Sabido es por lo que lo saben que uno
de los puntos de fricción entre los que piensan que los reyes
católicos eran unos talibanes exagerados y los que creen que eran,
todo lo contrario, una de las monarquías más modernas de su tiempo,
es el trato de los indígenas americanos. La Leyenda Negra nos dicta
que España envió a América a una patota de muertos de hambre, con
el cuchillo de capar entre los dientes, con la principal labor de
esclavizar y llevarse por delante a todo indio que pillasen y que les
obstaculizase el camino hacia el Eldorado. Esta imagen, alimentada en
la propia América (con la ayuda de los tipos que hicieron eso mismo
con sus indios), ha sido contestada de tiempo atrás recordando que
los conquistadores no sólo no hicieron lo que la Leyenda les imputa,
sino que adoptaron un modo, digamos, moderno, de afrontar los
derechos del indígena o el aborigen.
miércoles, enero 03, 2018
lunes, enero 01, 2018
Yalta (3: Roosevelt y su optimismo antropológico)
En este color también tenemos:
No pasaré del Mar Negro
Las cositas de Stalin
Una vez que hemos hablado de Stalin y de las prioridades de la delegación soviética, hemos de hablar de los estadounidenses nucleados por Franklin Delano Roosevelt. Como ya hemos dicho, Stalin se guardó mucho de reservarle al presidente de los Estados Unidos un papel cuando menos formalmente prevalente en la conferencia de Yalta. Y esto es así, en buena parte, porque, si bien con los años el dato que ha terminado por imponerse sobre la segunda guerra mundial fue el enorme sacrificio realizado por la URSS en forma de tropas y pérdidas civiles, en el momento en el que se celebraba la conferencia, la verdad, el dato fundamental que estaba sobre la mesa era el de la impresionante ayuda norteamericana que había recibido la URSS. Más de 2.000 barcos habían transportado 16.000 millones de toneladas de material; y eso que estamos hablando de los que llegaron, aun habría que sumar todos aquellos envíos que “se encontraron con” los submarinos alemanes. Estados Unidos colocó en la URSS 550.000 camiones, 10.000 vehículos de combate, 30.000 motocicletas, 3.000 armones para el transporte de artillería, 2.000 naves a vapor, 2.000 vagones planos, 1.000 vagones cerrados, 120 vagones cisterna; 2,6 millones de toneladas de gasolina; 4,5 millones de toneladas de carne en conserva, azúcar, sal, margarina; sin contar los millones de dólares donados en mobiliario en general y, muy particularmente, mobiliario para los hospitales de campaña. En un determinado momento, se llegó al punto de que una fábrica entera de neumáticos, que tenía la friolera de 20.000 trabajadores, fue desmontada en EEUU y montada en la URSS. Como digo, si Stalin iría ganando con el tiempo el prestigio de haber puesto los muertos para ganar a Hitler, en ese momento el argumento fundamental era que EEUU había puesto el esfuerzo bélico y civil.
No pasaré del Mar Negro
Las cositas de Stalin
Una vez que hemos hablado de Stalin y de las prioridades de la delegación soviética, hemos de hablar de los estadounidenses nucleados por Franklin Delano Roosevelt. Como ya hemos dicho, Stalin se guardó mucho de reservarle al presidente de los Estados Unidos un papel cuando menos formalmente prevalente en la conferencia de Yalta. Y esto es así, en buena parte, porque, si bien con los años el dato que ha terminado por imponerse sobre la segunda guerra mundial fue el enorme sacrificio realizado por la URSS en forma de tropas y pérdidas civiles, en el momento en el que se celebraba la conferencia, la verdad, el dato fundamental que estaba sobre la mesa era el de la impresionante ayuda norteamericana que había recibido la URSS. Más de 2.000 barcos habían transportado 16.000 millones de toneladas de material; y eso que estamos hablando de los que llegaron, aun habría que sumar todos aquellos envíos que “se encontraron con” los submarinos alemanes. Estados Unidos colocó en la URSS 550.000 camiones, 10.000 vehículos de combate, 30.000 motocicletas, 3.000 armones para el transporte de artillería, 2.000 naves a vapor, 2.000 vagones planos, 1.000 vagones cerrados, 120 vagones cisterna; 2,6 millones de toneladas de gasolina; 4,5 millones de toneladas de carne en conserva, azúcar, sal, margarina; sin contar los millones de dólares donados en mobiliario en general y, muy particularmente, mobiliario para los hospitales de campaña. En un determinado momento, se llegó al punto de que una fábrica entera de neumáticos, que tenía la friolera de 20.000 trabajadores, fue desmontada en EEUU y montada en la URSS. Como digo, si Stalin iría ganando con el tiempo el prestigio de haber puesto los muertos para ganar a Hitler, en ese momento el argumento fundamental era que EEUU había puesto el esfuerzo bélico y civil.