viernes, septiembre 19, 2025

GCEconomics (6) March




Una política cuestionable
Peseta grande, ande o no ande
Secos de crédito
Conspiradores
Las cábalas de Mussolini
March
Portugal
Los sueños imposibles del doctor Negrín
Dos modelos enfrentados
Dos bandos, dos modelos
La polémica interminable sobre la eficiencia del gasto bélico
Rosario de ventas
De lo necesario, y de lo legal
¿Y si Putin tiene una colección de monedas de puta madre?
La guerra del dinero
Echa el freno, Madaleno
Un mundo sin bancos
“Escuchado en la radio”
El sindiós catalán
Eliodoro de la Torre, el más vasco entre los vascos
Las repúblicas taifas
El general inflación
Bombardeando pasta
Los operadores económicos desconectados
El tema impositivo (y la recapitulación)

 



Regresando al tema central de estas notas, que son los aspectos económicos, de los escritos de Mola y las memorias de quienes trabajaron codo con codo con él no se deduce que en el complejo entramado golpista del que se responsabilizó reservase mucho espacio a los temas económicos. Esto tiene su lógica, pues Mola no estaba pensando en una guerra, sino en un movimiento de apenas unos días. Veía a la república tan podrida que, de alguna manera, esperaba de ella una especie de colapso marxista bajo el peso de sus contradicciones.

jueves, septiembre 18, 2025

GCEconomics (5): Las cábalas de Mussolini




Una política cuestionable
Peseta grande, ande o no ande
Secos de crédito
Conspiradores
Las cábalas de Mussolini
March
Portugal
Los sueños imposibles del doctor Negrín
Dos modelos enfrentados
Dos bandos, dos modelos
La polémica interminable sobre la eficiencia del gasto bélico
Rosario de ventas
De lo necesario, y de lo legal
¿Y si Putin tiene una colección de monedas de puta madre?
La guerra del dinero
Echa el freno, Madaleno
Un mundo sin bancos
“Escuchado en la radio”
El sindiós catalán
Eliodoro de la Torre, el más vasco entre los vascos
Las repúblicas taifas
El general inflación
Bombardeando pasta
Los operadores económicos desconectados
El tema impositivo (y la recapitulación)

 


De especial interés son los compromisos adquiridos por la parte española en el pacto de 1934; que es, sin duda, el acuerdo de ayuda italiana más sólido de todos los que se pudieron alcanzar o insinuar. Los españoles se comprometían a derribar el régimen republicano, a colocar una monarquía tradicional en su lugar, a firmar un acuerdo de amistad con Italia y a, en caso de conflagración en el Mediterráneo, a denunciar el acuerdo vigente entre la II República y Francia. A estos datos hay que añadir una curiosa frase de Mussolini, introducida por éste en el acta oficial de la reunión (se redactó otra paralela secreta donde se detallaban de verdad las cosas). En este acta, el Duce decía: “cuando me comprometo a ayudar, ayudo de verdad, como ya saben los austríacos”. Esta frase sirve para que nos demos cuenta de hasta qué punto, lo que para nosotros, y sobre todo para los historiadores superficiales, era una mera discusión que empezaba y terminaba en España, para Mussolini era una carambola geopolítica. Mussolini, como sabemos bien, no honró sus compromisos con Austria cuando Hitler quiso, de verdad, impulsar la Anchluss. Y no lo hizo, como de nuevo piensan los historiadores de todo a cien, porque siendo fascista tuviese fidelidad al fascismo tedesco. Lo hizo porque para Mussolini el compromiso con Austria nunca fue un compromiso; exactamente igual que el compromiso con los golpistas españoles tampoco lo fue. Lo que buscaba Mussolini era naciones que le debiesen favores para poder hacerse grande ante Francia e Inglaterra; dos países que, en ese momento, y esto es algo crucial para entender lo que pasó y lo que no pasó en 1936, ni modo estaban resignándose a hacer la guerra contra Italia; buscaban aliarse con ella. El gran objetivo geopolítico de Mussolini era ser el rey del Mediterráneo; y si no cuajó un eje Roma-Londres, no fue por la ideología y la defensa de la democracia y esas pamemas. Fue porque Reino Unido no se avino a ceder sus posiciones en el Mare Nostrum, dejó claro que no abandonaría Gibraltar (tal claro lo tenía que todavía no lo ha hecho), ni Chipre, ni Grecia. En esas circunstancias, lo que Mussolini no quería era una España republicana profrancesa que le provocase problemas en su patio marítimo trasero: el eje Baleares-costa argelina. La connivencia ideológica no tuvo nada que ver, porque cuando un presidente del gobierno entra en La Moncloa, sus convicciones morales y políticas salen por la ventana. En todos los casos, salvo que se presida una nación que sea un rozamiento geopolitico despreciable, tipo Mújica y tal.

miércoles, septiembre 17, 2025

GCEconomics (4): Conspiradores




Una política cuestionable
Peseta grande, ande o no ande
Secos de crédito
Conspiradores
Las cábalas de Mussolini
March
Portugal
Los sueños imposibles del doctor Negrín
Dos modelos enfrentados
Dos bandos, dos modelos
La polémica interminable sobre la eficiencia del gasto bélico
Rosario de ventas
De lo necesario, y de lo legal
¿Y si Putin tiene una colección de monedas de puta madre?
La guerra del dinero
Echa el freno, Madaleno
Un mundo sin bancos
“Escuchado en la radio”
El sindiós catalán
Eliodoro de la Torre, el más vasco entre los vascos
Las repúblicas taifas
El general inflación
Bombardeando pasta
Los operadores económicos desconectados
El tema impositivo (y la recapitulación)

 

Visto esto, podemos observar que en la lista publicada por González Cuevas hay una sobrepoblación de la alta nobleza, primer dato. Y, segundo dato, incluso esa sobrepoblación es matizable, pues aun siendo todos los aportantes grandes de España, que no lo son, no llegarían ni a la mitad de la corporación completa.

martes, septiembre 16, 2025

GCEconomics (3): Secos de crédito




Una política cuestionable
Peseta grande, ande o no ande
Secos de crédito
Conspiradores
Las cábalas de Mussolini
March
Portugal
Los sueños imposibles del doctor Negrín
Dos modelos enfrentados
Dos bandos, dos modelos
La polémica interminable sobre la eficiencia del gasto bélico
Rosario de ventas
De lo necesario, y de lo legal
¿Y si Putin tiene una colección de monedas de puta madre?
La guerra del dinero
Echa el freno, Madaleno
Un mundo sin bancos
“Escuchado en la radio”
El sindiós catalán
Eliodoro de la Torre, el más vasco entre los vascos
Las repúblicas taifas
El general inflación
Bombardeando pasta
Los operadores económicos desconectados
El tema impositivo (y la recapitulación)

 

El sistema bancario de hace cien años era un sistema más descentralizado que el actual. En realidad, mucho más descentralizado. Aquellos tiempos, en España, no conocían la domiciliación de pagos en el banco, pues no existía el desarrollo técnico de los medios que hacen falta para ello. En consecuencia, los bancos operaban mediante una figura: el cobrador de letras, que era un subagente muy popular, en el sentido de muy presente en la vida de las personas. Os cuento esto porque es importante que lo visualicéis para que entendáis que la banca de entonces era una banca mucho más cercana al cliente. El negocio bancario de hoy en día está muy centralizado y digitalizado; esto quiere decir que propende a la gestión y toma de decisiones centralizadas, basadas en un flujo de información completo y en tiempo real, que no reclama de la cercanía física al cliente o al negocio para poder entenderlo, o creer que se entiende. Esto, sin embargo, era muy incierto en aquellos tiempos. Hace cien años, el verdadero dominio de las realidades sobre las que actuaba el crédito lo tenían quienes estaban a pie de barra. Hoy en día, que tan importante en la banca es hacer un scoring preciso del perfil de riesgo de cada cliente, se plantean problemas que en la banca de la dictadura y la república no existían, porque un solo cobrador de letras que fuese despierto te podía dibujar el mapa de riesgos de todos los comercios de un barrio de una ciudad, y difícilmente se equivocaría. Por mucho que hoy en día en muchos bancos se conmina a los directores de agencia y a los bancarios para que se pateen la calle y tal, no pueden competir con la capilaridad que, por naturaleza, tenía una banca que casi toda su operativa la perfeccionaba a través de terminales humanos. Olvidaros de cajeros automáticos y de apps; la banca, para vuestro bisabuelo, era Manolo. Y, de consuno, Manolo lo sabía todo, todo y todo, de vuestro bisabuelo.

lunes, septiembre 15, 2025

GCEconomics (2): Peseta grande, ande o no ande





Una política cuestionable
Peseta grande, ande o no ande
Secos de crédito
Conspiradores
Las cábalas de Mussolini
March
Portugal
Los sueños imposibles del doctor Negrín
Dos modelos enfrentados
Dos bandos, dos modelos
La polémica interminable sobre la eficiencia del gasto bélico
Rosario de ventas
De lo necesario, y de lo legal
¿Y si Putin tiene una colección de monedas de puta madre?
La guerra del dinero
Echa el freno, Madaleno
Un mundo sin bancos
“Escuchado en la radio”
El sindiós catalán
Eliodoro de la Torre, el más vasco entre los vascos
Las repúblicas taifas
El general inflación
Bombardeando pasta
Los operadores económicos desconectados
El tema impositivo (y la recapitulación)

 


Un lector tirando a socialdemócrata de hoy en día, tal vez, se preguntará: pero, ¿por qué la II República tenía, si es que no yerra este imbécil y efectivamente la tenía, esa obsesión por el presupuesto equilibrado? La pregunta tiene dos respuestas. La primera es que aquellos tiempos no son éstos. Hace casi un siglo todavía se reconocía en las obras de gobierno la necesidad de la racionalidad gestora. Todavía se creía que no existía gran diferencia entre un Estado y una tienda de ultramarinos y que, consecuentemente, debían gestionarse de maneras parecidas. La segunda respuesta es que la república quería el ajuste presupuestario porque la Dictadura no lo había practicado; y ya te he dicho antes que la política económica republicana era, en buena medida, simple consigna reactiva hacia lo que otros, el enemigo, habían hecho.