De esta serie se han publicado ya un primer, segundo y tercer capítulos.
Amin el Husseini, otrora muftí de Jerusalén y máximo
exponente del nacionalismo palestino, vivió una pequeña odisea con el inicio de
la guerra mundial. Se refugió en Iraq, al abrigo de otro nacionalista radical,
Rashid Ali al-Galiani, el hombre fuerte del gobierno mesopotámico y principal
responsable de que Iraq se empeñase en no declarar la guerra a Alemania, como
hubiera querido Londres. Sin embargo, Husseini era un tipo incómodo para los
británicos, al fin y al cabo dominadores de la zona y con un teórico primer
ministro de su cuerda, Nuri as-Said; así pues, en octubre del 39 tuvo que huir
a Beirut. Las cosas, sin embargo, cambiaron muy rápidamente. Iraq temía que la
pelota turca cayese finalmente del lado alemán del tejado, lo cual habría
supuesto que los iraquíes, de permanecer como fieles soportes de Su Graciosa
Majestad, habrían sufrido con seguridad el mordisco kurdo.