Sólo los más viejos del lugar lo recordarán, pero hace siete años me dio un día por colocar un breve Trivial histórico diseñado para entretener ese break en la oficina, que otrora era el del mojicón o la bayonesa y hoy se ha quedado en engullir esas tortas de arroz desecado que son la mejor demostración de que el concepto de evolución es discutido y discutible.
El presente cuestionario me lo fui sacando de la cabeza en un avión el pasado lunes, por ver de evitar la pregunta de qué coño hacía yo allí. Casi como lo pensé lo coloco aquí. Muchas de las preguntas, o todas, pueden ser contestadas por un lector avezado que sepa goglear; hoy en día, los secretos eruditos son imposibles de mantener. El truco está en tratar de hacer las cosas sin ayudas. Pero cada uno se lo puede montar como quiera.
Como es un formulario de Google Drive, tendré estadísticas de frecuencias, que ya comentaré junto con las respuestas. Sobre este tema, por cierto: sólo rechazo comentarios que sean insultantes o denigratorios hacia personas vivas (la mayoría de los cuales se dirigen a una persona viva que soy yo, claro); así pues, dejo al albur de mis corresponsales que sean lo suficientemente elegantes para, si comentan, no hacerlo destripando respuestas.
Cinco minutos de relativo entretenimiento aquí.
jueves, julio 03, 2014
lunes, junio 30, 2014
Anschluss (11: Hitler da la orden)
El elemento fundamental que había dado vía libre a los alemanes
en Austria fue el progresivo desinflamiento de Italia en la cuestión
checoslovaca. La colaboración en España y el progresivo alejamiento
de Roma respecto de las potencias democráticas hacía cada vez más
difícil para Mussolini oponerse a los deseos de Hitler de entrar en
Praga. Por lo demás, entre los países de la zona que albergaban
menos esperanzas en el reparto del país, Yugoslavia y Rumania, el
sentir era claro, y Berlín lo percibía con nitidez, de que no
estaban dispuestas a jugarse nada por defender a Praga. Por lo que se
refiere a Hungría y Polonia, ambos países, atraídos por las
posibilidades de expansión territorial que ofrecía la operación,
es obvio que no pondrían problema alguno. Ciertamente Hitler había
perdido la partida inicialmente jugada de conseguir que Polonia se
aviniese a realizar una campaña militar conjunta de invasión. Pero,
sin embargo, había conseguido lo que necesitaba al fin y al cabo,
que no era otra cosa que la negativa de polacos y rumanos para que
tropas rusas, eventualmente, cruzasen su territorio. Todo esto, sin
tener en cuenta que, en realidad, Rusia, o mejor deberíamos decir la
URSS, estaba en aquel momento básicamente preocupada por Japón, así
pues no tenía mucho tiempo para pensar en esos asuntos. La relativa
neutralidad soviética anulaba cualquier posibilidad de actuación
por parte de Francia, que no la aventuraría sin la ayuda de Moscú.
Y, en lo concerniente a Inglaterra, todo el mundo en Europa conocía
bien la escasa proclividad del Foreign Office a la hora de mancharse
las manos (hasta que llegó Tony Blair, claro).