jueves, junio 22, 2017
Lectura: Brothers at arms
Quién: Larrie D. Ferreiro
Qué: Brothers at arms. American independence and the men of France and Spain who saved it.
Dónde: Random House USA
Cuánto: Unos 15 pavos, con descuentillo en el Kindle. Desconozco si hay versión en español, lo siento.
Nota: 9 sobre 10.
lunes, junio 19, 2017
Por qué la Transición mola
Estos días andamos de aniversario porque hace cuarenta años del día en el que algunos fueron a votar (a mí me quedaban tres para poder hacerlo). Es un aniversario de fuertes resonancias para todo aquél que vivió en el franquismo, pues para los contemporáneos de aquel régimen, en realidad, 40 años es un aniversario más importante que otros habitualmente más redondos, como el cincuentenario. La razón, valga esta explicación para aquel lector que no la pudo vivir, es que el concepto de 40 años de paz fue machaconamente utilizado por el tardofranquismo en su propaganda. Un régimen cada vez más débil y más cuestionado fuera de España (aunque no le faltaron en Europa apoyos o silencios tibios como los que ahora disfruta Nicolás Maduro) decidió recordarle cada día a los españoles de dónde venía y por qué había surgido; de ahí el mensaje relativo a las cuatro décadas de paz.
El constante machaconeo de los 40 años de paz acabó por meternos dentro de nuestras chavetas la cifra de 40 años como sinónimo de duración del franquismo, aunque si uno echa cuentas, no llegó. Por lo tanto, que ahora se cumplan 40 años desde el primer ejercicio de la democracia quiere decir que, más o menos, nuestra democracia es hoy tan joven, o tan vieja, como lo era el franquismo cuando lo metieron en un armón y lo subieron al Valle de los Caídos. He aquí el sentir básico de la celebración.
El constante machaconeo de los 40 años de paz acabó por meternos dentro de nuestras chavetas la cifra de 40 años como sinónimo de duración del franquismo, aunque si uno echa cuentas, no llegó. Por lo tanto, que ahora se cumplan 40 años desde el primer ejercicio de la democracia quiere decir que, más o menos, nuestra democracia es hoy tan joven, o tan vieja, como lo era el franquismo cuando lo metieron en un armón y lo subieron al Valle de los Caídos. He aquí el sentir básico de la celebración.