Resumen de lo publicado: Tras el fracaso de la negociación para alcanzar la paz en la Tierra Media, los hobbits, más fuertes que nunca, organizan una macromanifestación en Hobbiton que es todo un éxisto a pesar de la distancia marcada con la misma por sus teóricos aliados los Rojirrim y algunos enanos. Esa manifa termina con la convicción por parte de los hobbits de que la Era de Sauron ha terminado y que un nuevo horizonte temporal se abre para todos los seres del mundo. Para colmo, al final de la tarde, el ojo de Sauron va y se apaga; ya nadie sabe dónde puede estar el Señor Oscuro. Es el momento más querido para los amantes de Mayo del 68; el momento en el que, verdaderamente, parece que han ganado. Sin embargo...
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Durante toda la tarde, una vez que se va conociendo la noticia de que el propio Presidente de Francia parece haberse ido a la francesa (y entre insistentes rumores en la calle de que, como si fuese un rey medieval, está no se sabe dónde, allegando tropas para tomar París), el secretario general de la Presidencia, Bernard Tricot, y el propio primer ministro Georges Pompidou, reciben a todo aquél que está en el gaullismo para algo más que hacer café y servir de caja de resonancia para las notas de prensa. El mensaje que les lanzan es, hasta cierto punto, inesperado para sus interlocutores: nada se ha perdido; es ahora cuando hace falta comenzar la lucha.