lunes, julio 12, 2010

La mugre

Hola.

Si tienes menos de 35 años y estás leyendo esto, que sepas que lo he escrito para ti. Que no se ofendan mis lectores por encima de esa frontera vital; pero es que hoy toca hablar con los más jóvenes.

Es probable que tú, como yo, pasaras ayer algún tiempo entre las 11 de la noche y las cinco de la mañana danzando y gritando en la calle. Es probable que tú, como yo, no pudieras evitar saltar como en un electrochoque cuando Iniesta lanzó el balón cruzado que ha enviado a La Roja a las páginas de la Historia. Es probable que ambos hayamos estado anoche apenas a unos metros de distancia, celebrando lo mismo y de la misma manera. Y, sin embargo, entre tú y yo hay una diferencia fundamental. Tú no te has sacudido la mugre, y yo sí.

Me gustaría poder explicarte por qué, para muchas generaciones de españoles, lo que pasó ayer es tan importante. Tiene que ver, desde luego, con ser los mejores y todo eso. Con la admiración deportiva. Pero tiene que ver también con otras cosas. El gol de Iniesta nos ha sacado de encima una espesa mugre de décadas.

Madrid ha batido en estos días su récord de banderas españolas por metro cuadrado. El anterior récord se estableció el 1 de octubre de 1975, durante la manifestación que se convocó en la plaza de Oriente para exteriorizar el apoyo de los españoles al dictador Francisco Franco. Franco, para entonces un anciano debilitado que pronto tendría un infarto que inclinaría el plano de su vida hacia abajo sin remisión, acababa de hacer lo único que sabía: reaccionar a las agresiones agrediendo. Convencido de que la forma de acabar con el terrorismo era la represión, y contra el parecer del mundo entero, había decidido el fusilamiento de tres terroristas del FRAP y dos de la ETA, si no recuerdo mal. Un millón de españoles según la propaganda oficial (ya el franquismo tuvo esta habilidad de meter volúmenes imposibles en escasos metros cuadrados) dieron vivas a Franco mientras decía que todo lo que le ocurría a España era fruto de la conspiración judeomasónica internacional. Se cantó el Cara al Sol brazo en alto.

La mera reflexión sobre los dos motivos, tan diferentes, que han llevado a las personas a salir a la calle, en 1975 y en el 2010, a ondear su bandera, es la mejor demostración de en qué medida, y en qué dirección, se ha producido el cambio de España en estas últimas décadas. Media España, la que tiene más de 40 años, tiene un trauma provocado por el franquismo que le impide valorar lo que el franquismo dio por bueno. Esto ha afectado, sin duda alguna, a la bandera. La bandera de España se ha convertido, durante un tercio de siglo, en cosa de fachas. El único delito que ha cometido esta combinación de colores, como digo, es que Franco juró morir por ella.

Y ayer nos hemos quitado esa mugre de encima.

Otra cosa que nos trajeron las cuatro décadas de franquismo fue una admiración desmedida por lo extranjero. Cuando la Opel-General Motors quiso establecer una fábrica más en Europa, se fijó en España, en Aragón y en un lugar llamado Figueruelas. Allí, en efecto, estableció una factoría de cuya productividad y eficiencia no parece que pueda tener muchas quejas. Pero esos mismos directivos de la Opel que estaban encantados produciendo en España, cuando trataban de vender esos coches a los españoles, lo hicieron inventando el eslógan Ingenería alemana a su alcance. De haber cambiado, en el eslógan, alemana por española, no habrían vendido ni una triste bicicleta, y lo sabían.

La era de Franco nos enseñó que el futuro prometedor estaba en el ámbito internacional. Primero fue el Plan Marshall que, como genialmente filmó Luis García Berlanga, nunca llegó. Luego, entrar en la ONU. Con los años sesenta, llegó el mantra de ser miembros de la Comunidad Económica Europea. El exilio de la posguerra y un ambiente intelectual interior difícilmente respirable, sobre todo en los primeros años del régimen, hicieron que España perdiese comba de muchas cosas. En descargo del franquismo hay que decir, en todo caso, que la actitud hispana de despreciar el avance es muy anterior. Pero, por unas cosas o por otras, poco a poco la España del siglo XX, a pesar de su desarrollismo, se convirtió en un niño de origen modesto asomado a los Pirineos, observando a sus vecinos europeos vivir como cresos. El sueño de irse allí a ganarse un buen pedazo del pastel se convirtió en un sueño colectivo, casi nacional. Eso los menos pudientes. Las clases medias, por su parte, soñaban con poder pasar la frontera para poder ver El último tango en París, o cosas parecidas.

España, desde la carta de Fernando María Castiella hasta tu integración definitiva, estuvo un cuarto de siglo esperando a ser admitida en Europa. 25 años esperando una primera cita es como para que acabes magnificando sus resultados e imaginando que la chica con la que te vas a ver es la más guapa del mundo. Muchos politólogos destacan el hecho de que el nivel de consenso europeísta existente en la sociedad española es algo inusitado; es así porque otros países, tal vez, no están tan acostumbrados como nosotros a admirar lo no-español.

En los libros de texto que yo estudié en el colegio se destacaban con tintes encomiásticos dos hechos: que en España estaban las mayores minas de mercurio del mundo (Almadén); y que España era el mayor productor mundial de aceite de oliva. Y aquí terminaban nuestros méritos. Luego estaban los demás con sus salchichas, sus coches, sus ordenadores, sus trenes puntuales, sus minifaldas, su libertad de expresión y sus revistas con tías enseñando las tetas. Que yo recuerde, la primera mujer que se desnudó (a medias) en la portada de una revista española fue Victoria Vera en una que se llamaba Papillón. En mi colegio (130 alumnos en el curso) había un ejemplar, y su dueño lo alquilaba a dos pesetas el cuarto de hora.

¿Cómo íbamos siquiera a soñar con ganarles en algo? Ciertamente, Massiel marcó una muesca; pero nosotros seguíamos siendo los parientes pobres. Todo lo extranjero, por definición, era mejor. Josele, un excelente humorista, llenaba las salas de fiesta con un sketch en el que un andaluz hablaba por teléfono con otro andaluz, emigrado a algún otro país del mundo, y le gritaba: ¡Vente p'a España, tío! Decir eso, en la adolescencia y juventud de las gentes de mi generación, era el equivalente del ¿Qué passa, Neng? de hoy en día.

¿Once españoles ganándole a once alemanes, a once holandeses? Estás de coña. Nosotros ni aspirábamos a eso. España era todo lo que no eran esos países y, consecuentemente, ellos eran todo lo que nosotros no éramos. Eso sí, Rusia era otra cosa. A Rusia le habíamos marcado el famoso gol de Marcelino. Y te parecerá acojonante pero, sí, se puede vivir más de diez años recordando sólo un gol, que ni siquiera se marcó en una final. Porque nosotros, amigo mío, nosotros no llegábamos a las finales.

Ayer por la noche, o al menos eso espero, nos hemos sacudido la mugre. La mugre de estar en constante conflicto con nosotros mismos. La mugre de no querernos. La mugre de asumir, de entrada, que sólo somos side shows de la Historia. La mugre de creer que no merecemos la ambición.

Ya ves. Tú saltabas, con la botella de champán en la mano, pensando que sólo saltabas porque Iniesta metió un gol. Pero, aunque no lo sepas, también saltabas por todo esto.

13 comentarios:

  1. Anónimo5:37 p.m.

    Pues no. Ni celebré el gol, de hecho no vi el partido, ni nada. Llámenme soso, o muerto. Como decía a mediodía Àngels Barceló. Si no se están emocionando es que no están vivos.

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  2. Me has pinchado en el corazón. Al principio me pareció que no era más que una excusa de la caverna para exhibir la banderita, pero a medida que iba viendo esa riada de gente me he ido dando cuenta de que la gente está deseando recuperar unos símbolos nacionales que algunos se han empeñado en monopolizar.

    No me gusta el fútbol, y mi bandera sigue teniendo tres colores (lo siento, soy un romántico), pero me alegraría mucho que este evento rompiera el mito de las "dos españas".

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  3. Anónimo3:34 a.m.

    Tengo menos de 35 años, y ayer sentí un poquito todo eso que cuentas.

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  4. A Hispa sólo decirle que el mito de las dos españas que últimamente resurge gracias a nuestros entrañables políticos queriendo arañar poder, es sólo eso, un mito. Porque España es mucho más que dos Españas, es una pluridad de españas que debería reírse de tener por políticos a unos humoristas que parodian nuestros peores defectos.

    Pero lo gracioso es que comentarios como el tuyo le hacen el juego a esos a quienes interesa la crispación para ganar votos, porque Hispa dime tú qué tendrá que ver las dos españas, con el tema que trae el post de sacudirse esa mugre que llevamos en lo alto de sentirnos inferiores con respecto al resto del mundo¿¿?? dímelo tú.

    Yo meditaría serieamente hacer tanta propaganda electoral gratuitamente como últimamente cualquier ciudadano de a pie hace para defender a los partidos que mantienen esos mantras. Los correos que recibimos diariamente en el email están llenos de esa publicidad idiota para recabar votos y encima sin cobrar un duro. No sé si la gente se da cuenta de que los profesionales de la imagen suelen cobrar por este tipo de trabajo, ¿intrusismo? ¿economía sumergida? Lo peor es que lo que a mi me recuerda todo esto es al "comunista inocente" que creía un honor trabajar gratis para el partido. Cachis en la mar, que estamos en una economía de mercado, a ver si nos cotizamos mejor.

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  5. Disiento contigo, Amaranta, en que lo de las dos Españas sea un mito. Más bien me parece a mí que las dos Españas han sido uno de los principales motores de la evolución histórica del país durante estos últimos doscientos años.

    Quizá algún día haya que reflexionar sobre este asunto en un post.

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  6. Mito en cuanto a su existencia actual. Lo que hay hoy en día son descendientes directos de aquellos que aún hoy tienen heridas abiertas de aquel conflicto de las dos Españas que se abrió con la república y la guerra civil. Posiblemente la pervivencia que hoy hay de esas dos españas es el deseo de venganza que fue reprimido durante toda la dictadura. Eso sí que es tan cierto como que España ha ganado un mundial, hay un deseo de venganza que mal llevado por nuestros políticos que nos azuzan como a perros de pelea, podría llevarnos a mal puerto. Y de vendetas España sabe un rato largo, la humanidad entera.

    Pero no existen dos españas conceptuadas tal y cual nacieron en la primera mitad del siglo veinte, el comunismo y el fascismo de aquellas sociedades surgieron de unas caracteristicas sociales específicas. La capacidad revolucionaria de nuestros jóvenes no dan para esos sentimientos exaltados. Los problemas de hoy son otros y como otros que son no creo que busquen esas salidas. Nuestra problemática obrera actual no creo que grite por la socialización de los bienes de producción y no creo que las clases medias de nuestros días tengan la fuerza intelectual suficiente para crear tal movimiento como el fascismo fue en su día. La palabra facha hoy en día es un insulto no hay nada de movimiento en ella, ni ideológico.

    Que hay un sentimiento de venganza en los corazones de muchos que está enquistado, pues tal y como está el patio me lo creo, pero nada que ver con la existencia de dos españas ideológicas enfrentadas por la forma de materializar el poder del estado.

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  7. Anónimo11:44 a.m.

    Tengo más de 35 años y concuerdo plenamente con tus apreciaciones, sólo una pequeña acotación a propósito del titulo del post, sugiero el siguiente (para darle mayor valor histórico): "La Transición ha terminado". Y ha tenido que ser el fútbol el que marque un antes y un después del discutido y discutible concepto de nación, no somos conscientes del transversal triunfo de un equipo y de una afición que no se siente atada por los fantasmas del pasado (y del presente).

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  8. Te matizaré, Amaranta, que para mí las dos Españas no nacen en el siglo XX, sino en el XIX. Un siglo, por cierto, en el cual no hubo una, sino tres guerras civiles.

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  9. Entonces JdJ ¿seguimos teniendo dos Españas? ¿nuestras diferencias hoy en día se resumen en dos (cachis suena a bíblico)? ¿Es algo de tipo ideológico o del tipo alternacia de dos partidos en el poder? Yo es que creo que políticamente hablando la gente de nuestro país no tenemos preferencias lo suficientemente profundas que nos lleven a la lucha, ni siquiera aquellos que se atrevieron a hablar de crispación no hace tanto.

    Y creo que sería imprescindible para que siguiera existiendo esa división en nuestro país que los jóvenes tuvieran conciencia políta ¿la tienen?. Si la tuvieran JDJ no hubieras tenido que dedicar este artículo justo a los menores de treinta y cinco. Nos lo hubieras dedicado a los que en menor o mayor medida desconocemos la historia, pero el que lo hayas hecho precisamente a un rango de edad donde siempre se ha concentrado la mecha de cualquier revolución me hace pensar que las cosas han cambiado un poquito, que hayan cambiado para peor o para mejor es ya otra historia.

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  10. Por decir algo más ¿alguien se siente ofendido o salta cual animal herido si hacemos referencias a las guerras sucedidas en el siglo XIX? A alguien le importa ya si un antepasado suyo fue afrancesado, o si fue carlista o no lo fue. ¿A que no? Pues vuelve a reforzar que nuestro sentimiento actual con referencia a la II República y la dictadura proviene del resentimiento de ser víctima directa de esa situación, no de la permanencia real de esas dos españas en nuestros días. Y víctimas ya estamos hartos de oír que se consideran en este país todos, los nacionales que sobrevivieron a las fechorías de los rojos y los republicanos que sobrevivieron a las fechorías de la dictadura. Todos comparten ese rencor que si se sabe encender lleva a la venganza.

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  11. Anónimo9:40 a.m.

    Está claro que este tema da para un post. Uno muy peliagudo por cierto.
    A todo esto, yo querría hacerte una petición. Me gustaría mucho saber más sobre la invasión del valle de Arán de 1944 y sobre los maquis en general.
    Un saludo.

    Az

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  12. Anónimo9:48 a.m.

    Siempre me ha llamado la atención el complejo de inferioridad español frente a lo de fuera. Creo que una de las cosas que diferencia el Pais Vasco de España es eso precisamente. En mi entorno siempre he oido con orgullo hablar de las cosas del pais. Desde lo más nímio (un tomate) hasta lo más complejo (una industria). Esto se ha visto como una forma de arrogancia o chulería, y nada más lejos de la realidad, no se hace como una forma de agresión o de discriminación.

    Frente a esto en España para decir algo bueno de verdad se escuchaba "es de importación". Cuando se quería hinchar pecho de lo propio se recurre a la agresión y al insulto y solo tenemos que ver cualquier acontecimiento deportivo para comprobar como el entorno deportivo de España es sino el más de los más faltones de todos.

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  13. Anónimo11:13 a.m.

    Muy buen post... ¡Y qué razón tienes!

    Únicamente una precisión: El gol de Marcelino sí que fue en una final: la del Campeonato de Europa de 1964, único título que había ganado la Selección hasta la Eurocopa del 2008. Se lo marcó, de cabeza, a Yashine, el mejor portero de la época, a falta de seis minutos para acabar el partido, y a pase de Luis Suárez, creo (¿o fue de Rivilla?). Yo lo ví, en la tele, en directo: una cagada de gol, vale, pero que valió una copa (2-1, resultado final). Por cierto, aquella Eurocopa sólo la disputaron cuatro equipos, y España se clasificó de facto como organizador. Ganó a Hungría en semifinales y a la URSS en la final.

    Joder, qué viejo me he vuelto sin darme cuenta...

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