Históricamente hablando, la dinastía Borbón ha adolecido de dos grandes defectos. El primero de ellos ha sido la distancia. El segundo de ellos ha sido la escasa, en ocasiones, nula capacidad de comprender el paso del tiempo. Ambos errores son de raíz francesa, pues los capetos, de los cuales los Borbón son una copia en papel carbón, ya estaban bien definidos por estas dos características; y sus alternativas (los propios borbones, los Orleans, los napoleones) no les fueron a la zaga. El concepto francés de monarquía, centralista e inmanente, se adaptó como un guante a periodos en la vida de las sociedades humanas que pasaron hace mucho tiempo. Desde entonces, los reyes y príncipes procedentes de este tronco, de ese ADN dinástico, son como gordos mórbidos que se ven obligados a ponerse todos los días una faja con las medidas de Shakira.