Es una expresión ya un poco en desuso; pero todavía hay mucha gente que la conoce y la utiliza. Se dice «quedar como Cagancho en Almagro» como sinónimo de hacer las cosas verdaderamente mal y en público. Y es una expresión bonita desde el punto de vista histórico porque su precedente es muy concreto. Y no hace ni un año que cumplió ochenta. Por eso hoy quiero contaros de dónde viene.
Lo primero es explicar lo de Cagancho. Joaquín Rodríguez, de mote Cagancho, fue uno de los más famosos toreros de su época, en las primeras décadas del siglo pasado. Y decir eso es decir mucho. Un rapero americano de éxito o Ronaldinho son personas de parecido nivel de conocimiento y admiración, aunque yo creo, sinceramente, que en un ámbito local de España, la fama de Cagancho les supera. En los años veinte los toros eran prácticamente, junto con el cabaret y el teatro, las únicas diversiones de masas existentes. El fútbol aún no era lo que es hoy y el cine estaba en mantillas. Así pues, debemos entender que este matador de toros era un gran líder de masas con una capacidad de atracción reservada a muy poca gente.
Por eso, cuando en agosto de 1927 se anunció que en la corrida del día 26 torearía el maestro en Almagro, todo el mundo tuvo claro que se produciría una auténtica marea humana hacia este pequeño pueblo. La principal comunicación con Almagro, en aquellos momentos en que la red de carreteras estaba prácticamente inventándose, era el ferrocarril, concretamente el que venía de Ciudad Real. Y aquel día llegó a la estación de Almagro con gente subida a los estribos, sentada en los topes, en cualquier parte. El tren venía repleto de personas que habían pagado en Ciudad Real auténticas fortunas en la reventa para poder estar en aquella corrida.
Según los testimonios que he podido consultar, cuando menos entonces la plaza de Almagro era un lugar elástico donde la gente se apretujaba más o menos según quién viniera. Como aquella vez había tanta expectación, se llenó hasta la bola; una hora antes de comenzar en festejo ya no se cabía dentro. Las crónicas meteorológicas nos dicen que hacía un sol que derretía los testículos.
Formaban terna con Cagancho Antonio Márquez y Manuel del Pozo, Rayito. Dos toreros de menor jaez. El primer germen de aquella mala tarde, de ésas que según Chiquito de la Calzada tiene cualquiera, fueron precisamente aquellos largos minutos en los que el personal estuvo embotellado en la plaza, codo con codo, pasando un calor de la hostia y escuchando los rumores de los maledicentes, según los cuales Cagancho no llegaría a aquella placita de mierda y a última hora se disculparía de actuar. Desde fuera de la plaza, Radio Macuto radiaba que el maestro no había llegado al pueblo. Los nervios se pusieron a flor de piel. Pero llegó. A las seis en punto, hora del paseíllo, pero llegó.
Salió al ruedo un primer toro colorado de la ganadería de Pérez Tabernero. Tomó seis varas y mandó al suelo a varios jinetes. Márquez y Rayito, como era entonces costumbre, hicieron sus correspondientes quites (si el toro fue siete veces al caballo, tuvieron un montón de oportunidades para ello). Sin embargo, aquí se empezó a ver que Cagancho había llegado a Almagro desganado. Sobraron las oportunidades, sí. Pero él no hizo un solo quite. El toro le tocaba a Márquez y éste, a la hora de matar, comenzó a montar la tangana, pues se encaró con el morlaco sin muleta y se dedicó, simple y llanamente, a apuñalarlo. Fue advertido por la presidencia y recibió sonora bronca. Para entonces, el personal llevaba ya más de una hora pasando calor y, hemos de suponer, pasándose la bota de vino. Alegres, cabreados, alegres según el momento.
Rayito, dicen las crónicas, estuvo bien con su segundo. El tercero, primero de Cagancho, era un toro colorado y bragao. Hasta el momento Cagancho ni siquiera había desplegado el capote (no había hecho ni un solo quite) y siguió en la línea. No es que yo entienda mucho de toros, pero es una ley universal que si ante un animal dudas, lo acaba notando. Consciente de que era su toro y de que no podía dejar de hacer un quite, Cagancho intentó ejecutarlo, pero el toro le desarmó, haciendo volar la capa, momento en el que el maestro salió cagando leches hacia la barrera. Ahí fue donde empezó la bronca de verdad.
En la lidia propiamente dicha, el torero se mostró distante y cobarde. A la mínima que el toro le miraba, echaba a correr. Tanto miedo tenía Cagancho que hizo algo increíble: pinchó al toro en el cuello, y después en el brazuelo, lugares ambos absolutamente vedados, no ya para un torero de gran fama, sino para un puto estudiante de primero de la escuela de tauromaquia.
En ese momento el teniente Juan Ayuso, jefe del destacamento de la guardia civil que vigilaba el espectáculo, dio orden a sus hombres de que impidiesen que nadie saltase al callejón. Con ese sexto sentido que da el portar tricornio, ya se había dado cuenta de que aquella tarde se iba a ganar el sueldo.
Cagancho pinchó nueve veces más y entró a descabellar cinco. A la arena comenzaron a llover primero las almohadillas; cuando se acabaron las almohadillas, las botas de vino; cuando se acabaron las botas, botijos; y cuando se acabaron los botijos, cualquier cosa sólida.
Dato importante: nadie tira una bota por usar. Estarían ya vacías. El personal tenía un calor de cojones; había pagado una fortuna para ver a un tipo huir del toro y asaetearlo alevemente; y, además, estaban mamados. Aquello no podía salir bien.
Márquez, dicen, estuvo cojonudo con el cuarto. Pero al público le dio igual. Rayito también cumplió. No obstante, la gente quería que saliera el sexto, a ver si el señor Galáctico destapaba de una puta vez ese tarro de las esencias que dicen que tienen los toreros artistas.
Para colmo, el toro que le salió a Cagancho no era un toro, sino un oso Kodiak bien alimentado. En la suerte de varas, mató a varios caballos (entonces los caballos de picar no llevaban peto). Todo el mundo en la arena se puso nervioso. Los subalternos toreaban a siete kilómetros de los cuernos, Márquez hizo un quite desde su casa, los picadores se hacían caquita cuando el morlaco todavía estaba a diez metros de ellos, y los banderilleros no banderillearon tirando los garapullos como dardos porque no les dejaron.
Cagancho, al parecer, estaba preparado para situaciones así. En la faena propiamente dicha, sacó una muleta descomunal y comenzó a torear con el pico de la tela, manteniendo por lo tanto al toro en otra galaxia. No contento con eso, en uno de los pases, mientras el toro estaba a su lado, le largó un espadazo en el vientre, y luego otro. El toro, claro, se cabreó más de lo que ya de por sí se cabrea un toro cuando lo lidian. Lo miró mal, así que el torero tiró los trastos y repitió la suerte del tercer toro: a toda hostia hacia la barrera. Y, una vez dentro, como el toro se le acercase, ¡le pinchó de nuevo!
El tercer aviso, signo de que el toro es devuelto al corral porque el torero es incapaz de matarlo, sonó mientras Cagancho seguía intentando matar al animal sin salir de la barrera. Lo hacía pinchándole en los costados, en los brazuelos, en cualquier lugar menos allí donde ha de hacerse según marca el arte de Cúchares. Aquellos de los subalternos que se atrevían a saltar a la arena lo hacían con sus espadas debajo de las muletas, se acercaban al toro y le pinchaban también alevosamente, en cualquier parte. A aquel toro no lo mataron. Lo asesinaron.
Estaba el toro vivo, y el ruedo ya comenzaba a llenarse de espectadores que, sudorosos, cabreados y borrachos, habían saltado a la arena con la nada serena intención de saltarle los empastes a hostias al torero gitano.
La guardia civil es mucha guardia civil. Pero una turba enfervorizada puede con todo. Son más y, una vez que el ser humano llega a ese punto en que todo le importa un huevo, no hay argumento que les frene. Las gentes comenzaron a perseguir a Cagancho, el cual intentó, con la espada en la mano, salir de najas de la plaza. Un espectador le agarró del cuello y, arrojándole en dirección contraria, le gritó.
‑¡Al toro, coño! ¡Cobarde!
Otro le arreó una hostia en pleno carrillo. Y allí estaba Cagancho, en medio de un ruedo lleno de gente que le rodeaba para darle una paliza; ruedo en el que todavía había un toro vivo, sangrando por sus mil heridas, soltando tornillazos y llevándose a la gente por delante.
Entonces cargó el ejército, concretamente un destacamento de Caballería que se encontraba allí reforzando a la guardia civil. A caballo y en plan cabrón, consiguieron convencer al público de que se tranquilizase un poco. No sin esfuerzo, despejaron el anillo. Ocho guardias civiles rodearon a Cagancho y lo sacaron de la plaza, entre una lluvia de todo tipo de objetos y fluidos corporales humanos, preferentemente faríngeos, epigástricos y nasales.
El fracaso de Cagancho en Almagro es, efectivamente, la bronca más gorda ocurrida jamás en un espectáculo público en España. La marcha del diestro fue seguida de disturbios en los alrededores de la plaza en los cuales las fuerzas del orden tuvieron que cargar a caballo con una virulencia que ríete tú de los pipiolos antisistema. Almagro aquella tarde fue una batalla campal. Tan, tan fuerte, que quedó en la memoria de los españoles, para los cuales, aún sin haber estado allí, aún sin haberlo vivido, «quedar como Cagancho en Almagro» se les grabó en la memoria como el símbolo de, que diría Barrancas, un fracaso absoluto.
Los testimonios que he podido leer describen a un Cagancho todavía vestido de plata refugiado en el salón de actos del Ayuntamiento de Almagro, custodiado por la guardia civil para que el personal que estaba en la calle no lo matase, fumando indolentemente y como resignado. Así es la vida. Yo quería quedar bien, pero lo que no pue zé, no pue zé. Uno de sus subalternos se queja a la guardia civil.
-¿A usted le parece lógico que a éste [Cagancho] lo quieran meter en la cárcel por no haber matado un toro y a nosotros nos quieran hacer lo mismo por matarlo?
Debían de ser toda una pandilla de cráneos previlegiados.
¡Brillante, Maestro! ¡Olé1
ResponderBorraralgo así parecido ha quedado el delegado de f.a.t.o. málaga en loja hace unos dias, jeje.
BorrarFenomenal..Presi...
BorrarQuise decir ¡Olé!
ResponderBorrarNo dejo de sorprenderme cada vez que leo algo nuevo... ¡Genial!
ResponderBorrar"Con ese sexto sentido que da el portar tricornio, ya se había dado cuenta de que aquella tarde se iba a ganar el sueldo".
ResponderBorrarGenial.
Por otro lado, yo asistí a una corrida similar en Oviedo (plaza de mínima categoría) donde los grandes toreros no arriesgan, hacen caja, los toros son flojos, la gente no sabe, y sólo cuando ven asomar la punta del estoque por el costado se dan cuenta que a ese toro no lo matan,lo asesinan. Y entonces vuelan almohadillas y cagamentos. Cuánto ha evolucionado este país. ¿O será que el sol no castiga tanto en el norte de las Españas?
Hay algo que siempre he oído contar a mi abuelo aunque no sé cuánto hay de cierto. Ya sé que los que os dedicáis al estudio serio de la Historias comprobáis las fuentes pero la mía, lamentablemente, está bajo tierra hace once años. Bueno, el caso es que el apodo de "cagancho" le venía a este señor de familia porque su padre o su abuelo eran lañadores. Los lañadores se dedicaban a ir por las calles ofertando arreglar platos, vasijas, fuentes... Ponína unos ganchos de metal, como las grapas actuales, al plato o la fuente de loza que se hubiera roto. Y este señor iba gritando por las calles: ¡A real ca' gancho!
ResponderBorrarInsisto, radio abuelo.
Besos
Chiki
👍
BorrarMe alegro de haber continuado leyendo estos comentarios, a partir de la estupenda informacion tan espléndida, sobre aquella especial tarde tarde taurina, protagonizada por el famoso “cagancho”. Hago esta declaración, por la satisfacción de haberme podido enterar también y, como colofón sobre esta materia, del origen que dio el apodo a Cangancho. Que si no fuese realmente este, bien pudo serlo. Esto me recuerda una frase de mi abuela materna, la cual mantengo y utilizo con cierto placer “pudo ser verdad y no haber pasado”. Gracias a ambos paladines por divulgar estos conocimientos que forman parte de esta otra parte nuestra historia de España, enriqueciéndola dando popularidad a estos hechos tan extraordinarios que marcaron su época.
BorrarNo se que tiene este blog que casi siempre me alegra el día.
ResponderBorrarUn saludo desde el Zoo de Bangkok, donde se espera con impaciencia a vuestro elefante, pero no como a Cagancho.
Y lo de "se llenó hasta la bola" de donde vendrá.
Saludos
La bola de lo alto del mástil de la bandera o de los mástiles de los antiguos veleros
BorrarNo tiene nada que ver "se llenó hasta la bandera" con "se la metió hasta la bola". Lo primero expresa el lleno total del aforo en un recinto dedicado a un expectáculo público en cuyo cénit ondean las banderas del lugar.
BorrarEl segundo se refiere a la bola de la empuñadura del estoque, señal de que, si la estocada llegó hasta ahí, el torero arriesgó su vida en el último lance.
las cupulas, torres, mastiles, hastas y sitios altos se remataban con una bola para que sea mas estetico o a modo de pararayos, supongo, y de ahi la expresion. Indica que el lleno es absoluto, claro, por que la gente ha ocupado hasta donde solo se llega trepando
Borrar"Los lañadores se dedicaban a ir por las calles ofertando arreglar platos, vasijas, fuentes... Ponína unos ganchos de metal, como las grapas actuales,"
ResponderBorrarEn la película china de Zhang Yimou "El camino a casa" se ve con detalle el proceso.
He caído por aquí al buscar "cagancho" en Google. Sinceramente, me he llevado una muy agradable sorpresa. Yo soy de Almagro (obvio que no viví aquél episodio)y, por lo que yo he oído, los disturbios acabaron con la quema de la plaza de toros por parte del gentío, ya que esta era de madera.
ResponderBorrarOs recomiendo enconadamente Almagro como destino turístico. Objetivamente es un sitio precioso y, además, ya no se intenta linchar a nadie.
Un saludo.
PD:por cierto, ahora la plaza de toros es de ladrillo y cemento armado.
¡Qué delicia de lectura!
ResponderBorrarHemos hecho un enlace a este post aquí:
http://www.tauromaquias.com/2008/12/los-100-aos-de-vicente-barrera.html
Y estamos seriamente tentados en reproducirlo.
Gratos saludos
Vladimir, todo lo que quiere este blog es entretener y difundir el conocimiento. Así pues, si citas la fuente, puedes reproducir el texto sin problema (salvo que cobres por ello, claro).
ResponderBorrarY que viva el Perú, carajo.
Magnífica entrada.
ResponderBorrarIlustrativa y descojonante.
Enhorabuena.
Una entrada estupenda.
ResponderBorrarCon tu permiso la voy a enlazar en mi blog.
Gracias y un saludo.
está claro que "lo que no pue zé, no pue zé"... coño, y no hay má que hablá jajajajajaja pobre hombre.
ResponderBorrarestá claro que "lo que no pue zé, no pue zé"... coño, y no hay má que hablá jajajajajaja pobre hombre.
ResponderBorrarUna compañera de trabajo hizo el otro día este comentario: " y claro con lo que dijo Angel me hizo quedar como Cagancho delante de...", me hizo mucha gracia la expresión.
ResponderBorrarHoy casualmente me he enterado de que fue un torero que en 1927 toreó en el Plar, según dice el articulo, fatal. Buscando información de Cagancho he llegado a esta página y me ha encantado descubrir de donde venía la expresion que uso mi compañera. Mañana la llamo y se lo cuento que no se si ella lo sabrá.
Gracias por ilustrarme.
Por cierto conozco Almagro y sí, merece la pena visitarlo
Vale, muy bien, pero lo de "placita de mierda" te lo podrías haber ahorrado y habrías quedado bastante mejor con la explicación, sobretodo sabiendo que esto lo puede leer todo el mundo y por lo tanto también gente de ALMAGRO que quizá se pueda sentir ofendida por tu comentario despectivo (de mierda).Lo pienses o no, es ofensivo.
ResponderBorrarCreo que es evidente que el autor recrea el ambiente de la plaza y los pensamientos que debía tener ese público impaciente al ver que no llegaba a Almagro.
BorrarOle, ole y ole!!!
ResponderBorrarCada vez que releo la entrada se me saltan las lágrimas de la risa. ¡Estupenda!. Ahora, con esta ilustración, entiendo mejor a quienes aplican el dicho a algunos políticos españoles actuales. Un saludo desde Portugalete y enhorabuena.
ResponderBorrarCagancho, un torero, zapatero un presidente, vidas paralelas, plutarco.
ResponderBorrarLo de "pequeño pueblo" y "plaza de mierda" te sobra en el articulo,que por cierto es fantastico,rico en expresiones afotunadas,ligero,entretenido,una lectura amena,vamos tiene de todo para pasar un buen rato,salvo las dos expresiones que te anoto al principio.Por lo demás,compruebo que algunos de los intervinientes conocen Almagro y por sus comentarios han quedado sorprendidos por el tipo de "ciudad" que no pueblo que es,lo que afianza mi primer comentario.Saludos y gracias por hacernos pasar unos momentos agradables con tu lectura.
ResponderBorrarlo q no cuentas es q despues de todo lo que paso, al final, la plaza de toros la incendiaron, y que al ser 26 de agosto, era la feria en la cual abía numerosos puestos de productos de todo tipo en los alrededores, q fueron tirados y saqueados por la gente cuando pasaban x alli corriendo como alma que lleva el diablo xq pensaban q los toros habian salido de la plaza de toros e iban en direccion a la plaza mayor debido al incendio (esa era la creencia) pero los toros salieron al campo libremente y no paso nada. supongo q lo de "plaza de mierda" y "pequeño pueblo" supongo que lo pensaria el torero, no quien ha escrito el post. felicidades por el blog.
ResponderBorraralfredo lopez: segun un descendiente de cagancho que vive en sevilla y es muy amigo mio, el nombre de caagancho viene de que su paxdre cuando pequeño, se dedicaba a hacer esos ganchos que usan los carniceros para colgar la carne.y luego iba a la plaza de abastos de triana y pregonaba la mercaancia diciendo, mas bien gritando."ca gancho un real" y de ahi viene el mote de CAGANCHO.
ResponderBorrarCojonuda la historia de Cagancho en Almagro.Hacía tiempo que no me reía tan a gusto.he buscado esta frase ya conocida y no sabía de qué iba y mira que delicia,muchas gracias.
ResponderBorrarDe entrada,magistral descripción de un suceso muy nuestro,histórico y social que dá adjetivo a una mas de nuestras mas típicas y castizas expresiones de dichos y diretes tan hispanos y de connotaciones taurómacas, como proverbios tiene el refranero español.
ResponderBorrarMis felicitaciones, me quito el sombrero.
No obstante a los discrepantes de esos dos apuntes desafortunados de "placita de m....", "pequeño p...." tengo que decirles que no tienen porqué sentirse ofendidos, pues creo que el autor emplea esos calificativos en pro de un mayor lirismo típico y tópico de una ciudad y su plaza de toros que no es desde luego Las Ventas de Madrid, y que en la narrativa de la historia le dá un encanto de especial idiosincrasia española.
No creo por tanto en una intención de ofensa alguna por parte del autor.
No sean tan susceptibles, en todos los pueblos de España, en todas las épocas se han producido todo tipo de esperpentos patrios.
Saludos...---
De entrada,magistral descripción de un suceso muy nuestro,histórico y social que dá adjetivo a una mas de nuestras mas típicas y castizas expresiones de dichos y diretes tan hispanos y de connotaciones taurómacas, como proverbios tiene el refranero español.
ResponderBorrarMis felicitaciones, me quito el sombrero.
No obstante a los discrepantes de esos dos apuntes desafortunados de "placita de m....", "pequeño p...." tengo que decirles que no tienen porqué sentirse ofendidos, pues creo que el autor emplea esos calificativos en pro de un mayor lirismo típico y tópico de una ciudad y su plaza de toros que no es desde luego Las Ventas de Madrid, y que en la narrativa de la historia le dá un encanto de especial idiosincrasia española.
No creo por tanto en una intención de ofensa alguna por parte del autor.
No sean tan susceptibles, en todos los pueblos de España, en todas las épocas se han producido todo tipo de esperpentos patrios.
Saludos...---
Eso es cultura si señor
BorrarDe entrada,magistral descripción de un suceso muy nuestro,histórico y social que dá adjetivo a una mas de nuestras mas típicas y castizas expresiones de dichos y diretes tan hispanos y de connotaciones taurómacas, como proverbios tiene el refranero español.
ResponderBorrarMis felicitaciones, me quito el sombrero.
No obstante a los discrepantes de esos dos apuntes desafortunados de "placita de m....", "pequeño p...." tengo que decirles que no tienen porqué sentirse ofendidos, pues creo que el autor emplea esos calificativos en pro de un mayor lirismo típico y tópico de una ciudad y su plaza de toros que no es desde luego Las Ventas de Madrid, y que en la narrativa de la historia le dá un encanto de especial idiosincrasia española.
No creo por tanto en una intención de ofensa alguna por parte del autor.
No sean tan susceptibles, en todos los pueblos de España, en todas las épocas se han producido todo tipo de esperpentos patrios.
Saludos...---
twitter@FranMacor
ResponderBorrarHacía timpo que no me reía tanto. Estilo resuelto, con gracejo a espuertas. Independientemente de la referencia histórica -sin entrar en matices fuera de lugar-, lo mejor sin duda la autenticidad de su autor. Pintor de hiperealismo pintoresco. Me interesa conocer si tiene escritas otras crónicas tan sabrosas. Fran
Como bien lo han dicho los demas: ¡Olé!
ResponderBorrarHoy estuve en Almagro y el guía nos contó la historia de Cagancho, con la misma gracia que está escrito tu post. Hasta estoy pensando si seréis la misma persona!.
ResponderBorrarY queriendo ampliar información he caído en tu blog que me ha encantado y además has hecho que el día tan estupendo que hemos pasado lo hayas rematado con las risas que me he echado leyéndote.
Que me quedo por aquí de seguidora.
Enhorabuena
Sandra
Se me ha ocurrido buscar hoy esta expresión tan popular y me he llevado una agradable sorpresa.Bien contada y documentada, muy entretenida.Mis felicitaciones.
ResponderBorrarFantasticamente bien escrito. Gracias por este buen rato!!
ResponderBorrar¡Brillante crónica!, que ghace que alguien se ría aun sin entender mucho de toros y siendo antitaurino. Enhorabuena al cronista
ResponderBorrar¡Brillante crónica, que hace que alguien se ría, aun sin entender mucho de toros y siendo antitaurino!. ¡Bravo maestro!, o sea, ¡bravo cronista!
ResponderBorrarTe he descubierto por el foro de la Guerra Civil, he comprobado que tienes una habilidad innata para expresar tus opiniones con una claridad meridiana, pero lo de este blog es de nota, eres un puto genio. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un relato. No se si tu nombre real será Juan, no obstante te felicito por tener una pluma tan bien afilada. Un saludo.
ResponderBorrarNo te quejaras del "jabón" que te he dado.
Es un relato histórico muy rico comparto opinión con los que los expresan.
BorrarBuenísimo. Qué buen rato he pasado leyendo esto. Sabía el follón que se produjo, pero no con tal despliegue de detalles...
ResponderBorrar¡Enhorabuena!
Federico Jiménez Losantos usa mucho esta expresión para calificar la actuación de Rajoy al frente del gobierno. Todos los días encuentra una razón para decir que quedó como Cagancho en Almagro, y hoy me decidí a buscar el origen de la frase. Con tan prolija y simpática explicación como la que das, quedo servida. Gracias!
ResponderBorrardonde está tu madre, pa darle un premio?????
ResponderBorrarMonumental la pluma....
desternillante el hecho....
Grande la historia de españa.....
conocía la historia pero con otro final: la gente terminó prendiendo fuego a la plaza ¿es eso cierto?
ResponderBorrarYo habia oido que los de Almagro quemaron la plaza y que al año siguiente volvio Cagancho y tanto se esmero en su faena que agradecidos y otra vez fervorosos los de Almagro volvieron a quemar la plaza.
ResponderBorrarQuedar como Cagancho en Almagro... o como Rafael de Paula en el Parador de Ronda, ¡que tiene tela!
ResponderBorrarComo almagreño y de familia muy, muy aficionada a los toros, recuerdo a mis padres contarme esta historia que se ha quedado como referencia de lo que no se debe hacer. Por cierto visite Almagro y vera que no es un pueblo sino una ciudad cargada de historia.
ResponderBorrarHermoso relato. Con gracia y astucia me ubicó en el lugar y me permitió vivenciar el momento. Gracias.
ResponderBorrarMe ha encantado el relato, no obstante hace unos meses, durante una visita guiada al precioso Almagro el guía nos la contó pero un poco diferente.
ResponderBorrarNos decía que al salir del chiquero, el toro tenía tal cornamenta que se había enganchado en los laterales de la puerta , como no salía y el comentario de que era un toro descomunal se había extendido por la plaza, el pobre Cagancho cada vez mas aterrorizado salió huyendo y toda la gente detrás.
Nos lo contaba con tal pasión, que parecía que lo estuviera viviendo, en fín....que me encantó !!
Y sinceramente, Almagro se merece una visita porque es precioso, y se come de maravilla. Lo recomiendo.
Me ha encantado la historia!!! FAN
ResponderBorrarPues yo he llegado a esta página por casualidad porque estaba buscando google quien fue Cagancho. El nombre me sonaba, pero la verdad es que no sabía muy bien si era "Cagancho" o "Cagoncho". Además de despejar mi duda, he disfrutado mucho con esta historia, ya que soy aficionada taurina.
ResponderBorrarCreo estar con todos en que semejante anécdota solo podría ocurrir en nuestro país...
ResponderBorrar¡¡Que viva España!!...y los españolitos
El suceso está muy bien narrado y con gran salero, me ha encantado leerlo.
ResponderBorrarCreo que pocas veces me he reido tanto leyendo un pasaje de ningún libro como este de Cagancho en Almagro. Absolutamente genial.
ResponderBorrarSi la asignatura de HISTORIA nos la hubieran contado con la gracia y el ingenio soberbio del autor de ese blog, en España tendríamos miles o millones de historiadores, que habríamos quedado seducidos, más que por la materia en sí, por la forma en que se cuenta, al más puro estilo de algunos de los pasajes más memorables y divertidos del mismo Quijote.
¡Ehnorabuena, amigo!
Vicente.
Genial. Como que hubiese estado allí. Lo de los comentarios del pueblo y la plaza, no creo que tengan importancia, ni se hayan dicho en sentido despectivo. Yo lo he entendido como pensamiento del Gran Cagancho. Yo he estado en Almagro y tengo que decir que me encantò.
ResponderBorrar¡Me he partido varias veces de risa a lágrima viva!
ResponderBorrarUn ¡olé! a quien escribio esto.
Sólo una puntualización: si no estoy mal informada, la palabra "ostia" se escribe sin "h" cuando significa "golpe".
¡Enhorabuena al autor de esta maravilla de descripción!
Ostia es la playa de Roma. Las que no llevan h son las ostras (como las de Pedrín).
BorrarEnorme!!!! Jajaja
ResponderBorrarLo de Cagancho, vale; pero lo del registro literario... "¡Como Francisca Puertas!"
ResponderBorrarMagistral e impagable cronica!
ResponderBorrarNo entie
ndo (por muy afamado que fuera el maestro) no le propinara la Benemerita una buena somanta de hostias.
Muy agradecido.
Magistral e impagable cronica!
ResponderBorrarNo entie
ndo (por muy afamado que fuera el maestro) no le propinara la Benemerita una buena somanta de hostias.
Muy agradecido.
Un detalle. Apartir de entonces Cagancho tuvo prohibido pasar en sus viajes por la provincia de Cuidad Real.
ResponderBorrarEsta frase seguirá viva siempre gracias a la terna de políticos que pueblan nuesta piel de toro y sobre todo al recuerdo por parte de Cayo a referencia del ministro de haciena....ahora bién....Cagancho se llevó lo suyo ...igual que estos ....pero esta vez ....de otra forma mucho mas generosa , así también yo salgo de la crisis , veo la luz , no al final del tunel , sino en todas las estncias .....DEBERÍA HABER ESTUDIADO...MIL MANERAS DE MENTIR......
ResponderBorrarsimplemente genial,digno de las dos orejas y el rabo de cagancho
ResponderBorrarMuchas gracias por el post. Soy bisnieto de Juan Ayuso y me ha hecho especial ilusión leer en este blog una historia que me ha contado mi madre de su abuelo Juan, que término siendo capitán de la guardia civil muy querido y que le hizo con el tiempo merecedor del título de hijo adoptivo de Almagro. Gracias!
ResponderBorrarGracias por el excelente post! Soy bisnieto de Juan Ayuso, el teniente de la guardia civil que trato de poner orden en la plaza. Me hecho mucha ilusión leer sobre la historia de la que me ha hablado mi madre. Mi bisabuelo Juan, con los años, se jubiló como capitán de la Guardia Civil y le concedieron el título de hijo honorífico de Almagro; supongo que esta hazaña contribuyó a ganarse el cariño y el respeto de Almagro. Gracias!
ResponderBorrarEsta frase es extraordinaria:
ResponderBorrar"Con ese sexto sentido que da el portar tricornio, ya se había dado cuenta de que aquella tarde se iba a ganar el sueldo."
Digna del mejor articulista actual. Absolutamente fantástica. Solo por ella merece la pena leer el post, que en cualquier caso es muy bueno.
A mí me ha gustado más la de Chiquito. Sí, la de una mala tarde la tiene cualquiera...
BorrarSoy norteamericano y conozco el nombre Cagancho de las obras de Miguel Delibes, siempre en contexto positivo. Por ejemplo, el protagonista, Lorenzo, al ganar el premio en una competicion ("Diario de un cazador" pp 205-206) recibe "una ovacion que ni Cagancho." Esto me hizo pensar que Cagancho habia sido un heroe. Una pregunta, pues: Se conoce la expresion "que ni Cagancho" como la usa Delibes?
ResponderBorrarEn mi opinión, la expresión que está consolidada en el habla (aunque se está perdiendo) es la negativa que se comenta en este post: quedar como Cagancho en Almagro.
BorrarAhora bien, Cagancho, en su época, fue un torero reputadísimo, como Curro Romero en tiempos más modernos. Esto quiere decir que también tuvo sonoros triunfos y que no es anormal que el personaje de una novela utilice una expresión como la que citas, que hoy vendría a ser algo así como «recibí una ovación que ni Cristiano Ronaldo». No es una frase hecha, pero cualquiera que la oiga la entiende.
Curro Romero también ha salido corriendo del ruedo huyendo del toro como Cagancho en Almagro (que lo he visto yo con mis propios ojos). Sí, ya era algo mayor, pero lo cierto es que así fue.
BorrarQue buena historia, realmente buscando algo sobre Cagancho vine a encontrarme con esta joya del relato y con mucho humor. Que raro comportamiento de este torero, quizás se paso de copas antes de la corrida. Hoy nos da risa, pero en ese momento la gente de Almagro la deben haber pasado mal con tal disturbio. Gracias, guardare esto en mis favoritos.
ResponderBorrarPues Fedeguico (JL) afirmó un día que la actuación de Cagancho fue tal que el público prendió fuego a la plaza con el fatídico resultado de dos muertos. No sé de dónde lo habrá sacado...
ResponderBorrar"el toro soltando tornillazos y llevándose gente por delante", me meaba de la risa! jajaj Muy bueno el post
ResponderBorrarEsa expresión la usa frecuentemente JHK en su blog "El lado cómico de la ....."; hoy quise ver su significado, y además de reirme un buen rato, comprobé que JHK la aplica perfectamente. Muchas gracias!
ResponderBorrarMuy bien relatado y escrito pero sobran algunos tacos que no vienen a cuento
ResponderBorrarTodo muy exagerado. Este comentario está plagado de errores.
ResponderBorrarCráneo privilegiado.
ResponderBorrarAcabo de reírme mucho. Había en mi pueblo, en Asturias, uno al que llamaban Chancho, y hasta ahora no se nos había ocurrido preguntarnos de dónde vendría aquél nombre. Ni siquiera sé si seguirá vivo...
ResponderBorrar¿así está quedando josé gabriel lama feijóo?
ResponderBorrar