Tiberio Graco
Definición de un enfrentamiento
Malos tiempos para la lírica senatorial
Roma no paga traidores
La búsqueda de un justo medio
Ese hombre (hoy casi desconocido) llamado Publio Sulpicio Rufo
La hora de Cinna
El nuevo hombre fuerte
La dictadura del rencor
Lépido
Pompeyo
Éxito en oriente
Catilina
A Catilina muerto, Pompeyo puesto
El escándalo Clodio (y una reflexión final)
En la Roma de Sila no había cónsules. Era finales del año 82 y los dos magistrados de turno, Cneo Papirio Carbón y Cayo Mario El Joven, estaban muertos. La autoridad, así las cosas, la ejercía Lucio Valerio Flaco, que eran príncipe del Senado y consular (había sido cónsul el año 100). Sila lo citó un día en la marisquería de Koldo y le dijo que consideraba que, para conservar las instituciones republicanas, lo mejor era nombrar un dictador. Y le insinuó que el mejor candidato para el puesto, quizás, era él.