Karl Jaspers afirmó en 1949 que entre
el 900 y el 200 a.C.
la espiritualidad humana sufrió un cambio radical. Fue en ese período cuando
surgieron el confucianismo, el taoísmo, el budismo, el jainismo, el hinduismo
de los upanishads, el judaísmo y el racionalismo griego. Apareció una nueva
espiritualidad que valoraba más la compasión y que colocaba a la moralidad en
el centro de la vida espiritual, por encima del ritual. La nueva idea de la
divinidad era más inefable y trascendente. Denominó a ese período la Era Axial.
Evidentemente Watson tiene explicación
para esto: las invasiones, guerras y destrucción que acompañaron el paso de la
Edad de Bronce a la Edad de Hierro. El origen último de estas guerras está en
la desertización de las estepas que forzó a los nómadas a buscar alternativas
para sobrevivir. Aunque es cierto que entre el 900 y el 200 a.C. hubo cambios muy
importantes en la espiritualidad humana, ¿es lícito verlos interconectados y
relacionados con las destrucciones que supuestamente se dieron entonces? La
vida de Buda transcurrió en una India cuya vida política no era demasiado
excitante. La evolución de los upanishad tomó varios siglos y no todos
estuvieron marcados por guerras y masacres. El taoísmo evolucionó a partir del
chamanismo original de los chinos, y sí, es cierto que adquirió una nueva dimensión
con Lao-tsé (si es que existió), Chuang-tsé y Lie-zi, que vivieron en la época
de los Reinos Combatientes. El racionalismo griego apareció cuando hacía
bastante tiempo que lo peor de las guerras y destrucciones en el mundo griego
había terminado.
En contraposición al Viejo Mundo, el
Nuevo Mundo nunca transcendió el chamanismo. Por un lado, al no haber
desarrollado una agricultura cerealista como la del Viejo Mundo, no aparecieron
los cultos a la fecundidad. Por otro, en el Nuevo Mundo se siguió recurriendo a
las plantas alucinógenas que reforzaban las experiencias chamánicas. En cambio,
en el Viejo Mundo, las plantas alucinógenas dieron paso al alcohol. O al menos
eso afirma Watson.
Watson, que tiene explicación para
todo, afirma que el papel de los chamanes empezó a ser asumido por los jefes de
clan. El alcohol, como sustancia que invita a la confraternización, resultaba
más adecuado en el nuevo contexto que los alucinógenos que provocan
experiencias más individuales. Por otra parte, “…los caballos eran caros y
precisaban de atentos cuidados, sin los cuales podían ser peligrosos. Puede que
en tales circunstancias el uso de sustancias psicoactivas potentes como el opio
y el cannabis no fuera ya aconsejable. Y, más bien, como veremos enseguida, lo que
las sustituyó fue el alcohol, más suave…” Lo de más suave me lo cuentas
después de tres tequilas. Por otra parte, no creo que resulte mucho más
aconsejable ocuparse de un caballo estando bebido que fumado. Tal vez no haya
explicación a esta suplantación de los alucinógenos por el alcohol. Lo mismo
fue que el alcohol se puso de moda.
Hay un momento en el que confluyen sus
ganas de explicarlo todo con el copipego acrítico del autor que más se ajusta a
sus tesis y tenemos párrafos como éste:
“Su opinión (la de Daniel
Hillel, un hidrólogo y edafólogo israelí) es la siguiente: “Como los hebreos
eran pastores que vivían y ocupaban varios hábitats ecológicos, estaban en
condiciones inmejorables para percibir la unidad global del conjunto de la creación,
un principio central en el monoteísmo.” Eso también les llevó a hacer confluir
las diferentes “fuerzas de la naturaleza” deificadas en una sola “fuerza
natural”. Al mismo tiempo, un grupo heterogéneo de tribus se unió para formar
una nación cohesionada, lo que reforzó la idea del monoteísmo. Otro factor
añadido fue que los sacrificios infantiles y animales no habían servido para
evitar las desgracias del pueblo judío, lo que motivó un cambio en su manera de
pensar y, con el tiempo, Yahvé acabaría diciéndoles que no necesitaba
sacrificios.”
El párrafo está tan traído por los
pelos y hace tantas asunciones gratuitas que casi da pena atacarlo. Para
empezar, ¿tan diferentes eran los hábitats ecológicos de los judíos comparados
con los de los arameos, los amorreos o los edomitas para que aquellos
desarrollaran el monoteísmo y éstos no? Quechuas y aymaras explotaban nichos
ecológicos muy variados que iban desde el altiplano a 4.000 metros de altura
hasta los valles tropicales a 1.000 metros y no llegaron a percibir esa
“unidad global del conjunto de la creación”.
En cuanto a la idea de que la cohesión
de varias tribus heterogéneas en una sola nación refuerce la idea del
monoteísmo… esa cohesión se dio en el caso de los romanos, por poner un
ejemplo, y siguieron creyendo en un montón de dioses.
¿Y lo de los sacrificios? A los
aztecas tampoco les funcionaron en el último cuarto del siglo XV, cuando hubo
más fenómenos volcánicos y sísmicos que de costumbre, y su respuesta fue
ponerse a sacrificar en andante sostenido. Otros pueblos fueron cesando
gradualmente los sacrificios, sin desembocar en el monoteísmo.
Finalmente, leyendo el texto da la
impresión de que Hillel hace remontar el monoteísmo hebreo al tiempo en que
eran nómadas, antes de instalarse en Palestina. El desarrollo del monoteísmo
fue un proceso muy largo y sólo cobró fuerza y terminó imponiéndose cuando los
hebreos se habían sedentarizado y hecho agricultores.
Todos estos errores y asunciones
gratuitas no importarían si Watson las examinase críticamente. Por desgracia,
no lo hace. Dedica dos páginas y media a parafrasear a Hillel. Uno tiene la
impresión de que resulta una cómoda manera de salir del paso en su búsqueda de
causalidades.
En su búsqueda de una razón para todo,
hay momentos en los que Watson roza el ridículo. Así, la manera en la que
explica el belicismo de las ciudades mesoamericanas. En los cultos de la
fertilidad, los rituales funcionan. Uno entierra una semilla, reza a los dioses
y al año siguiente tendrá una espiga e incluso puede que tenga una cosecha
abundante, lo que demostrará que el ritual fue realmente eficaz. El ciclo
natural favorece al ritual, haciendo que parezca más eficaz de lo que es.
Cuando con el ritual uno pretende calmar la furia de los volcanes o los
terremotos, la cosa cambia. Los volcanes y los terremotos son realmente
impredecibles y no hay ritual que asegure nada. Nuevamente Watson encuentra un
autor con una explicación al que copipegar:
“En las civilizaciones mixtecas y
zapotecas, según Richard Blanton, subyacía un vínculo íntimo entre la religión
y la guerra. Con el paso del tiempo, las élites de esas sociedades adoptaron un
papel religioso cada vez más poderoso, en el que manipulaban la ideología, en
particular el fomento de “conflictos intergubernamentales”. Esta guerra
aumentaba la cohesión de sus comunidades y brindaba oportunidades para un pago
de tributos cada vez mayor. Pero, según Blanton, el principal propósito de la
religión era el fomento del conflicto- la guerra-, ya que legitimaba el control
de los rituales por parte de la élite y mantenía el estatus de esta.
Cabe preguntarse por qué era necesario
todo esto: la guerra constante era, sin duda alguna, una estrategia de alto
riesgo. Una respuesta es que la guerra constituía una amenaza que la élite
podía manipular, al menos hasta cierto punto. Por el contrario, las amenazas de
la naturaleza, esto es, las amenazas “sobrenaturales”- relámpago, lluvias
torrenciales, vientos huracanados, terremotos y volcanes- no podían predecirse
ni controlarse. En semejante escenario, el estatus de la élite como
especialistas en rituales y calendarios correría peligro de vez en cuando
porque sus métodos, fuesen cuales, no funcionaban. Al “ver” amenazas en otros
grupos políticos, la élite podía reafirmarse y contrarrestar cualquier
tendencia a cuestionar su autoridad por parte de los segmentos no
pertenecientes a las clases altas…”
El segundo párrafo lo encuentro un
poco confuso y mal redactado. Me parece que ahí Watson al copipegar se dejó
alguna frase clave del texto original.
Otro ejemplo de “totum revolutum”, que
es la manera fina de llamar a las pajas mentales cuando se las hace un erudito:
“… la teología- tal como la
entendemos en el mundo moderno- sólo puede existir cuando el ser humano acepta
que solo hay un Dios y que Él (siempre es varón) es una criatura racional, tal
como entendían los griegos dicho concepto. Por lo tanto, el mundo moderno- el
mundo que descubrió las Américas- sólo es posible en un entorno en que el
racionalismo clásico griego es sustituido por un concepto cristiano de un Dios
racional.
Rodney
Stara expone este argumento de manera tajante en su reciente libro “The Victory
of Reason: How Christianity Led to Freedom, Capitalism and Western Success”
(2005). El autor
empieza aseverando que los dioses del politeísmo “no pueden sostener la teología
porque son demasiado inconsecuentes. De hecho, la teología no puede existir a
menos que aceptemos que Dios es consciente y racional, un ser sobrenatural con
poderes y alcance ilimitados “que se preocupa por los seres humanos y les
impone códigos morales y responsabilidades”. Solo de este modo se pueden
formular preguntas acerca de la existencia del pecado o de cómo obtiene el alma
un niño (Aristóteles,
pagano y politeísta, sí que se pudo formular la pregunta sobre cómo obtenían el
alma los niños). Stark confiere más fuerza a su argumento al señalar que no
existen teólogos en Oriente (pregunta malévola: ¿no será que en Oriente no
existen teólogos porque allí no existe la idea de un Dios personal?). El
taoísmo, el confucianismo y el budismo, por ejemplo, inventan el “camino” o “nirvana”, pero son fenómenos
poco satisfactorios; podríamos meditar “indefinidamente” sobre esta esencia,
pero no hay mucho que razonar (¡menuda empanada mental lleva! Le da lo
mismo decir “camino” que “nirvana”. Y tampoco se ha enterado de qué va la
meditación. La meditación quiere aprehender un tipo de ver la realidad al que
la sola razón no puede llegar. O sea, que por definición en la meditación no
hay mucho que razonar), mientras que en Occidente, como dice David Lindberg,
Dios es el arquetipo de la razón. Ernest Gellner coincide con esta apreciación,
y añade que, aunque el desarrollo de lo trascendental fue una etapa
completamente nueva en el pensamiento humano, necesita una figura como Jesús,
una intervención divina en la historia, porque “el hombre puede temer a un gran
dios, pero no temerá a un gran concepto… las abstracciones no inspiran temor.”
Este es el papel de los milagros, mucho más importantes en el cristianismo que
en otras religiones, como también lo es el libre albedrío. (Las últimas
cuatro líneas no tienen desperdicio: Dios interviene en la Historia, algo que
puede decir un teólogo, pero que nunca debería decir un historiador; habla del
temor… ¿a santo de qué? No acabo de entender lo que hace el temor aquí. Y luego
la chorradita de sobre los milagros. O sea, que el párrafo empieza hablando de
la razón que nos trajo el cristianismo y termina mencionando la importancia de
los milagros).
La idea de que Dios nos ha otorgado el
libre albedrío solo aparece en la cristiandad, empezando por San Agustín en el
siglo V…(Justo todo
lo contrario. San Agustín pensaba que nuestra naturaleza está tan teñida por el
pecado original, que tendemos indefectiblemente al mal, a menos que la gracia
divina venga en nuestra ayuda. Creo más justo definir la posición de san
Agustín como “libre albedrío muy matizado”).”
Pocas veces me he lanzado sobre un
libro con más entusiasmo y pocas veces he salido más decepcionado. Si a algún
masoquista le interesa, regalo mi ejemplar.
""San Agustín pensaba que nuestra naturaleza está tan teñida por el pecado original, que tendemos indefectiblemente al mal, a menos que la gracia divina venga en nuestra ayuda.""
ResponderBorrarA mi me da la impresión que lo que dice el de Hipona es que el hombre tiene la capacidad de aceptar o rechazar la ayuda de dios para obrar el bien.
La interpretación de lutero en su "agustinus" sería la de que el hombre no puede resistir a dios: si dios le da fuerzas se salva, si no, se condena; por eso escribió "de servo arbitrio".
El de Hipona afirmaría, a mi ver, que el hombre puede rechazar la ayuda de dios y condenarse, así como aceptarla, y salvarse. En esto residiría el "libre arbitrio".
Pero bueno, es un tema que no conozco mucho. Aqui analizan este tema desde el punto de vista filosófico: http://estudiantesdefilosofia.blogspot.it/2007/10/de-libero-arbitrio-de-san-agustn.html