hace poco se pueden sentir víctimas de la LODE o de la LOGSE, sólo nosotros, los que hoy tenemos cincuenta tacos o así, sabemos lo que la política ha jugado con nosotros. En tiempos anteriores a mi entrada en las aulas hubo un ministro de Educación, quiero recordar que Gual Villalbí aunque no estoy seguro, que parió el aborto de hacer coincidir el calendario escolar con el natural; para cuando se dio cuenta de la estupidez que había cometido, había jodido a los educandos españoles por dos años: el de la medida, y el de la corrección. Luego vino el famoso Villar Palasí, que hizo con nosotros lo que quiso, inventando una Educación General Básica de longitud variable, un bachillerato mutante que acabó siendo el BUP, también de extensión variable. Por el camino, hay que recordar aquella famosa frase de La Sonrisa del Régimen, el ministro José Solís Ruiz (quien luego negó haberlo dicho), juzgando cuál habría de ser el futuro del sistema educativo español: «menos latín, y más deporte». Esta frase, por cierto, generó una de las réplicas parlamentarias más elegantes de la Historia del caserón de San Jerónimo, la del falangista Alejandro Muñoz Alonso, quien se limitó a recordarle a Solís que «el latín es el responsable de que Su Señoría, natural de Cabra, Córdoba, sea llamado egabrense, y no otra cosa».
Así pues, ya sabéis los jóvenes que en el pasado no todo el monte es orgasmo. Es más: el monte es, básicamente, virginal.
Y esto es así porque el proceso es un proceso de largo plazo. Veamos.
El siglo XX es un siglo en el que han pasado muchas cosas novedosas. Y una de ellas es la muerte de la fatalidad. Al hombre, hasta el siglo XX, le ocurrían desgracias porque sí, porque, como dicen los angloparlantes, shit happens. A este principio ayudaba mucho la visión cristiana de la vida, Dios lo quiere y bla; pero, la verdad, si uno se sale de los ámbitos dominados por la Iglesia, tampoco se encuentra puntos de vista muy diferentes. El hombre anterior a nosotros, pues, crecía y se desarrollaba con la idea de que la desgracia era algo que le podía ocurrir, sin que pudiera hacer responsable de eso a nadie.
El siglo pasado, sin embargo, este concepto fue cambiando y, muy intensamente en la segunda mitad del siglo, la mala suerte fue muerta y enterrada en algún lugar que desconozco, y fue sustituida por el concepto de negligencia. Así, las desgracias ya no ocurrían por fatalidad; ocurrían por la negligencia de alguien, un tercero ajeno a nosotros, quien, por no haber hecho las cosas como debía, nos había causado el daño que sufríamos. Con el surgimiento de los Estados acogedores y responsables absolutamente de todos los ámbitos de la vida diaria (que son apelados por algunos de (neo)liberales, lo cual no deja de ser un chiste de mal gusto), se nos enseña que todo lo malo que nos puede pasar en la vida nos puede no pasar; basta con que quien tiene encomendada la labor de que no pase sepa hacer su trabajo.
Con la fatalidad fue enterrada, en ataúd contiguo, la responsabilidad. Ese hombre anterior que crecía sabiendo que la desgracia podía ocurrir adquiría, de consuno, el compromiso, consigo mismo y con los demás, de prevenir, en la medida de sus posibilidades, las consecuencias de esa desgracia. Pero es obvio que en un sistema en el que la desgracia desaparece y se convierte en labor de un tercero, la responsabilidad también es trasladada: desde el individuo que antes la tenía, hacia ese tercero.
A partir, más o menos, de 1950, cada desgracia, cada mala noticia que se le ha presentado a las sociedades desarrolladas, se ha venido seguida de un proceso, en ocasiones largo y tedioso, de búsqueda y calificación del responsable de la misma. Si un barco sucumbe a las olas de una tormenta perfecta, habrá alguien que sea responsable de no haberle avisado de que la ciclogénesis se aproximaba; o de no haber iniciado el rescate a tiempo para poder salvar vivo a algún marinero; o, o... Toda desgracia tiene detrás alguien que corre con la responsabilidad, y ese alguien nunca es quienes sufren dicha desgracia.
Este concepto, en educación, ha tenido consecuencias catastróficas. La primera es que el educando ya no es responsable de su educación; su educación es algo que es provisto por un tercero (el Estado, a través de la escolarización obligatoria y la organización del sistema educativo en general), que aparece como el único responsable de que dicha educación sea de calidad. Esta teoría nace de Mayo del 68, que es donde asimismo nace la idea de que el sistema educativo es, en realidad, un instrumento ideológico, de ingeniería social. Los chicos que seguían a Daniel Cohn-Bendit y sus adláteres en Nanterre se alzaron siguiendo la bandera de que en dicha universidad estaban siendo educados para ser obreros obedientes, esto es estaban siendo diseñados como epsilones huxleianos. Cuando, en los años setenta, esta generación de Mayo del 68, que ha perdido la revolución, gana el gobierno de los Estados que le ganaron dicha revolución, ocurre algo que pragmáticamente puede ser muy lógico, pero epistemológicamente no hay quien lo entienda: ellos, que rechazaron la educación como elemento de ingeniería social, adoptan esa misma metodología, diciéndose que lo hacen por una buena causa. En otras palabras: lo malo no es que la educación intente diseñar personas; lo malo es que intente diseñar personas que piensen cosas distintas de las que pienso yo. Si se diseñan personas que piensan lo que yo pienso, entonces está guay.
La educación, a través de este prisma, adquiere apellidos (educación fascista, educación progresista, educación vasca, educación menchevique, jacobina...) y sella su naturaleza planificadora: ya no se ocupará de darle al educando las herramientas para ser persona (idea inicial de Mayo del 68, de corte procedente, por así decirlo, del «buen anarquismo»); buscará que sea una persona en concreto (corolario de Mayo del 68, enraizado en el «mal marxismo»). En ese momento, la educación, lejos de ser una experiencia personal de la que cada persona (y sus padres) se responsabiliza, pasa a ser un servicio más, como la recogida de basuras o el asfaltado de las calles.
En el caso del franquismo, y fíjese que hablamos de un régimen fuertemente conservador y reaccionario que no era precisamente admirador de Cohn-Bendit, en realidad tiene sentido que se abrazasen todas estas teorías. Franco, estoy seguro, se sintió encantado de apoyar la idea de que la escuela debe verse como una institución de formación planificada con objetivos de ingeniería social. De hecho, venía practicando todas estas teorías de tiempo atrás de Mayo del 68, ardorosamente asistido por la Iglesia católica nacional. ¡Cómo no vamos a tener que reconocer aquéllos que nos educamos entonces que nuestra educación era dirigista y estrecha en gran medida! Lo era, ciertamente. Pero es que el franquismo era una dictadura.
Y la democracia que vino después, no.
Ahí es donde reside la diferencia. Ahí es donde se asienta la puta manía de este amanuense de «meterse con los de menos de 30 años». Los diferentes gobiernos democráticos españoles hicieron otra vez la jugada trilera de Mayo del 68: enfrentándose a una forma de hacer las cosas en educación propias de un régimen dictatorial, en lugar de cambiarlas, que hubiera sido lo lógico (es lo que hizo, sin ir más lejos, la II República española), las reprodujeron... aunque las repintaron. El monolito educativo español, pintado de azul, fue pintado de rojo; pero siguió siendo el mismo marmolillo. Nadie, en realidad, se planteó seriamente que lo que había que hacer era cambiar el esquema, el dibujo, el cimiento.
Es mi idea que la democracia española pactó con la clase pedagogo-profesoral como pactó con la militar, o la policial, o la económica. Probablemente, pensó que sólo era cuestión de tiempo: que los miembros de aquellas instituciones educativas con las que pactaba un cambio lampedusiano acabarían por jubilarse y, a la hora de renovar sus puestos, llegaría su hora de poner al frente de las aulas a sus campeones de la libertad, de la mente abierta, del sentido crítico. De la responsabilidad personal. Fue un error de cálculo mayúsculo porque, como bien saben quienes trabajan dando clase aunque a menudo lo callen, hay muchas razones, desde las personales hasta las sindicales pasando por la casualidad o las consecuencias de la arquitectura de la enseñanza de los magisteri hispanos, que acaban provocando que la teoría según la cual los que ocupan cátedra frente a los alumnos son los aristoi del magisterio sea un cuento con las mismas dosis de veracidad que los experimentos del doctor Kabuto, inventor de Mazinger Z.
La democracia española no hizo nada, absolutamente nada, por recuperar la responsabilidad personal del complejo formado por el educando y sus próceres. Es más: viajó en la dirección contraria. Los maestros, conscientes de que les iba mucho en intensificar la idea de que la educación es un servicio puesto que sostiene mucho mejor sus reivindicaciones de ganar más (y no seré yo quien les afee la estrategia, que a mí también me gusta ganar más), cebaron la máquina de la irresponsabilidad del estudiante, mientras pedagogos, expertos y consultores de variada laya convencían a los políticos de una larga ristra de chorradas; la primera de las cuales se produce el día en el que un ministro de Educación que individualmente era persona de potísima calidad intelectual, José Antonio Maravall, anunció ampulosamente que la LOE (creo que fue la LOE) había acabado con la institución de los deberes en casa.
La conspiración ha continuado durante tres décadas, lo cual quiere decir que esas personas «de menos de treinta años» que por lo visto me caen tan mal (no hay tal, lo juro) son el primer, por así decirlo, «producto integral» de este momio. Han sido sumergidos en él por completo, como hizo Tetis Pelea con su hijo en la Estigia, de modo que apenas les queda el taloncito de su conciencia personal. Y pienso, así lo dije en el comentario, que tienen todo el derecho a llevar a sus ministros de Educación ante un tribunal, por denuncia de negligencia, como poco. Como poco porque, como digo, a mí no me parece que este proceso sea ni casual ni espontáneo. Es algo muy medido.
Forma parte de la retórica revolucionaria de izquierdas el estar constantemente enviando a la gente a la escuela. Los anarquistas españoles de principios del siglo XX se desgañitaban en sus ateneos tratando de convencer a los obreros de que leyesen, de que se culturizasen, de que estudiasen, porque, les decían, el conocimiento les haría libres. Lo mismo decía el Che Guevara, y lo mismo dice el actual presidente de Uruguay, José Múgica, quien, tras oportuna entrevista celebrada con un cardenal de la modernidad, se ha convertido en el nuevo hombre-mantra de lo progresivo.
Siendo así, sorprende cómo esa misma izquierda, y digo izquierda porque es la que ha gobernado España con más poder y más tiempo estos últimos treinta años, traiciona estos mismos principios que sus creyentes dicen tener en el altar de lo irrenunciable, de lo que debe ser. La Conspiración les ha convencido de una cosa que es una gilipollez como un piano: que la inversión en educación garantiza su efectividad. En realidad, gastar más en educación sólo garantiza que hay más escuelas, que en éstas hay más ordenadores, y que se contratan más maestros. Pero, ¿qué es lo que pasa si no se sabe usar el ordenador para educar o, en general, el maestro es un gañán? Y, sobre todo, ¿qué es lo que pasa cuando se mantiene el objetivo de que la educación se perciba como un servicio en el que educando y padres no ejercen otra función que ser receptores del mismo? ¿Qué tiene eso que ver con que se gasten 10, 100 o 1.000? De hecho, cuando el objetivo es erróneo, en realidad no es que no se deba pedir que se invierta más. Es que habría que exigir que se invirtiera menos.
Lo que yo reprocho al actual sistema educativo es, pues, que haya mantenido una tendencia que heredó de una dictadura hacia la disolución de la responsabilidad personal del educando (entiéndase extendida a los padres). En realidad, que ya no enseñe a Esquilo es accesorio. Hasta podríamos estar de acuerdo en que lo mismo está bien tomada la medida porque, al fin y al cabo, es posible que ya no queden muchos profesores en España que le sepan sacar el tuétano a Los persas. Como digo, eso es accesorio.
Lo realmente importante es que el proceso del conocimiento es, por utilizar una expresión borgiana, un jardín con senderos que se bifurcan. Y que una educación democrática no se preocupa de generar un temario de Educación para la Ciudadanía; se preocupa de describir ese jardín, y de convencer al educando de que es su elección tomar los senderos que quiera, que le llevarán a lugares totalmente diferentes a los de sus compañeros de pupitre, puesto que éstos, haciendo uso de su libertad, tomarán otros senderos.
LOE, LODE, LOGSE, son, para mí, mojones de un camino en el cual ese tercero proveedor del servicio educativo ha ido cegando senderos, cavando zanjas infranqueables en el jardín, para finalmente diseñar un camino, un solo camino, que lleva donde él quiere que vaya el caminante.
Y es por esto, amigo mío; es porque tienes menos de 30 años, porque has transitado un solo sendero y tal vez incluso piensas que ese sendero es el mundo todo; es por eso, digo, que te parece que me caes tan mal.
Pero no eres tú. Es la república.
El artista del "calendario juliano" fue Julio Rodríguez, el sucesor de Villar Palasí. Y creo que esta discusión sobre la educación en España (Rant mode:on) nos lleva a la pregunta eterna, ¿el huevo o la gallina?, formulada en este caso como ¿la sociedad es tan alérgica a la cultura que impide que exista una educación de calidad, o es el sistema educativo tan incapaz que solo puede excretar esta sociedad?. Como suele pasar con este tipo de preguntas, no hay una respuesta válida, pero sí que creo que es evidente que es menos complicado cambiar el sistema educativo que la sociedad. El problema es que desde hace 30 años no estamos ante el choque de dos filosofías de la enseñanza que se tiran las leyes a la cabeza: estamos ante dos colecciones de eslóganes sin un verdadero plan detrás. El comentario de texto de los programas electorales de los principales partidos sería una pesadilla: no hay nada que comentar. Ni una idea. Bueno, sí, que todo el mundo tiene que hablar inglés, lo cual me parece bien. El resto, pensamiento blando, buenismo y palabras blancas. Todos quieren fracaso escolar cero, aprovechamiento máximo de la potencial excelencia y reducir costes. Y en el fondo, les da igual. Y les da igual porque el horizonte máximo de pensamiento de cualquier político actual es de cuatro años. Después, el diluvio. Y creo que ese es quizás el principal problema en este y otros muchos ámbitos. (Rant mode:off)
ResponderBorrarSí, lo de la retórica de izquierdas también lo dije yo cuando Tepúflipo creyó que yo defendía la bajada de nivel (líbrenme las circunstancias que no controlo de caer en eso). Yo no veo nada de malo en que los hombres se culturicen, pero siendo conscientes de que le pueden regalar los libros pero que el esfuerzo lo han de dar siempre ellos. Como dices, se ha olvidado eso último y todo va de “te doy una educación” de un modo paternalista. El enlace a continuación creo que viene de perlas.
ResponderBorrarhttp://pseudopodo.wordpress.com/2012/02/27/comprar-el-saber/
No me gusta del todo la simplificación que haces de exigir responsabilidades públicas: estoy de acuerdo en que alguna gente ha olvidado que algunos problemas carecen de solución y/o que no sólo llorando y protestando se logra llegar a la meta; en otras palabras, que lo han llenado de demagogia victimista. No obstante, algunos problemas sí son culpa de nuestros próceres, por llamarlos convencionalmente de alguna manera, y no es que en España seamos especialmente duros con los corruptos, precisamente.
P.D: Egabrense, los egarenses son de Tarrasa.
Lo que sucede también, y que no nombras, es que la búsqueda de responsables ante una desgracia, algo por otra parte no solo legítimo si no también necesario, se ha convertido en una búsqueda de la cabeza de turco.
ResponderBorrarHay otra frase que merecía ser analizada con más detenimiento. Efectivamente mayor gasto en educación (ni en ningún campo de la vida) no implica mejores resultados. Lo que siempre hay que buscar es como aprovechar al máximo el presupuesto. Pero cuidado, menor gasto, casi siempre, implica peores resultados, ya sea en educación, sanidad o en la conservación de los altramuces, porque al reducir gasto lo que se quiere es seguir haciendo lo mismo que antes pero con menos dinero... y si antes ya se hacía mal, pues ahora peor.
Juan de Juan no creo que te caiga mal, nada más lejos. Soy Arabelle, Ara, la anónima dueña del comentario.
ResponderBorrarTratas tantas cuestiones que mi delicada mente infantilizada por una educación que solo me permite mirar en un sentido no alcanza a desentrañar la "chicha" de la cuestión, así que seguramente me deje muchas cosas en el tintero, pero perdonamelo porque soy menor de treinta y, para más inri: mujer. El pack completo en los tiempos que corren.
En mi opinión, leyendo ambos post, las discusiones son diferentes, totalmente diferentes.
En el otro post señalabas que las deficiencias en el sistema educativo llevaban necesariamente a que todos los educados en ese sistema somos unos miserables y hoy te centras en el sistema educativo en si. Que si bien parece la misma conversación y aunque tengan correlación no son estrictamente lo mismo. Que una es causa y otra efecto. Y que a una misma causa puedan seguirle muchos efectos distintos era mi critica en el post anterior.
Es posible que la educación sea peor hoy en día? Puede.
Que se haya seguido un sentido de ingeniería social implantado en una dictadura? Puede también.
No estoy en posición de entrar en un debate en esta cuestión porque sencillamente me faltan datos. Ni los tengo, ni tengo tiempo para buscarlos, así que, a efectos de este debate, aceptaré por buenos los que tu me dés.
Pero que haya una educación mejorable o deficiente incluso no nos convierte, inmediata y necesariamente, a todos los educados en esos baremos, en imbéciles que no respetan las ideas de los demás, en intolerantes, en personitas que no entienden el mundo que les rodea, ni nos hace idiotas.
Que habrá algunos? Puede, pero no creo que más que con las excelsas educaciones de antaño.
Porqué?
Porque el Estado no es el único responsable de nuestra educación, gracias a dios, ni antes ni ahora.
Porque hay otros factores que influyen: padres, inquietudes personales, circunstancias económicas, sociales, familiares. La vida misma, vaya.
Porque, además, si, por ejemplo, sabes leer aunque los libros que te proporcionen sean una mierda puedes llegar a otros que te parecen mejores, que abren tus miras, que te enseñan otros caminos.
Porque hoy en día en España todo el mundo puede encender un ordenador y ver a través de esa ventana todo lo que quiera, el mundo entero.
Porque con un mínimo de curiosidad puedes aprender y comprender mucho más allá de lo que te dicen, te cuentan o te explican en el colegio.
Porque, sin dejación de nuestras funciones, derechos, deberes y libertades como ciudadanos exigiendo lo que consideremos, o protestando, tampoco podemos cargar toda la responsabilidad de nuestra educación en manos estatales, creyendo que el Estado debe abarcarlo todo.
Porque no debemos caer en el buenismo de pensar que el Estado va a educarnos de la mejor forma posible porque: primero es difícil concretar qué es mejor, a cada uno nos lo parecerá una cosa y segundo, porque en "papá-estado" (siempre, sea una dictadura o una democracia), influyen diversos intereses y fuerzas, agentes sociales que pueden hacer variar la noción de que sería lo razonable en términos educativos. Ingeniería social, no?
Pero claro, igual es que, como tengo menos de treinta y me han educado en este sistema, en mi ignorancia, me creo que el sendero es el mundo.
(Continuación)
ResponderBorrarPero sabes? En una cosa te equivocas seguro: no creo que te caiga mal, ni tan siquiera me conoces.
Miras el sistema educativo, miras cuatro twitters escritos por gente que no son yo, que no me representan, ni a mis amigos, ni a mi barrio y concluyes que si alguien decide escribir esos twitters, la educación está fallando, todos los jóvenes debemos estar locos, y el mundo se va al garete.
Y, a lo mejor, el que solo ves el sendero, cegado por la experiencia y sabiduría que proporciona el tiempo, eres tu. Y, a lo mejor, tendrías que tomarte un día un café con algunos de los que no escribimos burradas en twitter, de los que decidimos ver más allá, de los que vemos personas en lugar de sistemas educativos, partidos políticos, izquierdas o derechas, y ver que, a pesar de todo, la mayoría de los menores de treinta te caeríamos bien.
Como a mi tu. Aunque, a veces, nos trates de tontos.
Oye! Y gracias por el post, eh! ;) No pensé que llegaría el día en que un comentario mío fuese a merecerse un post tuyo. Es todo un honor. (Lo digo en serio, que aquí no se le puede poner tono a las frases y después de la perorata que te acabo de soltar parece vacile)
Y te leo Juan de Juan que no te vas a librar de una seguidora tan rápido. :)
Arabelle, un par de cosas.
BorrarYo ya sé que el Estado no puede ser la única referencia en educación. Lo que tengo es la sensación de que quiere. Lo primero es esencial, nadie lo puede cambiar, porque en el momento en el que enseñas a un humano a leer y escribir, ya es bastante difícil que lo puedas mantener en un perímetro intelectual si se quiere salir. Pero es que lo segundo es inquietante. Yo sí creo que hay ingeniería social; que la hay desde hace mucho tiempo. Lo que pasa es que la que yo sufrí la entiendo (que no la justifico) porque a mí me educó una dictadura. Lo que no logro entender es cómo las democracias hacen estas cosas.
En un jardín de senderos que se bifurcan, si viene alguien y lo rotura para hacer que vayas por un solo camino, siempre tienes la opción de saltar por encima de los montones de grava y seguir tu propio camino. Pero coincidirás conmigo, espero, en que es mucho más difícil que eso ocurra.
Y, last but not least, lo siento, pero yo no he leído cuatro tuits. He leído toneladas. Sé que si mañana comienzo a tomarme cafés con jóvenes con criterio propio y principios éticos democráticos, no terminaría en siete vidas que viviese. Pero eso no escondería el horroroso panorama al que nos enfrentamos. Porque, contra lo que tú piensas, los dos posts seguidos sí que están íntimamente relacionados. Igual que hay gente que nace con tres piernas, hay intelectuales que, a pesar de serlo, son capaces de ser asesinos despiadados. Pero, por lo general, la experiencia del conocimiento genera una experiencia ética. Como no tenemos conocimientos, eso nos convierte en unos miserables. A todos.
Estoy segura de que existe ingeniería social, pero creo que en toda democracia existe cierta ingeniería social...como en cualquier organización humana, de cualquier tipo. Para mi es algo innato al ser humano intentar expandir sus pensamientos, opiniones o creencias allá donde vaya y donde esté, es una de las características que ha hecho al mundo como hoy lo conocemos, nos ha hecho avanzar.
BorrarQuizás la cuestión sea, entonces, si esta resulta deseable o no...pero, en mi opinión, plantearse esto es como discernir sobre si el agua moja, o el sol produce luz y porque sería mejor que no lo hicieran...es entretenido, pero no cambia la realidad.
Con respecto al grado de influencia de dicha ingeniería social en el sistema educativo, pareciera que debiera ser este mayor en una dictadura y menor en una democracia...pero aquí ya entraríamos en un debate político y en jardines en los que, estando la cosa tan revuelta, es fácil ver los linderos sin necesidad de pasar más que por delante.
Totalmente de acuerdo con el segundo párrafo, solo tengo que objetar que no es suficiente para llamarnos cazurros a todos los menores de 30.
Y, por último, señalarte que tus últimas tres frases (Pero, por lo general, la experiencia del conocimiento genera una experiencia ética. Como no tenemos conocimientos, eso nos convierte en unos miserables. A todos.) contienen una falacia: si A entonces B, no implica que no-A entonces no-B.
Así aunque, con carácter general, la experiencia del conocimiento (A) genere una experiencia ética (B), el no-conocimiento no implica directamente que no se tenga experiencia ética. O dicho de otra forma, lo que tu pintas como excepcional: que el intelectual del que hablas puede ser un asesino puede traducirse tambien en que un tonto del culo puede no serlo. Una persona sin experiencia del conocimiento puede tener experiencia ética, por tanto.
Y conozco a unos pocos, unos de mi generación y otros de la tuya, que podrían demostrarlo.
Saludos:
ResponderBorrarImagino que meteré la pata hasta el corvejón pero voy a tratar de aportar algo.
Por favor comparemos los títulos de algunas de las series de animación y programas infantiles que los que nacimos en los 70 disfrutamos en nuestra infancia. Para los más jóvenes hay abundante información en la red.
_ "Érase una vez el Hombre". Toda la historia de la humanidad resumida.
_ "El juego de los sabios". Un concurso sobre nivel cultural para niños y jóvenes. A rato desenfadado, pero con buenos reportajes.
_ "Tres, Dos, Uno, contacto". Espacio juvenil totalmente didáctico.
_ "Dabadabadá": Un espacio infantil de variedades donde se realizaban experimentos con nitrógeno líquido.
_ "Dartacán y los tres Mosqueperros". (¿Ha parado ya la risa?) Una adaptación, todo lo desenfadada que se quiera, de Dumas, como las hubo de Cervantes o de Verne.
Y añadamos "El Hombre y la Tierra", "Más vale prevenir", cine clásico y en blanco y negro a las 15:00 horas, incluso "La Clave", había quien veía la película que ponían anteriormente.
¿Y ahora qué pueden ver los jóvenes a esas mismas horas? básicamente sesudos debates sobre las bragas de alguna choni.
Por supuesto que hay series de animación infantiles. Pero hasta donde llegan mis conocimientos "Bob Esponja" o esas otras cuyo título no recuerdo ahora bien no son lo mismo. Personajes soeces, macarrillas, a veces escatológicos y con frecuencia verdaderamente retrasados mentales.
Pues creo que nos sale que en los últimos años no hemos avanzado, sino al contario en ese bendito aspecto. Y a mí nadie me ha preguntado qué programación quiero para mis hijos, alguien en altas esferas lo ha decidido por mí.
Rafael.
P.D. No pocas series de esas que nos hacían aprender valores positivos (si no lo es que la abeja Maya se niegue a abandonar a sus amigos ante depredadores o que Marco tenga que apretar los dientes y seguir adelante) y nos daban conocimientos (me enteré de la existencia de Hernando de Soto viendo "Érase una vez las Américas"), pueden verse gratis sacándolas en las bibliotecas municipales e incluso en YouTube.
Vaya, hombre, ya tardaba en salir alguno de los afectados por el síndrome de la Infancia Dorada. Por lo visto, este hombre procede de un universo paralelo donde, hace algunos años, no se emitían series tales como las de la Warner, llenas de palos. Tampoco Mortadelo y Filemón, por poner un ejemplo con el que he crecido, era un tebeo de dos verdaderos incompetentes, sino que debían tratar de filosofía hegeliana (ingenuo de mí, no me di cuenta).
BorrarTampoco es verdad que si uno coge cualquier obra de humor, se da cuenta de que reírse del idiota ha sido el tema universal desde los tiempos en que Tersites, el de la Ilíada, era la burla por ser más feo que la hostia. El Decamerón tampoco abunda en gente que se da de palos ni sale un personaje, Calandrino, que podría disputar un más que reñido combate de idiotez con Homer Simpson, que ya tiene, ¿mérito? Ni mucho menos, este mismo libro detalla la descripción de un tipo al que tiran a un depósito de abono (tal como lo leen ustedes) un par de cabrones. No hablemos de los cuernos y líos de faldas, porque me está dando la risa floja.
No debe de ser, por tanto, que en todas las épocas hay historias cuyo único interés es la entrepierna y de lo que allí sale o entra, sino que existe lo que a nosotros nos da la mejor gana recordar. En fin, que me doy cuenta ahora de que soy víctima de una conspiración que ríase usted de los Illuminati y otras cosas por el estilo. Y miren que a mí casi todas esas series me gustan, aunque Érase una vez el hombre cae en ciertas tonterías que serían largas de nombrar aquí.
Hombre, Ozanu, hoy en día, series educativas, no sé...
BorrarSí que las hay, ocurre que son cosas como Dora la exploradora y similares, orientadas no ya a la infancia, sino casi a lactantes. Después, Pocoyó quizás sea el mejor ejemplo que se me ocurre. Sí que te admito que hay un "vacío" para los que van de los seis hasta los doce años, creado por: a) el desplazamiento de la programación infantil hacia canales especializados (Clan, Boing, etc). b) Cierta tendencia a comprar series hechas en lugar de apostar por hacerlas. c) Tendencia, eso sí, a la comedia por y para adolescentes de manera notoria.
BorrarPero vamos, que vulgaridad ha habido desde siempre.
Saludos Ozanu:
BorrarUf, me ha preocupado usted. Otro síndrome que padezco. y ese no lo conocía. Menos mal que ha llegado a tiempo su docto diagnóstico. Ahora ya sé que estoy a salvo y en manos sabias.
Pero pensándolo mejor, me está entrando una duda cruel, ay, no quiero ser malpensado pero penetra en mí el asomo de una sospecha. Juraría que no me ha entendido.
Así que no le importará si trato de explicarme. Con mi penoso estilo de redacción cuya simiente se remonta a las redacciones de la EGB. Si no le gusta no sufra. A mí tampoco.
Soy un sentimental, pero no un melancólico, ni un nostálgico. No me paso el día babeando con una infancia idealizada. Porque no la tengo así en mi memoria. Pero, oiga, si miro hacia atrás me doy cuenta de que la tergiversada programación de aquellas calendas no era tan sublime como la de hoy en día. No había debates sobre la vida y milagros de Belén Esteban en horario infantil, sino programas dignos de ese nombre. Con series de animación y luego otras de imagen real. Y en ellas había verdaderas tramas, no una simple sucesión de gags de dudoso gusto.
Sinceramente, siempre he deseado que a Piolín o al Correcaminos alguien les parta la cara. De hecho me suele ocurrir con otros personajes. Pero solo por ver a un mejicano humillando al personaje yanqui ya valía la pena. ¿También le traumatizó Spedi González?
Respecto a Mortadelo y Filemón, bru, mi mente se pone en marcha. Entre hostia y hostia me encuentro con que la primera vez que leí el término latitud y longitud fue gracias a ellos ("ochenta grados, tres rayitas latitud Norte) ¿imagino que capta el chiste? Tuve que pedir al autor de mis días que me lo aclarara. No sé qué edad tendría, pero doy fe que en el instituto llegan hoy sin saber calcularlo. o una viñeta en que Filemón encuentra al Super y Bacterio (de quienes iban huyendo) y exclama:
"Rayos, Landrú y el Doctor Petiot"
Ya sé que no es lo mismo que Hamlet, pero oiga, me interesé por averiguar quienes eran.
En una viñeta suya descubrí la existencia del Muro de Berlín ("vete a freír esparraguen burren"). O mi gag favorito:
_"¿Son ustedes guardaespaldas expertos?
_ Imagínese, nosotros protegimos a John F. Kennedy, a Indira Gandhi, a Annuar el Sadat".
¿Me explica qué se aprende hoy en esa serie del conejo rosa cuyo mayor anhelo es que las salchichas vuelen hasta su boca? O que se encuentra a sus hijos en la taza del inodoro y les pregunta si se los había comido.
Con respecto al segundo párrafo me temo que me he perdido:
"Tampoco es verdad que si uno coge cualquier obra de humor, se da cuenta de que reírse del idiota ha sido el tema universal"
Imagino que quería decir también, de lo contrario la frase no tiene mucho sentido. Con respecto a los clásicos personalmente me quedo con el humor de Circe, donde va a parar, transformar a tus compañeros en suidos.
Lo de conspiración lo cita usted solito. Yo no. Lo que he dicho es que alguien habrá ido dando las instrucciones para las programaciones.
Y es curioso. En su día conseguí que se le hiciera una mínima despedida a Barrillé. Sin embargo hay un par de episodios que siempre me han cabreado.
Si tiene curiosidad, me encanta el debate. Y no soy de los que lanzan por delante insultos risibles, tratando enternecedoramente de desacreditar los razonamientos ajenos.
En definitiva, que no me ha desmontado un sólo argumento. Así que ya puede figurarse lo que me ha convencido.
Siempre a su disposición.
Un saludo.
Rafael.
P.D. Arderé en el Infierno por cómo he escrito ciertos nombres, pero no tenía tiempo que buscarlos. Debe ser otro síndrome. Ozanu, por favor, ilumíneme y cuénteme cual puede ser.
El conocimiento humano crece de manera exponencial, no creo ni creeré que lo que aprendía antes sea mas que lo de ahora, los jóvenes de hoy en día, ingenieria social aparte, tienen muchos mas conocimientos de ciencia básica, de matemáticas y de en general cultura que sus padres, precisamente la única serie infantil moderna que has nombrado (Bob Esponja) la dirige un biólogo y es mucho mas científicamente correcta que erase una vez, (teniendo en cuenta que ambas son de dibujos animados y dirigidas a un publico que todavía no sabe del tema)
BorrarRafael.
BorrarSaludos Anónimo:
Gracias por la respuesta. Pero, honradamente, no me la creo.
¿Bob esponja científica?
Ojo, ha dicho usted científica y no didáctica.
Sin duda, tiene más conocimiento que servidor. Y un biólogo de director. Me descubro. Sin embargo
_ ¿Un cangrejo, por muy avaro que sea, puede engendrar a un cachalote?
_ Se puede triturar el caparazón de un caracol y luego pegarlo con esparadrapo sin dañarlo?
_ ¿Existe realmente el Holandés Errante?
_ ¿Los pulpos tocan el clarinete?
_ ¿Las esponjas marinas son como las sintéticas de las bañeras?
_ ¿Existen ardillas submarinistas?
_ ¿Pueden las garrapatas reproducirse a tal velocidad?
_ ¿Puede el placton sobrevivir al tubo digestivo de un crustáceo?
_ ¿Los peces se alimentan en restaurantes?
No se altere, pero su expresión ha sido científica y rodada por un biólogo.
Frente a eso, echemos un vistazo a la obra de Barrillé. Quitemos "Érase una vez el Espacio" por ser ciencia ficción.
La más científica es, obviamente, "Érase una vez la vida". Vale, tenemos a los glóbulos rojos charlando entre sí, mientras acometen su función de transportar oxígeno. A los glóbulos blancos como policías uniformados o a los anticuerpos lanzados desde naves espaciales. Además las neuronas son una auténtica sala de mando con el maestro allí sentado. Pero, por lo demás, ¿es o no una recreación correcta del funcionamiento del organismo?
Las otras sobre acontecimientos históricos, ¿es que mienten descaradamente? Que yo recuerde no y siguen siendo válidas hoy en día. Otra cosa es que los episodios dedicados a la España del XVI sean auténtica leyenda negra, el de "La Inglaterra Isabelina" una apología de Dracke absolutamente vomitiva, que barra para casa (francés de origen polaco al fin y a la postre) o que meta humoradas, a veces fuera de tono. Con todo en las posteriores se moderaron y sigo pensando que es lo más didáctico que se haya animado para niños.
Sinceramente, que no sepan del tema no quiere decir que haya que tratarlos como a imbéciles.
Le aseguro que espero encontrar algún día a un alumno de hoy en día que luzca los conocimientos sobre fauna que teníamos en mi barrio gracias a Félix Rodríguez de la Fuente. Disculpe la petulancia, pero el que esto teclea sabíamos de sobra qué era un depredador, una cadena alimentaria, una pirámide trófica, necrófago, hibernación o el "reticlaorfagee", sólo a base de documentales y enciclopedias de biblioteca. Hace unos años en un documental de la 2 el narrador citaba "la hiena se va al mercado" (sic), en lugar de la hiena busca una presa, o alimento, o carroña.
"los jóvenes de hoy en día, ingenieria social aparte, tienen muchos mas conocimientos de ciencia básica"
Sinceramente, al menos con mi alumnado doy fe de que no es así.
Atentamente.
Rafael.
ResponderBorrarSaludos de nuevo.
Toda esa jeremiada mental mía, sobre series televisivas, pretendía señalar un contexto de desprecio hacia el saber, por parte institucional, que al menos quien esto teclea tiene muy claro
Como soy profesor de instituto, creo que algo puedo aportar al debate. Ignoro qué niveles de inglés, matemáticas o informática tiene el joven actual de media. Mayor que el mío, sin duda. Puesto que soy una calamidad en eso.
Pero en lo que a mí me concierne, las Ciencias sociales, el nivel de desconocimiento es directamente abrumador. Con las consabidas excepciones, obviamente. Los alumnos, al menos en mi comunidad, llegan a secundaria sin haber estudiado, en la práctica, Historia, Geografía o Arte. Eso que antaño los profesores nos machacaban a mapitas sobre vertientes, climas, cultivos, la España árida o cordilleras
¡LO IGNORAN POR COMPLETO!
ni pajolera idea de cuántas provincias tiene España.
Y en cuanto a Historia. Alumnos que desconocen que existió el Imperio Romano, no son capaces de entender el concepto feudalismo, no saben definir democracia, y, si acaso, te preguntan si "¿Hitler era maricón?".
¿Que todo eso lo tienen en internet? Toma castaña. pero lo importante es que esté en su cabeza y les sirva para algo. Y de eso se trata. Se les ha extirpado a los jóvenes su capacidad de analizar el mundo o la vida. O se les ha complicado mucho ya que sin esa base desde básica, luego les cuesta horrores, no da tiempo y al final acaban sin saberlo.
Y, seamos sinceros, todo eso está en internet, no hay mas que ver donde estamos ahora y haciendo clic a tu disposición gratis (gracias infinitas Juan).
Pero por qué habrían de venir aquí los jóvenes si por el mismo esfuerzo tienen todo el porno que quieran. O cotilleos. O futbol. O ...
Ese es el problema que los que ya nos encontramos canas vemos en los más jóvenes. No por su culpa, sino de un sistema educativo que, ahora sí, trabaja en crear ypsílones.
O eso pensamos algunos.
No se porqué habrían de venir aqui...cuando por el mismo precio y esfuerzo tenemos porno, cotilleos o fútbol. No tengo una explicación...pero tengo menos de 30, soy una de esas personas de la "generación perdida" y cuando descubrí el blog de Juan de Juan me lo leí del revés, porque me encanta la historia. Y leo otros sobre medicina, psicología, divulgación científica y, por supuesto, derecho. No se como ha pasado pero aqui estoy...y tengo amigos y amigas con intereses similares dentro de las posibles variaciones por gustos personales...y le aseguro que no somos bichos raros y la gente no nos señala cuando salimos a comprar el pan. También suspendíamos algunas asignaturas en el instituto, y preferíamos socializar que estudiar, y también teniamos, y tenemos, el fútbol y los cotilleos a nuestra disposición...pero, ya ve, a pesar del sistema, siguen naciendo alfas, betas, gammas y deltas...¿no será que nos empeñamos en ver solo a los epsilones?
BorrarEstimada Arabelle:
BorrarComo veo que, inmerecidamente, una dama (a la que presupongo pletórica de saberes) se ha interesado por este ruin tecleador, creo que, caballerosidad obliga, me veo obligado a responder.
Y, de nuevo, la duda cruel.Tengo la impresión de que no me ha entendido.
A ver si consigo que me entienda.
Trabajo en secundaria desde hace dos lustros, creo que conozco algo del tema. Si comparo con mis recuerdos de infancia, no es que sospeche, afirmo que los alumnos de hoy en día están muchísimo peor en Ciencias Sociales. Y como da la casualidad que estas últimas son las que permiten comprender las sociedades, pues me entran dudas.
El recurrir a Huxley es un recurso, como otro cualquiera, sujeto a que alguien se ofenda, pero es que cada vez lo encuentro menos de ciencia ficción.
Por favor, diríjase a Youtube. Pinche en un episodio de "Érase una vez el Espacio" y luego haga lo mismo con uno de "Jugando aventuras" (creo que es su título, en caso de duda sale un perro amarillo que puede cambiar de forma).
O busque hoy en día un programa tipo "La Clave".
¿Lo ha hecho? ¿de verdad sigue pensando que le estoy insultando a usted? Me meto con la sociedad en conjunto, asumiendo la parte de responsabilidad que me corresponde.
Soy de los que opinan que a Marchesi, Piaget, Solana, Maravall y demás habría que organizarles un Nuremberg cultural.
(Que si, que si Piaget ya cría malvas).
Pero ¿por qué? Pues muy fácil, porque la dichosa LOGSE y demás reformas fueron un error espantoso que implicó destrozar la educación. CON TODAS LAS EXCEPCIONES QUE SE QUIERA.
Y el problema que me encuentro es sistémico. De toda la sociedad. De ahí mi interés por pequeños aspectos como pueda ser la programación.
Debo dejarlo. Ahora sigo.
Rafael.
Recomiendo el blog de Alicia Delibes para los que estén interesados en el tema de la educación y sus controversias. Recomiendo también los libros de Gregorio Luri Por una educación republicana (no tiene relación con la bandera tricolor, advierto) y Mejor educados.
ResponderBorrar----
¿Se me permite un comentario mordaz? A mí me tocó la ley de Villar Palasí -EGB, BUP y COU-, y una de las cosas que aprendí en clase es el uso de los signos de interrogación y admiración, que distinguen al español de otros idiomas como el inglés o el francés. Veo que ahora no lo enseñan; tal vez se considera que los signos de apertura son fascistas. Pues nada, ¡fuerza y honor!
Ya dije que era un comentario mordaz, no se me solivianten. Y recuerden el cuento de la rana y el escorpión: yo soy el escorpión.
Si vamos a continuar con el debate por mi lo continuamos, puedo argumentar hasta el infinito porque "los jóvenes de hoy en día" no son tan tontos como os creéis "los viejos de hoy en día" pero si la cuestión es criticar cosas "banales" como la importancia, o no, del uso de los signos de puntuación, diré que eso no es culpa del sistema educativo: me los enseñaron perfectamente, pero yo, en mis ansias de caminar otros senderos, he adaptado mi escritura al contexto, a Internet, porque en mi sistema educativo también me enseñaron a adaptarme a los tiempos que corren.
BorrarA mí este asunto (el de la ortografía y los signos de puntuación) no me parece banal en absoluto. En mi experiencia en internet he encontrado una fortísima correlación entre la corrección en la forma (cumplir con las normas ortográficas) y el interés en el contenido, y a la inversa entre la incorrección en el cumplimiento de las normas y la estulticia del contenido.
BorrarEn mi experiencia también, eso de "adaptarse al contexto" para justificar cualquier barbaridad gramatical u ortográfica cuando se escribe en internet no es sino poner al día aquello de "hablar en necio para darle gusto".
Eborense, strategos
Cecus non judicat de coloribus. (Alexander Agrícola - Joachim Patinir)
ResponderBorrarEfectivamente, no tiene nada que ver con el tema de los modelos educativos, pero me gusta divulgar el placer de la música renacentista.
Dedicado a JdJ, que cada vez escribe mejor.
Perdone usted Giacomo Bondini, no me había fijado que el debate, tergiversado por sus habiles tejemanejes ha caído en una argumentación basada en una falacia ad hominem.
BorrarYa sé que resulta mucho más sencillo quedarse en lo accesorio (como los signos de puntuación) o, bien, meterse directamente con el que argumenta (como en su canción) pero me gustaría que si entra en el debate lo haga aportando opiniones, hechos o conclusiones porque a insultar nos han enseñado a todos, viejos y jovenes.
O quizás no quiera pecar de machista sacando todo el arsenal contra una débil dama...no se preocupe y argumente, argumente sin cohibirse por mi sexo que, en mi época ya no nos educaron en coser y cocinar también nos dejan hablar.
Arabelle, yo utilizo Internet desde que San Pablo escribió su primera carta a los Corintios (más o menos), y sin embargo me niego a degradar el idioma y la escritura que he heredado de mis ancestros. Nada tiene que ver una cosa con la otra.
ResponderBorrarPor lo demás, uno no siempre tiene que adaptarse a los tiempos que corren.
A veces, uno ha de ir contracorriente.
Supongo, entonces, que también tendrá el gusto de hablar latín en su tiempo libre, aprovechando la maravillosa educación de sus tiempos y para no degradar el idioma.
ResponderBorrarNo todo cambio supone degradación, y en cualquier caso, es inevitable.
Y quiero decir una cosa, lo dejo en este comentario porque, creo, que Juan de Juan los lee todos:
Juan de Juan, ya te lo he dicho otras veces, en mis comentarios cuando leía el blog al revés, pero estoy francamente agradecida.
Me has enseñado cuestiones de historia que desconocía y que es posible que nunca me hubiera molestado en leer en un libro porque, supongo que como todos, tengo épocas favoritas y "desfavoritas" y siempre elijo leer sobre mis favoritas.
Me has hecho ver interpretaciones de hechos que desconocía y que me han encedido la lucecita , como minimo de la duda, respecto de otras cuestiones, pasadas y presentes.
Y, me has entretenido, y mucho, en mis ratitos libres entre estudio y estudio.
Estoy muy agradecida.
Haces una labor impagable, como todos los que enseñan cualquier cosa y lo hacen con vocación.
Transmites pasión por el tema que enseñas, narras los hechos, permites comentarios críticos y los contestas, y explicas tu visión de las cosas cuando alguien discrepa.
Todo eso en tu tiempo libre, por amor al arte...gracias de verdad.
Esto empieza a parecerse peligrosamente a tuitilandia. No creo que esta pagina que es de las mejores a mi parecer que se pueden encontrar en la red gane nada con la opinion de nadie. Yo entiendo lo de que la libertad y eso y tal y tal, pero no veo mejora ninguna en montar aqui un teatrillo de opine, enzarcese y ponga todo perdido de barro. Sencillamente no me interesa.
ResponderBorrarYa se que no esta de moda decir esto asi, pero es que yo tambien tengo opinion y creo muy firmemente que no escuchar tertulianos, no perder el tiempo en twiter y no escuchar opiniones ajenas es despues de fumar la mejor decision que he tomado en mucho tiempo. Más paz, ideas mas claras, mejores sueños y todo sin necesidad de ansioliticos ni tecnicas de relajacion oriental. Es que seguramente en este pais de futbol entendemos la leche y somos una grandisima potencia, pero lo de debatir, rebatir o argumentar no nos acaba de ir fino, no se por que sera.
Esto no es nada, pal. Espera que algún día se me ocurra sacar a pasear mi teoría de que Jesús no es un personaje histórico, y ya verás la que se monta :-DDD
BorrarDe uno de 43, maestro para más señas. He comentado en alguna otra ocasión, en general para mostrar mis divergencias. En cualquier caso:
ResponderBorrarDe acuerdo en el tema de la responsabilidad. Hace tiempo que pienso lo mismo incluso en lo de la muerte de la mala suerte.
No coincido en lo de que la izquierda ha gobernado este país durante 30 años. Es más, casi me parece increíble que alguien como tú diga algo así.
Sobre si la inversión en educación "garantiza" su efectividad. Salvo que haya un abceso de responsabilidad (ni me imagino cómo será la cosa en Corea del Sur, donde se tuvo que prohibir a los padres que sus hijos recibieran clases particulares pasadas las 10 de la noche), creo que debe de haber un punto a partir del cual la mejora no seasignificativa. Ahora bien, España en los últimos 10- 15 años ha recibido una cantidad de inmigrantes como no había conocido jamás. Sin un aumento de la inversión en educación, esos chavales - algunos de ellos magníficos estudiantes - no habrían tenido eso que se llama "igualdad de oportunidades". Hoy quizá habría que replanteárselo, habida cuenta del cambio de tendencia. Pero, en cualquier caso, lo que tengo claro es que el aprecio, respeto y valor que una sociedad tiene por sí misma empieza por demostrarse en su educación. Hablo de sentido crítico, en el mejor de los sentidos, el que impulsa el deseo de mejorar, el que te obliga a esforzarte, y el que evita la autocondescendencia.
Mi padre siempre me decía: "Hijo mío, parece mentira, con lo que habéis estudiado, cómo os engañan" Por desgracia, hace mucho que la educación dejó de ser sinónimo de conocimiento.
Saludos