sábado, noviembre 18, 2006

Objetivo: salvar a José Antonio

Pasado mañana lunes, 20 de noviembre, se producirá el aniversario de la muerte frente al pelotón de fusilamiento de la cárcel de Alicante, de José Antonio Primo de Rivera. Hoy, este aniversario ha quedado para la celebración de algunos grupúsculos políticos con tan poco apoyo que son extraparlamentarios. Sin embargo, no hace mucho tiempo, ese aniversario era conmemorado por España entera. Porque resulta que ese grupúsculo, la Falange Española, era una especie de partido único que gobernaba el país; aunque es lo más lógico escribir una especie porque el sistema político franquista era un sistema muy sui generis: más que de partido único, era de líder único.

De José Antonio se ha hablado mucho y es, por lo tanto, personaje muy conocido. Era hijo del general Miguel Primo de Rivera, que había sido dictador de España entre 1923 y 1930, y cuya defección fue el principio del fin de la monarquía de Alfonso XIII. Cuentan las crónicas que era un abogado no exento de habilidad como litigante, aunque siempre tuvo un temperamento violento. Salta, nunca mejor dicho, a la escena de la Historia de España durante un acto en Madrid en el que un conferenciante tuvo palabras peyorativas para su padre. José Antonio, desde una fila trasera del público, saltó desde el respaldo del asiento anterior hacia el escenario para darse de hostias con el conferenciante.

Fundó Falange Española, un partido de corte fascista mucho más mussoliniano que hitleriano, que más tarde se fusionaría con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista, de parecida ideología, para formar Falange España y de las JONS. El asesinato del militante Matías Montero fue para él un acicate; cuentan las crónicas que estaba en una cacería cuando recibió la noticia y que, nada más saberla, declaró que sus días de vida cómoda se habían acabado. Yo tengo una foto de José Antonio saliendo del cementerio ese día, y es lo cierto que su rostro lo dice todo.

En tiempos de la República fueron tan comunes los entierros de falangistas muertos violentamente que a José Antonio le pusieron el mote de Simón el Enterrador. Fue parlamentario durante los años de gobiernos de las derechas, aunque sin siquiera acercarse a la posibilidad de gobernar. En febrero de 1936, en las elecciones que ganó el Frente Popular, cometió el error de no pactar con las derechas la inclusión de candidatos de Falange en sus listas. Es bastante chusco pensar que a José Antonio siempre le preocupara que Falange fuese utilizada por otros, porque eso exactamente es lo que hizo Franco con el partido que él había fundado.

La llegada del Frente Popular al gobierno supuso la ilegalización de Falange y la detención de sus dirigentes. Decisión que no puede considerarse en modo alguno ni inmoderada ni antidemocrática. Si consideramos una brutalidad el asesinato por socialistas del diputado José Calvo Sotelo, no podemos olvidar que fueron falangistas joseantonianos los que, algunos meses antes, intentaron hacer lo mismo con un diputado socialista en la calle Goya de Madrid.

José Antonio decía que quería «una España alegre y faldicorta» y algunas otras cosas que suenan bien; pero no cabe duda de que propugnaba, con claridad, un estado fascista. Los 27 puntos programáticos de Falange dejan poco lugar a dudas al respecto. Además de contener algunas de las coletillas propias del franquismo (aquello de «España es una unidad de destino en lo universal» que repetíamos como loros todos los estudiantes de Formación del Espíritu Nacional), los puntos falangistas hablaban sin ambages de un Estado totalitario que, en pura ortodoxia fascista, otorgaba al hombre el derecho a ser libre, pero siempre en el seno de una supraestructura de mayor importancia, la nación. Su gran baza estratégica (punto 9) era la concepción de España como un inmenso sindicato de productores, es decir una especie de Estado sindical (éste, «¡Estado sindical!», era el grito reivindicativo de los falangistas en el primer franquismo) que, a la larga, venía a significar organizar la sociedad como un ejército. Sin embargo, el falangismo tenía indudables ribetes anticapitalistas (véase el punto 10, por ejemplo), que llevaba a algunos de sus miembros más radicales a proponer medidas como la nacionalización de la banca. Se han señalado no pocas veces puntos de anclaje entre falangismo y anarcosindicalismo y hay bastantes testimonios, de hecho, de que parte de la militancia del primero provino del segundo, y aún del marxismo.

Como ya se ha dicho casi todo, a mí me gustaría hoy escribir unas líneas sobre algo que yo creo que se conoce poco, y son los planes y negociaciones que hubo en su día, estallada ya la guerra, para sacar a José Antonio de la cárcel.

José Antonio, por suerte para él, había sido trasladado, en julio de 1936, de la cárcel Modelo de Madrid, donde más que probablemente habría sido masacrado junto con otros correligionarios como Ruiz de Alda, a la de Alicante. Esto permitió que hubiese negociaciones para canjearlo por algún preso republicano de la misma importancia. El candidato fundamental era el hijo del líder socialista Francisco Largo Caballero. Cuando estalló la guerra, este muchacho estaba cumpliendo el servicio militar en la unidad de Transmisiones del Regimiento de El Pardo. El regimiento de El Pardo era claramente golpista, hasta el punto de en su seno se llegó a albergar un plan para asesinar al presidente Manuel Azaña, que tenía allí su residencia. Este plan no se llevó a cabo pero, al estallar la guerra y fracasar el golpe en Madrid, este regimiento se marchó a las cercanas posiciones de Segovia, en poder de los nacionales, y se llevó con él a Largo Caballero hijo. Lo trasladaron a Sevilla, donde Gonzalo Queipo de Llano lo custodiaba.

En septiembre de 1936, el padre de este muchacho, Francisco Largo Caballero, accedió a la presidencia del Gobierno. Su antecesor en el cargo, José Giral, entonces ministro sin cartera encargado, entre otras, de la labor de gestionar los canjes de prisioneros, planteó ante el consejo (formado por socialistas, comunistas, PNV, Izquierda Republicana, Unión Republicana y Esquerra Republicana de Catalunya) el canje Primo de Rivera/Largo Caballero. Pues bien: no sólo todos los grupos políticos se mostraron contrarios al canje, sino que el propio presidente zanjó el tema con una frase lapidaria: «Señores, no me obliguen ustedes a sumir el papel de Guzmán el Bueno».

A pesar de este fracaso palmario, los falangistas no tiraron la toalla. El periodista y escritor falangista Eugenio Montes, gran amigo de José Antonio, tuvo encuentros en París con personas más o menos cercanas con el gobierno del Frente Popular: José Ortega y Gasset, Felipe Sánchez Román y Santiago Alba.

Según escribió Maximiliano García Venero en la biografía por encargo de Manuel Hedilla, que entonces era el Jefe Nacional de Falange, Montes viajó a Burgos desde París para informar al propio Hedilla de que sus gestionen habían tenido éxito, y que Indalecio Prieto, ministro socialista, exigía treinta rehenes y seis millones de pesetas a cambio del líder falangista. Sin embargo, poco tiempo después Prieto, o quienquiera que fuese que hablaba en nombre de Prieto si es que la oferta existió en realidad, se desdijo de ella aduciendo, argumento creíble, que la cárcel de Alicante estaba custodiada por milicianos de la Federación Anarquista Ibérica, y que el Gobierno no tenía autoridad para llegar allí y ordenar que sacasen ni a ese preso ni a ninguno. Esto es, ya digo, más que probablemente cierto, porque los primeros meses de guerra, yo diría que el primer año por lo menos, fueron un lamentable espectáculo de desgobierno en el área republicana, con las bandas y partidos campando por sus respetos. Como muestra, cuando Dolores Ibárruri, La Pasionaria, se dirigía a París algunos meses después, se encontró con la humillante escena de que, a su paso por Barcelona, unos milicianos anarquistas le exigiesen el pasaporte e incluso coqueteasen con la idea de impedirle seguir viaje. Lo cuenta ella misma, indignada, en sus memorias.

La Opción C de Falange fue pasar a la acción. Agustín Aznar, un destacado miembro del partido (sin relación con los Aznar de los que desciende el ex presidente del Gobierno), se fue a visitar a Franco a Cáceres en compañía de otros doce falangistas y después fue a ver a Queipo, quien le dio un millón de pesetas extraídos de la caja del Banco de España de Sevilla. Era septiembre de 1936.

Una vez conseguido el dinero, la partida de falangistas embarcó en la futura patria de Rocío Jurado, Chipiona, en el torpedero alemán Iltis, que les llevó hasta Alicante. A la zona roja, pues.

En Alicante contaban con la ayuda, fundamentalmente, de un alemán, Joaquim von Knobloch, que había sido nombrado cónsul alemán honorario en la ciudad levantina, aunque rechazado por el gobierno republicano por ser miembro del NSDAP (el partido nacionalsocialista de Adolf Hitler).

Agustín Aznar, el falangista de mayor fuste en aquella brigadilla, entró en Alicante con un pasaporte alemán a nombre de August Gaetner, expedido por el consulado alemán en Sevilla. Para desembarcar tuvo que hacerlo de tapadillo, porque el encargado de negocios de la embajada alemana en Madrid, Voelckers, que estaba en Alicante para organizar allí las dependencias consulares, prohibió el desembarco de los españoles desde el torpedero.

Una vez en Alicante, Aznar tomó con contacto con las hermanas Carmen y Matilde Pérez, ambas falangistas e hijas de un práctico del puerto de Alicante que, si hemos de creer el testimonio que ellas mismas dan en el libro de García Venero, pasó, a través de Von Knobloch, información sobre buques llegados al puerto para que fuesen bombardeados por los sublevados.

Entre todos buscaron a un rojo sobornable. Éste resultó ser un tipo al que apodaban El Vaselina (probablemente cenetista). Von Knobloch se le acercó y, haciéndose pasar por periodista, le ofreció 10.000 pesetas por conseguirle una entrevista con Primo de Rivera. Como viese que El Vaselina no le hacía ascos a la historia, se lanzó y le ofreció un millón por liberarlo. El Vaselina contestó lo que los matones de Don Vito Corleone: es difícil, pero se puede intentar.

Entonces, Von Knobloch le dijo que le presentaría a un francés que era quien iba a financiar la operación. El francés era Agustín Aznar.

El Vaselina les dijo que había que darse prisa. Según él, habían llegado de Málaga varias personas con la única intención de matar a José Antonio. De hecho el gobernador de la provincia, el republicano Vázquez Limón, había reforzado la guardia de la cárcel.

A Agustín Aznar intentan detenerlo pocas horas después de aquella entrevista. Se zafa como puede. Entonces se intenta llevarlo al torpedero, pero Voecklers se niega y, más aún, insta a su protocónsul para que el falangista salga de la embajada antes de cuatro horas.

Von Knoblock busca un uniforme de teniente de navío alemán para camuflar a Aznar. El tema es problemático, porque el falangista está gordísimo. Finalmente, con una chaqueta ajustadita y unos pantalones prendidos con imperdibles, Aznar, acompañado por los otros falangistas, embarca en una nave que se hará famosa para la Historia algunos años más tarde: el Graf von Spee.

Von Knoblock fue expulsado de Alicante, ante sus actuaciones claramente pronazis, pero desde Sevilla siguió trabajando para el rescate del líder de Falange.

Entonces, llega el plan D, urdido de la siguiente manera: El consignatario de la naviera Ybarra en Sevilla, Gabriel Ravello, iría a Alicante previamente provisto de algunos millones de pesetas. Una vez llegado su barco, y por costumbre inveterada, los marinos debían presentar sus respetos al gobernador civil, por lo que éste subiría al barco. Una vez en el barco, el práctico del puerto (el falangista Pérez de quien ya hemos hablado, o sea el padre de Carmen y de Matilde) procuraría un encuentro discreto entre Vázquez Limón y Ravello en el que éste trataría de sobornar al gobernador para que salvase a José Antonio.

En el buque cisterna Hansa, y tras una entrevista de Von Knobloch con el propio Franco en el que éste fue informado del plan, llegaron a Alicante el diplomático nazi, Ravello y Pedro Gamero, otro de los falangistas de postín. Llamaron a Voecklers para que subiese al barco a visitarlos, pero éste se negó. Parece que está bastante claro que este Voecklers no quería saber nada con la liberación de José Antonio; lo cual no quiere decir, necesariamente, que fuese prorrepublicano. Ya he dicho que la Falange le hacía mucho más tilín a Mussolini.

Sin embargo, estando ellos en el puerto llegó otro barco alemán, el Deutschland, cuyo mando, el almirante Carls, era mucho más proclive a la cosa. Se mostró dispuesto a ayudar a la conspiración. La operación de subida al barco del gobernador se montó en otro barco alemán, el Sillacs. Pero se presentó Voecklers, y prohibió a Von Knobloch que intentase abordar al gobernador. Los alemanes no volvieron a intentar la liberación.

En paralelo, visto el fracaso, Hedilla y Aznar le plantean a Franco la opción de una toma de comandos. Según García Venero, Franco dio su aprobación (aunque debo decir que no era su estilo, y resulta difícil de creer). El caso es que un centenar de falangistas fue concentrado en Sevilla, entre los cuales, por cierto, se encontraba, siempre según García Venero, el primer español que brilló en la elite de los pesos pesados de boxeo: Paulino Uzcudun. Fue un mes y medio de entrenamiento, pero el comando no llegó a actuar. El plan necesitaba de la complicidad de alguien en zona roja pero, a pesar de ofrecer los falangistas ocho millones y rescatar, junto con José Antonio, al cómplice, no lograron encontrar uno.

Se ha dicho, y yo lo creo, que el empeño republicano por fusilar a José Antonio fue un error. Algunas teorías sostienen, un poco en línea con lo que aquí se ha contado de fuente falangista, que Indalecio Prieto quería que José Antonio acabase en zona nacional, porque consideraba que sus ideas anticapitalistas minarían la retaguardia ideológica de los sublevados y sembrarían la división. No lo sé, pero tiene lógica que alguien, aunque sólo fuese una persona, tuviese en la cúpula republicana la claridad de mente como para darse cuenta de eso. La Falange luchó al lado de Franco con la misma bravura que lo habría hecho de haber estado José Antonio para darle las órdenes. La muerte del Jefe Nacional no minó un ápice la combatividad del bando sublevado y su supervivencia, como poco, habría supuesto un problema para Franco pues, con bastante probabilidad, José Antonio habría puesto muchas dificultades al decreto de unificación que creó la Falange Española Tradicionalista y de las JONS.

Pero esto ya son juicios históricos, esto es, subjetivos.

16 comentarios:

  1. Anónimo12:25 p.m.

    "La llegada del Frente Popular al gobierno supuso la ilegalización de Falange y la detención de sus dirigentes. Decisión que no puede considerarse en modo alguno ni inmoderada ni antidemocrática."

    ¿Podrías elaborar sobre esto? A priori, la decisión de ilegalizar un partido político y detener a sus dirigentes parece la definición de lo antidemocrático.

    En esta época de pistolerismo callejero de todo signo y corriente, ¿qué hace a la Falange más merecedora de la ilegalización que otros partidos extremistas?

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    1. Así es, efectivamente. El gobierno ilegalizó por su cuenta, ya que el Tribunal Supremo de Justicia dijo que debía seguir siendo legal.

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  2. Con gusto lo elaboro.

    La ilegalización de Falange se produjo después de que, en la primavera de nde 1936, unos falangistas intentasen matar al diputado socialista Luis Jiménez de Asúa, quien se refugió en una carbonería próxima al portal de su casa; suceso en el que resultó muerto su escolta.

    Estoy dispuesto a admitir que cuando se lucha contra lo que tú llamas pistolerismo (yo lo llamo terrorismo) se debe luchar contra todo aquel que usa un arma de fuego y agrede. Y es cierto que Falange no era la única formación violenta en aquel momento en España y que otras no sólo no eran perseguidas, sino que eran incluso apoyadas desde el Poder. Esto está anotado en el debe del Frente Popular, en mi opinión, y hace bastante difícil de aceptar, en su plenitud, esa tesis de que el levantamiento del 18 de julio lo fue frente a un gobierno plenamente democrático.

    Nosotros vivimos, hoy, en un mundo en el que un policía es encausado y condenado por detener ilegalmente a un ciudadano. En 1936 un policía, el teniente Castillo, no es que detuviera, es que descerrajó un tiro en el pecho de un manifestante, Manuel Llaguno, sin ser molestado por ello. Ésta es la diferencia, mal que les, nos, pese.

    Pero que exista una violencia consentida no convierte en antidemocrática una decisión contra un grupo violento como Falange. A mí, cuando menos, la filosofía del «y tú más», no me va.

    No sé si será esto sucientemente elaboración.

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    1. Anónimo7:02 p.m.

      Tan antidemocrático será ir pegando tiros, como ilegalizar sólo a uno de los partidos políticos que lo hace. Es decir si las balas van en una dirección que me conviene lo dejo estar, si no lo ilegalizo. Curiosa democracia y adalid de la verdad y la moral absoluta

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  3. Anónimo12:28 a.m.

    No es una cuestión de "y tú más", sino que el limitar ese castigo a Falange le quita al menos en parte el argumento del merecimiento. No porque Falange no lo mereciera, que lo merecía sobradamente, sino porque otros hacen lo mismo. Digamos que en el balance entre motivaciones políticas y de justicia, sugiere que pesaron más las primeras.

    Si condeno a alguien porque me cae mal, la condena es injusta incluso si el condenado es efectivamente culpable. Porque no lo he condenado por eso, lo he condenado porque me cae mal.

    Quizás sea conveniente aclarar que la Falange no me inspira la menor simpatía, y que mi único interés es entender por qué la inmensa mayoría de los españoles aceptará 40 años de dictadura.

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  4. Anónimo6:15 a.m.

    El hoy denostado Samuel Huntington publicó hace muchos años un libro sobre el orden en las sociedades en cambio.

    En ese libro, señala cómo países que han pasado por situaciones de gran violencia como la Guerra Civil española o la Guerra Civil Rusa de 1917-1921, acaban en un estado de tal agotamiento que sus poblaciones están dispuestas tragar muchas cosas con tal de disfrutar de paz y tranquilidad, aunque sean la paz y la tranquilidad del franquismo y del estalinismo (ojo que no estoy aquí comparando ni mucho menos ambos regímenes y tengo muy claro bajo cuál de los dos hubiera preferido vivir).

    La inmensa mayoría de los españoles aceptó 40 años de dictadura porque recordaba la Guerra Civil. Fue precisamente cuando a finales de los 60 alcanzaron la madurez nuevas generaciones que no habían vivido ese período, que la contestación a la dictadura se agudizó.

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  5. Anónimo8:42 a.m.

    Ésa es una duda que tengo. Recuerdo haber oído a personas que ya eran adultas cuando estalló la guerra, es decir mis abuelos, usar la típica frase de "Franco trajo la paz". [Hablo de gente sin inquietudes políticas definidas, aclaro.]

    Dejando aparte el lógico continuismo en personas de cierta edad, no tengo muy claro qué parte de eso se refiere a la guerra en sí y qué parte, si la hay, corresponde al progresivo deterioro de la república sobre todo en lo referido a seguridad pública. En ese sentido, una medida como ilegalizar a la Falange puede percibirse como un intento de controlar la situación si se debe a motivos judiciales o policiales, pero si es más o menos conocido que se debe a motivos políticos probablemente fuera otra vuelta de tuerca a lo que hoy se llama "espiral de violencia".

    Aclaro, una vez más, que me interesan las causas y no las justificaciones. Es decir, me interesa por qué triunfó el golpe primero y el franquismo después, no justificar o condenar.

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  6. Estoy haciendo un "mémoire" en la universidad de Perpiñan sobre la Seccion Feminina de la Falange.Intento encontrar los puntos programáticosde FE (completos y detallados) y no los encuentro.
    Alguién me podria ayudar, por favor?
    Gracias

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  7. Anónimo12:49 p.m.

    Leo este post con retraso, pues hace poco que descubrí tu blog (y me enganche a él) y he empezado por el principio a leer entrada tras entrada con entusiasmo.

    Sólo quería apuntar una cosa, sobre la parte del "comando" que pretendía liberar a Primo de Rivera por la fuerza, y es que si debo creer a mi abuelo materno (falangista) esa história es cierta pues mi abuelo formaba parte de aquel comando. No llegarón a actuar porque la cosa se retraso y para cuando estuvo todo dispuesto ya le habian fusilado.

    Me ha hecho gracia leer un pasaje de la história en tu blog que yo habia escuchado en las "batallitas" que contaba mi abuelo de la guerra y después de su tiempo en la División Azul, la vida de mi abuelo daria para un libro, idealista y aventurero a partes iguales.

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  8. Alberto, no sé si leerás esto, pero si lo lees me gustaría saber algo.

    Si tu abuelo materno formó parte de aquella expedición, ¿sabes si es cierto si en la misma estaba Paulino Uzkudun? Uzkudun era un boxeador que llegó a competir por el mundial de los pesos pesados y en algunas fuentes he leído que formaba parte de la partida.

    Nada más. Por supuesto, para ti como para todos, gracias por el comentario.

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  9. Anónimo10:09 a.m.

    Por lo que recuerdo de aquellas "batallitas" de mi abuelo, el nunca mencionó a ningún ex-boxeador, no quiere decir que no estuviera pero no habló nunca de él.

    No se que crónicas leiste sobre el tema o que referencias salen del grupo que iba a realizar esta acción, dentro de el a mi abuelo le conocian como "el rubio" (por razones obvias ya que era muy rubio), según el contaba la misión llego a iniciarse pero demasiado tarde y no llegaron a tiempo.

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  10. Anónimo6:56 p.m.

    He leído este artículo, quizá demasiado tarde…Y desde luego tengo mi opinión sobre el mismo, pero el motivo de escribir estas líneas es por colaborar con la posible aclaración de la “duda” de si Paulino Uzcudun participó en el comando, que luego fracasó, al intentar liberar a José Antonio de la cárcel de Alicante en el año 1936…Te cuento:

    Yo siempre he estado interesado por la Historia de España, y sobre todo, por la época que cubre 1931-1939 (II República y Guerra Civil); y también, por la historia de Falange Española de las JONS, a pesar de no haber nunca militado en sus filas…Y desde luego había leído, y oído, la versión de la intervención del famoso boxeador en la fallida liberación de José Antonio Primo de Rivera.

    Pues bién, en los últimos años de los pasados “60” o primeros de los “70”(desde luego, antes de morir el General Franco), por ser yo aficionado a los toros y visitar con frecuencia los aledaños de la Plaza de Santa Ana y de la calle de la Victoria, en bastantes ocasiones --en el desaparecido bar “Guernica” sito en la calle de Núñez de Arce (junto a la Plaza Santa Ana)--, coindíamos los amigos en aquel lugar con Paulino Uzcudun; era él ya mayor e iba con frecuencia por allí, ya que el referido bar era de estilo vasco y su propietario también lo era… Resultaba que, Uzcudun, se había casado con una mujer natural del pueblo madrileño de Torrelaguna, y ambos vivían con sus hijos en esa localidad…Manteníamos muchas charlas con él, y con su carácter bonachón y abierto, nos contaba parte de su vida boxística.

    Un día, se me ocurrió hacerle la pregunta –indiscreta—de si “había participado en el comando que el año “36” había intentado liberar al fundador de Falange Española”… Él se quedó muy serio…Con su poderosa mano, me tomó del brazo, y me llevó a uno de los rincones del bar, y me dijo: “¿Por qué quieres saber eso?” Yo, algo acojonado, le expliqué la causa…Me miró con su “carota bondadosa” y me dijo: “Sí chiquito, participé y estuvimos preparándonos bastantes días; pero luego yo no sé que coño pasó, que nos disolvieron y todo se acabo”… Y añadió: “Espero que en esta zona de bares no comentes nada de lo que te he dicho”.

    Recuerdo perfectamente aquel día, y que era a última hora de la tarde…Mis amigos, prácticamente no se percataron de nuestra conversación, ya que el bar esta rebosante de clientes… Tendría yo, en aquella época, alrededor de 22 o 24 años. Durante varios años seguí viendo en aquella zona al buenazo de Paulino Uzcudun…Posteriormente, deje de frecuentar aquellos bares, y no volví a coincidir con el boxeador vasco…Años después me enteré de su fallecimiento.

    Si es verdad lo que me dijo Paulino, no lo sé… Pero: ¿por qué me iba a mentir? ¿Qué compromiso tendría al decírselo al jovenzuelo que yo era entonces?

    Si esto sirve para aclarar tus dudas, me alegraré.

    Hasta otra.

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  11. Anónimo3:47 p.m.

    Se le ve el plumero al autor. Jose Antonio y varios dirigentes de Falange fueron detenidos el 14 de marzo, es decir ANTES de ese atentado que menciona.
    Fue, simplemente, la represión politica del Frente Popular sobre unos adversarios. ¿Cuantos falangistas o derechistas habian sido asesinados por grupos socialistas, comunistas o anarquistas?

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  12. Lo que me gustaría que me aclararas, Anónimo, es cuándo fue un obstáculo para José Antonio estar en la cárcel a la hora de mandar en su partido. Que yo sepa, Ángel Alcázar de Velasco dejó escrito que fue José Antonio quien dio la orden de que Falange no atentase contra el teniente José Castillo y para entonces estaba detenidísimo. Eso sin contar las famosísimas instrucciones sobre la participación de Falange en el golpe de Estado.

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  13. amartinezrodrigo@gmail.com7:54 p.m.

    Mi padre Agustin Daniel Martinez Vazquez, que murio hace 40 años me comento en na ocasion que el participo en este comando, y que cuando se estaban preparando, no se donde, recibieron ordenes de deshacer la accion. No me comento ningun otro detalle.
    Lo informo por si puede ser de interes a alguien
    Saludos Agustin

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  14. Mi respeto a todos los que habéis (o han) expresado vivencias y opiniones.
    Nadie ha contado nada de la primera intentona de falangistas por salvar de una "muerte anunciada" a José Antonio. Y me refiero a los 67 falangistas que desde la Vega Baja alicantina,salieron el 19 de julio (un día después del levantamiento) con ánimo de liberarlo de la prisión provincial de Alicante. Hubo una serie de fallos garrafales y los Guardias de Asalto los estaban esperando en las cercanías del alicantino Barrio de San Gabriel, en "Los doce puentes", y allí murieron tres de ellos (por cierto, iban con algunas escopetas de caza y algunos cuchillos, y con mucha valentía) y el rsto fue detenido. Se les juzgó, y el día 12 de septiembre, FUERON FUSILADOS, SIN MÁS CONTEMPLACIONES POR LOS REPUBLICANOS, TAN AMANTES ELLOS DE LA JUSTICIA Y DE LO BUENO. Saludos cordiales.

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