En el número 143 (marzo de 1988) de la entonces excelente
publicación Historia 16, la escritora
Carmen de Zulueta escribía un artículo quejándose amargamente de que el año
anterior, 1987, hubiese pasado sin pena ni gloria para la figura de Matilde
Padrós, a quien la autora del escrito consideraba, y es probable que lo fuese,
la primera universitaria de la Historia de España. 1987 fue, en efecto, el centenario del año en que Padrós pisó por primera vez una universidad; y es posible que fuese la primera vez en la Historia de España que esto ocurriera.
La distinción de ser la primera mujer licenciada en
Filosofía y Letras se suele adjudicar en muchos lugares, entre ellos laWikipedia, a María Goyri, mujer que sería de Menéndez Pidal. No es de extrañar
este hecho, porque María Goyri cuadra bastante más con la mitología feminista
pues, de hecho, fue una importante defensora de los derechos de la mujer.
Matilde Padrós cometió el error de no hacer nada de eso y, tal vez, es por eso
que no se la recuerda. Pero la muy cabrona, qué le vamos a hacer, sacó la
licenciatura en 1893. Algunos años antes que Goyri. Se siente.
Es posible, en todo caso, que Matilde Padrós no sea, como
pretendía De Zulueta, la primera universitaria española. Algunas
publicaciones sobre la materia destacan que Rosario Ibiurrun se licenció en
Físicas y Exactas en 1888, cinco años antes que ella. No obstante, no he
conseguido encontrar información fiable sobre si lo hizo por libre o asistiendo
a clase, con lo que no puedo asegurar si fue la primera mujer que pisó las
aulas.
Matilde Padrós Rubió nació en Barcelona en 1873, hija del
comerciante textil catalán Timoteo Padrós y de Paulina Rubió. Nació en el
número 11 de la calle del Coll y tuvo cuatro hermanos más.
La familia se trasladó a Madrid siendo Matilde una niña y abrió una tienda de modas, llamada El Capricho, en la esquina de las calles Alcalá y Cedaceros.
Don Timoteo no era lo que se dice un krausista avanzado,
pues ya le veremos diciendo hasta aquí hemos llegado; pero, sin embargo, cuando
su hija mostró proclividad hacia el estudio, no le pareció mal que siguiera
estudiando. Asistió, como buena burguesa, a un colegio privado, y al final del
curso se presentó por libre a los exámenes en el Instituto San Isidro. Terminó
el bachillerato el 1 de julio de 1887, con 14 años, con nota de sobresaliente.
Solicitó el ingreso en la universidad Complutense, que ejercitó al comenzar el
curso siguiente. En el tiempo en que Matilde ingresó en la universidad, nueve
de cada diez mujeres que entraban a comprar en El Capricho no sabían ni leer ni escribir.
La universidad no estaba cerrada a las mujeres, que podían
examinarse; sin embargo, lo que parece que estaba prohibido aun (pero
tendríamos que conocer mejor la historia de la Ibiurrun para confirmarlo) era
asistir a clase. De hecho Matilde, matriculada en la universidad, tuvo que
estudiar el primer curso en casa y, en el verano de 1888 (el año, recordémoslo,
que Rosario Ibiurrun se estaba licenciando) se presentó por libre a los
exámenes.
Es posible que a Matilde esta situación de tener que
examinarse por libre no le gustase nada; además, probablemente encontraba que
era un hándicap no poder asistir a las clases como sus compañeros hombres. Por
esta razón o por otra, lo cierto es que, cara al segundo curso, don Timoteo se
dedica a mover Roma con Santiago para que su hija pueda asistir a las clases.
Finalmente, lo consigue.
La asistencia de Matilde a las clases, no obstante, no era
normal. Siendo como es el conocimiento de peña del otro sexo y el ligoteo un
hecho colateral de ser universitario, ni Matilde ni sus compañeros pudieron
catarlo; ella jamás tuvo contacto normal con sus compañeros de clase.
Matilde acudía al edificio de la calle San Bernardo y, en
lugar de dirigirse al aula, lo hacía a la sala de profesores. Allí esperaba a
que llegase el profesor que iba a impartir su clase, momento en el cual,
acompañada por éste y por un bedel, iban los tres al aula. Así escoltada
entraba Matilde Padrós (como más tarde entraría María Goyri) en el aula, para
sentarse en una sillita junto a la mesa del profesor, lejos de los escaños de
los alumnos con pene. Al terminar la lección, regresaba a la sala de profesores
igualmente escoltada donde, al finalizar la última clase, la esperaba algún
pariente suyo o criado, que la acompañaba a casa. Matilde Padrós, por lo tanto,
nunca intercambió conversaciones ni contactos con sus compañeros de clase, como
no fuesen los extremadamente formales que permitía este régimen. Además, vestía
de una forma muy recatada y oscura, probablemente para no dar pábulo a quienes
quisieran quejarse de lo perturbador de su presencia en los cenotafios del
saber. Los estudiantes de su curso la apodaron La Niña.
En aquellos escaños que la veían sin poder hablarla había
algunas personas de importancia para la Historia de España. Como Julián
Besteiro o Luis Bello. Profesores suyos fueron Nicolás Salmerón y Menénez
Pelayo. En casi todas las asignaturas, entre las que se cuentan el griego, la
metafísica, la literatura, el hebreo, sacó sobresaliente. El 19 de junio de
1890 aprobó el último examen de su licenciatura.
Con posterioridad, ya en la Universidad Central, Padrós
siguió dos cursos de doctorado. Fue eximida del pago de matrícula, por haber
sido calificada con matrícula de honor, e hizo estudios de sánscrito, historia
de la filosofía, más literatura o estética. En la primera y última, por cierto,
cargó en el examen, teniendo que examinarse por libre en la recuperación. El
ejercicio de grado para sacarse el doctorado lo hizo el 27 de abril de 1893,
sacando un sobresaliente.
José Ortega y Gasset dejó dicho de Matilde Padrós: «Es la
mujer más inteligente que he conocido, pero lo más interesante de esta mujer es
que ella no sabe que es inteligente. Difícilmente se encontrará un ser más
inteligente y más inocente».
Terminados los estudios de Matilde, su padre, que estaba
encantado de tener una hija tan lista, reaccionó, no obstante, como el
comerciante que era; niña, ya tienes edad para colaborar en el negocio familiar
que es, al fin y al cabo, el que nos da de comer. La chica, mientras empollaba
el hebreo, el griego y el sánscrito, había llevado la contabilidad de la tienda
y de la casa, pero su padre la necesitaba para más cosas; por ejemplo, para
viajar, sobre todo a París, y tratar de copiar los diseños que allí se veían.
Así pues, Matilde Padrós, tras tan brillante carrera intelectual, primero
obedeció a su padre, y después sería ama de casa.
Girados los goznes del siglo XX, Padrós conoció al
ilustrador malagueño Francisco Sancha. Tras un noviazgo a la antigua (en una
proporción aproximada de doscientas cartas apasionadas por beso real), se
casaron en 1906 y se fueron a vivir a Montalbán esquina Alfonso XII, en pleno
Retiro. En 1911, atraídos por los hermanos de Sancha que ya habían emigrado al
mismo lugar, se fueron a Londres; viaje que se costeó, en parte, con la venta
de todo lo que Matilde poseía relacionado con el negocio de su padre, con el
que, por lo tanto, cortó amarras. En Londres mantuvieron la vieja costumbre
decimonónica de recibir en casa, motivo por el cual su vivienda se convirtió en
lugar de paso, de nuevo, de personas importantes para la cultura y la Historia
de España, tales como Luis Araquistain, Tomás Meabe, Julio Álvarez del Vayo,
Julio Camba, Salvador de Madariaga o Ramiro de Maeztu.
Estallada la Gran Guerra, y a causa de los problemas que un
artista como Sancha tenía para colocar su trabajo, Matilde Padrós trabajó de
profesora de español, así como redactora de la Enciclopedia Británica.
En 1922, la familia regresó a España, a Madrid. Sancha se
convirtió entonces en ilustrador habitual de la prensa española, hasta fallecer
en septiembre de 1936, en Oviedo. Un año después, la que falleció fue su mujer.
Francisco Sancha debe de tener una calle en Madrid. En la
ciudad hay una calle que lleva este nombre y, la verdad, no tengo referencia
alguna que me haga pensar que se refiera a otra persona distinta del ilustrador
malagueño, que se hizo muy madrileño por las escenas que solía dibujar.
Sin negarle el mérito a Sancha para estar inmortalizado en
una esquina del barrio de Begoña de esta ciudad, sería bueno que el
Ayuntamiento, sobre todo ahora que al frente del mismo se encuentra una mujer,
se acordase de la consorte de aquél a quien ya ha tenido a bien distinguir.
Cierto es que Matilde Padrós no ha dejado huella trazable. No dejó, al menos
que yo sepa, ningún libro sobre materia alguna que, a buen seguro, habría sido
de interesante lectura y aun mayor erudición. Tal vez dio don José Ortega en el
meollo de la cuestión cuando destacó de ella, no sólo su inteligencia, sino también
su inocencia; tal vez eso la hizo demasiado acomodaticia para que sus herederas
de hoy, que creen poder con todo, la admiren.
Claro que sus herederas de hoy se sientan donde les sale del
pingo, hablan cuando les peta y se conducen en la vida a su total y libre
albedrío. Los más de nosotros, si hubiésemos crecido en un mundo donde apenas nos
dejasen estudiar escoltados, sentaditos y callados en una mesa al lado del
profesor, no creo que hubiésemos conseguido, jamás, traducir del sánscrito.
Matilde Padrós, inocentona y todo, debía de tener un buen
par. De hemisferios cerebrales. Y se merece que la recordemos, mucho más que otros a los que la Historia, y la mitología moderna, recuerda apenas por haberse tirado un cuesco a tiempo.
Leo su blog con interés y aprovechamiento, pero, por favor, pásele el corrector ántes de la publicación porque se le escapan muchísimas palabras pegadas con la siguiente, lo que hace dificil la lectura
ResponderBorrarGracias
A mí me pasa algo curioso. Si lo leo directamente de la página, las palabras están bien separadas. Pero si lo leo a través del Google Reader (o del Flipboard), hay muchas palabras en las que algo se "come" los espacios ("de la entonces excelentepublicación", "la escritoraCarmen de Zulueta", "quejándose amargamente de que el añoanterior", etc...). Misterios de la tecnología...
ResponderBorrarPor cierto, sus hermanos Juan y Carlos Padrós fundaron el Madrid CF (más tarde Real Madrid CF).
ResponderBorrarPues yo lo leo estupendamente en mi mac. No es pedantería, es el ordenador que tengo y que me encanta.
ResponderBorrarJuan me encanta lo que has escrito y me ha resultado muy interesante. Afortunadamente que sus herederas hoy pueden sentarse donde quieran y hablar con quien quieran. Y es que durante el siglo XX, pero sobre todo finales, la vida ha dado un cambio de 180 grados y sobre todo para las mujeres.
No hace tanto la mujer necesitaba la autorización de su esposo para poder trabajar. No estaba bien visto ir en pantalones al trabajo y muchas mas cosas que aofrtunadamente al día de hoy son historia.
Un abrazo
Juan: yo había escuchado que las primeras mujeres universitarias de España eran del siglo XVII: Lucía de Medrano y Beatriz Galindo . Tu habías escuchado algo?
ResponderBorrarSí. Lo que pasa es que yo creo que estas cosas se refieren a la universidad moderna, porque la universidad antigua tenía otra dinámica distinta, menos reglada.
ResponderBorrarEran familia de Tomás, Carmen y Jesús Padrós Uribarri. Que viven en Madrid. También de los Padrós Soler
ResponderBorrarEmocionante documento, yo lo leo bien en mi lenovo.
ResponderBorrarGracias Juan, ahora entiendo por que mi hija saca todo sobresalientes.
Estimado Senor Juan de Juan,
ResponderBorrarperdona my Espanol tan primitivo
da cabo de encontrar su blog
Matilde Padros fue mi abuela, solo no podia conoser la porque ella murio antes que yo nasi
Como ustedes se puede imajinar todo que puedo encontrar sobre ella me interesa mucho!
Ahora, la historia de los 200 cartas apasionadas que Matilde y my abuelo uste dise que han escrito me toqua y interesa mucho
usted sabe algo mas condreto de ellos?
muchas gracias
un abrazzo cordial
Alicia Sancha
Hola Alicia la fuente del post es la escritora Carmen de Zulueta, como dice el texto. Trataré de buscarte referencias sobre ella. Mándame si quieres tu email a granmiserable AT gmail DOT com
BorrarSeñora Doña Alicia Sancha, llevo mucho tiempo haciendo un estudio sobre la fundación del Real Madrid y precisamente fue su tio abuelo, Don Carlos Padrós, quien participó activamente en ello. Tiene Vd. alguna información de ello ??. Me interesaría contactar con Vd. para poder hablar de ello. Mi correo elecgtrónico es juan_nieva@dipucr.es. Espero su contestación si lo tuviera a bien. Muchas gracias.
BorrarEstimado Sr. de Juan: Soy una profesora jubilada que ha llegado a su blog buscando información sobre Matilde Padrós. Tengo un modesto blog sobre mujeres poco conocidas que deberían salir del la sonbra y voy a escribir una entrada sobre ella. Soy licenciada en Historia del Arte y, aunque sólo he publicado un libro de esta materia y diversos artículos en una época en la que me dediqué a la arqueología, tengo muy claro que debo dar a cada cual el crédito que merece, Todos mis textos contienen bibliografía (sólo la bibliorafía de mi tesina tenía una extensión de 27 páginas) , notas a pie de pagina, etc. de forma que, por supuesto, citaré su blog con un enlace a esta entrada.
ResponderBorrarEncantado, Carmina. Pero no olvides citar a Carmen de Zulueta y su artículo en Historia 16, que es la verdadera fuente original.
BorrarVoy a tardar un poco en escribirlo, porque antes quiero escribir sobre María Goyri y otras universitarias deconocidas. En cuanto a su petición la citaré, por supuesto.
BorrarNo sé si escribes sobre mujeres no españolas, pero deberías echarle un vistazo a esto: https://historiasdehispania.blogspot.com/2008/11/mujeres-atmicas.html
Borrarhola
ResponderBorrara por la copa
ResponderBorrareres gay ?